En el día de ayer, San Cristóbal FC jugó un amistoso de preparación para el inicio de un nuevo torneo. Como ya se sabía, el equipo buscaba cambiar de campeonato debido a las dificultades que acarreaba jugar en Benavídez. Así, se consiguió la posibilidad de entrar en un torneo organizado por "Torneos del Bajo", el cual se disputa en la sede de la UTN en el Bajo Flores (sito en Autopista Dellepiane y Mozart, dos cuadras para dentro, detrás de la cancha de Sportivo Español) o en la sede de "Vialidad" en Ezeiza.
Con motivo de que los organizadores conocieran al equipo, es que se pactó un amistoso de prueba frente a un equipo que desconocemos el nombre, pero que mostró un buen juego colectivo. El resultado marcó un 2-1 a favor del rival que no refleja lo sucedido en cancha. El partido fue muy parejo, con lapsos de partido para cada equipo, y en el que a San Cristóbal no se le cobró dos clarísimos penales, sumado a una jugada que la pelota traspasó la línea de gol pero el tanto no fue cobrado. El final del primer tiempo se fue con un 2-0 injusto para el rival (fue la parte en la que no cobraron los citados penales) y en la parte final, el albiverde pudo descontar gracias a un, ahora sí, bien cobrado penal que ejecutó Nicolás Zavadil, fuerte y cruzado, al palo derecho del arquero, quien voló para el otro palo.
A pesar de la derrota, el equipo hizo buena letra (en otras palabras, cumplió el objetivo de que los organizadores confíen en la responsabilidad de SCFC) y mostró un buen desempeño en líneas generales.
ALINEACIÓN:
1- Nicolás Espiñeira
--------------------
17- Andrés Lence
19- Gabriel Esplugas
16- Mauro Vázquez
18- Jorge Romero
--------------------
20- Luciano Banegas
8- Ignacio Zumbo
5- Jerónimo Jakob (C)
14- Federico Sampayo
--------------------
7- Nicolás Rameri
9- Nicolás Zavadil
En el complemento, ingresaron Diego Nartallo y Pablo, amigo de Nachito Zumbo (no específicamos por quién porque, como era un amistoso, se permitió que los salientes volviesen a ingresar, asi que hubo un ida y vuelta constamente en esa segunda parte).
PRÓXIMO TORNEO
------------ LO QUE EL FINDE NOS DEJÓ -------------
El 0-4 frente a Oeste FC dejó dos perlitas para nuestro regocijo:
1) Cuando el 9 definió mano a mano en el segundo gol, Giampol, Neme y Serpentor se esmeraron: "Cissé es un arquero 2-D, es gigante pero cuando el otro pateó era finito y plano..."
2) Terminado el encuentro, tras el decepcionante papel del equipo, Nacho Zavadil le puso color a su pensamiento: "Lo que pasó es los otros, cuando le pegaban, hacían 'ploc' [gesto de impacto seco de la pelota contra su mano] y, cuando lo hacíamos nosotros, hacía 'pif' [gesto de que le erraban]". Sublime. La más cruda realidad.
3) ¿Querían más realidad? Luego de que 2 de los 4 goles del rival los marcase un 9 grandote, torpe y lento, Sampex estalló: "¡NO NOS PUEDE HACER 2 GOLES UN TIPO QUE PESA 120 KILOS!". Tenía razón. Era un armario al que le faltaban 22 cromosomas...Así y todo, nos dejó en ridículo. Prefiero que venga el niño que nos embocó una vez en el Cirse...
1) Cuando el 9 definió mano a mano en el segundo gol, Giampol, Neme y Serpentor se esmeraron: "Cissé es un arquero 2-D, es gigante pero cuando el otro pateó era finito y plano..."
2) Terminado el encuentro, tras el decepcionante papel del equipo, Nacho Zavadil le puso color a su pensamiento: "Lo que pasó es los otros, cuando le pegaban, hacían 'ploc' [gesto de impacto seco de la pelota contra su mano] y, cuando lo hacíamos nosotros, hacía 'pif' [gesto de que le erraban]". Sublime. La más cruda realidad.
3) ¿Querían más realidad? Luego de que 2 de los 4 goles del rival los marcase un 9 grandote, torpe y lento, Sampex estalló: "¡NO NOS PUEDE HACER 2 GOLES UN TIPO QUE PESA 120 KILOS!". Tenía razón. Era un armario al que le faltaban 22 cromosomas...Así y todo, nos dejó en ridículo. Prefiero que venga el niño que nos embocó una vez en el Cirse...
martes, 22 de junio de 2010
miércoles, 9 de junio de 2010
EL RINCONCITO DEL CHINO: "La fórmula de San Cristóbal: jugar como nunca, perder como siempre" (Fecha 8)
Niupi me cae decididamente mal. No por su nombre, que me remonta a esas tardes de colegio primario en las que miraba los "Supercampeones" en la casa de mi abuela entre chocolatada y galletitas. Esas tardes eran maravillosas y son imborrables. Niupi me cae mal porque hay algo en esos 11 pibes que no tolero. No se si son sus caras de adolescentes maduros, no se si es porque juegan bien, incluso mucho mejor de lo que lo hacíamos nosotros a esa edad; no se si es porque siempre tenemos los argumentos para afirmar a rajatabla que nosotros somos mejores que ellos y no lo pudimos plasmar en la cancha... no se que será. Pero puedo afirmar que ya los odio. Encima son mansitos. Les pegas y reaccionan pero hasta ahí nomás. En el fondo uno sabe que no hay peligro de que se pudra todo y salgas seriamente lastimado; sabes que si hay una gresca termina rápido y no pasa nada. Quizás el motivo de mi odio sea la seguridad que tienen para jugar, ese aplomo que muestran a pesar de que saben que tienen un partido jodido, incluso cuando arrancan el segundo tiempo perdiendo e igual siguen serenos, sin putearse, sin golpear, tratando de hacer lo mismo que intentaron desde el primer minuto. Yo creo que esa madurez a tan corta edad es lo que en el fondo me termina rompiendo las pelotas. Porque el otro día, el partido se dio a pedir de San Cristóbal. De movida la cosa se planteaba ideal porque estábamos todos: del rejunte impresentable del 0-5 de la rueda anterior no quedaban ni las migas. Ahora en el fondo estaban Nico Sergi y Mauro; arriba teníamos a Nico Z y a Nico R, (más Sergio en el banco), en el medio Nachito, Nacho Z, Pablito, y hasta tanto equipo sobraba que Giampol fue al doble 5 y nos guardamos a Fede para que en el segundo tiempo explote su velocidad en las salidas por izquierda. "Uhh, hoy a estos se la vamos a hacer comer", dije al aire mientras me cambiaba, con un entusiasmo real aunque desmedido, al ver los nombres de nuestra escuadra. Pero no hubo caso. La misma historia de siempre: Un tiempo bien, un tiempo mal.
Mirando el partido a la distancia, luego de hacer 2 días de digestión del amargo resultado, pareciera que a San Cristóbal el marcador que mejor le cae es el cero a cero. En ese primer tiempo, que fue de 40 minutos de lucha y marcador cerrado, el equipo hizo un partido excelente. Ordenado, áspero en todas sus líneas, sin putearse, y buscando el arco rival por las bandas, controló el juego y casi no pasó sobresaltos. Los pibitos de Niupi estaban nerviosos. "Dale che, tirala larga por la punta de una vez", le recriminaba el 7, un delantero morrudo y veloz al que tenía que marcar y al que por suerte casi nunca le llegó la pelota. En otra jugada, harto de ver perder a sus compañeros contra los pac-man del medio de San Cristóbal, el 7 arrancó con un "¡toquen de primera así salimos rápido, estamos todo el tiempo en nuestro campo!". Ahí sentí que era nuestra tarde. Estaban nerviosos, no les salía nada y el albiverde estaba ordenado y tranquilo como nunca. Las únicas jugadas de riesgo que tuvieron fueron un remate cruzado que salió desviado y un jugada para el infarto, en lo que fue la vuelta de las legendarias intervenciones del regresado portero Cissé "La Flaca" Espiñeira: luego de un remate al borde del área que amortiguó el golero, la bocha siguió viaje hacia la red y, en la única jugada que ameritó mi estadía en el campo de juego, alcancé a rechazarla al lateral cuando el gol rival se nos venía encima. Eso fue todo en el primer tiempo. No sufrimos demasiado, jugamos bien, nos falto "punch" arriba pero teníamos a Sergio en el banco y estábamos con fe de que con un gol el partido era nuestro.
"Que pique metiste Nacho eh", le dijo Giampol al lungo Zavadil en el entretiempo. "Si boludo, casi fue gol esa corrida, lástima que no llegó nadie para empujarla", le dije felicitándolo. Había sido una jugada del carajo. Nacho corrió casi 40 metros con pelota dominada, eliminó a un par de rivales y mandó el centro desde el borde izquierdo del área pero nadie pudo conectarla, en lo que habría sido un gol de antología. "Ja, si, fue un pique tremendo, me fundió esa corrida", dijo el flaco tomando aire. "Si estas fundido salí eh", le dijo Cissé, sentado a su lado. "No, no, estoy bien, solo me ahogó un poco ese pique", contestó el 11. "Che, ¿quién sale, alguno está cansado?", preguntó Nico Z. "Y que salga Nacho si esta fundido", dijo Cissé en una frase que, conociendo las respuestas del Zavadil del medio, se sabía peligrosa. "¿Pero quién te dijo que estoy fundido? ¡Me cansó ese pique pero estoy bien!", dijo el volante con la vena hinchada y el ceño fruncido. "Bueno boludo, recién dijiste que te fundió el último pique". Y ahí nomás empezó el flaco, con la vena a punto de estallar, a hacerle saber al mundo que estaba fresco como una lechuguita: "Yo no estoy para salir, si queres salgo, pero estoy bien, me canse en la última jugada, nada mas, ahora, si queres decir que estoy fundido, bueno, decilo, habla por mí, total..." y ahí nomás se entraron a cagar todos de risa y Nico Z volvió a interrumpir, ya decididamente fastidioso, para ver quién salía: "El Chino o Neme, así entra Fede", dijo sin vueltas. Yo lo miré a "O Rey Do Cabarulo" y le pregunté cómo estaba. Se lo notaba un tanto triste. Pasa que el querido Nemualdo anda a los saltos por una mujer que lo tiene mal. Es verdad que hasta los más putañeros, esos solteros por vocación y convicción, alguna vez terminan con el corazón hecho girones por un par de ojos verdes. "¿Querés salir, estas bien?" fue mi frase inicial. Neme me contestó con voz baja y mirando el piso. "Si, estoy bien... que se yo, si queres salgo... pasa que si salgo me pongo a pensar boludeces", me dijo y me enterneció. Que él me diga algo así, que un tipo que me acostumbró a escuchar sus hazañas con las mas variadas "chicas del rubro" me hable como un pollito mojado, era algo serio. "Deja, salgo yo, anda a jugar y olvidate otro rato", le respondí. Y ahí nomás me acomodé en la silla plegable que oficiaba de banco de suplentes para ver el segundo tiempo.
La complementaria arrancó de la mejor manera. San Cristóbal iba para adelante y le llegaba con facilidad a Niupi. Primero se lo perdió Nico Z en un mano a mano que tapó bien el portero, después Nacho Z reventó el travesaño con un cabezazo dentro del área, hasta que en una gran jugada del once albiverde llego el gol. Luego de un tiro libre a nuestro favor que Nico Sergi mandó larga para Nacho, llegó la gran corrida del Flaco que, entrando al área, definió al segundo palo, abriendo el pie y colocándola pegadita al poste. Cuando vi que la pelota hizo cuna en el fondo de la red pegué un salto de un metro y medio con los puños apretados y la boca llena gol. Lo grité con furia por el rival, porque lo merecíamos y porque hace varias fechas que no tenemos una alegría. "¡Bien flaco, golazo, seguí así que estas fundido!", le grité desde la otra punta de la cancha. El 1 a 0 parecía que iba inclinar las cosas a nuestro favor.... Parecía.
Como decía anteriormente, el mejor resultado para San Cristóbal parece ser el 0 a 0. El primer tiempo fue excelente (aunque sin goles a favor). Los primeros 10 minutos del segundo también, pero ni bien conseguimos el gol todo se derrumbó. Fue como si lo único que motivaba al equipo a ser ordenados, serenos e inteligentes, era conseguir ese maldito gol. Luego de eso el partido (y el resultado) fue una roca gigante en la espalda de cada uno de los 11 de camiseta blanca. La defensa se desordenó, el mediocampo empezó a perder a sus rivales y arriba seguimos perdiéndonos goles. Ellos, con ese panorama, consiguieron el empate sin mayores inconvenientes: Corner en contra, un jugador de Niupi se soltó de su marca y metió un cabezazo de pique el piso que se coló en el ángulo. Pocos minutos habían pasado desde la apertura del marcador. "¡No, no, nooooo!... ¡No puede seeeer!" gritaba Nacho, que ya estaba sentado al lado mío, porque le había dejado su lugar a Sergio luego de meter el gol. A esa altura Sergio había perdido un gol imposible (raro en él) mano a mano y también había intentado una chilena que si la llegaba a conectar era un golazo que todavía estamos gritando. Y ahí sí, luego de perdernos esas dos chances claras, ellos se vinieron y no hubo forma de evitar el desastre. Primero se comieron un gol tremendo mano a mano con Cissé. Y poco después el 7 se escapó a pura velocidad entre los dos centrales y anotó el segundo con un toque suave al segundo palo, luego de que Cissé tapara el primer remate. "Naaaaa, dejate de joder, nos comimos 50 goles y estamos perdiendo este partido..." gritó el Flaco, revoleando las medias por el aire. Yo estaba fusilado. De alguna manera sentía que ese 1 a 0 inicial era una ilusión óptica; que manejar el resultado 35 minutos era algo que no estaba en nuestro manual. Y para colmo uno de los referís de la cancha de al lado, que ya nos conocía, nos preguntó cómo íbamos. "Perdemos dos a uno y tendríamos que ir ganando 5 a 0 con todo lo que nos perdimos" tiró Nacho indignado. "¡Ah si, vi que se comieron uno tremendo abajo del arco!" dijo el colegiado mientras tomaba agua del bidón de nuestro partido. Nos miramos con Nacho y la vena nos empezó a latir a dúo.
El partido se había desdibujado para el glorioso albiverde. Nachito Zumbo y Giampol iban a la caza del hombre (el robot metió una murra antológica y se salvó de milagro, como mínimo, de la anaranjada), Sergi no podía con su alma porque tenía la rodilla a la miseria y Mauro pagaba la falta de ritmo con un segundo tiempo con pocas piernas. El tercer gol fue el detonante. "¡No muchachos, no bajen los brazos, no podemos perder con estos pendejos de mierda!”, gritó Nacho mientras el padre de uno de los pibes de Niupi, que gritaba como un loco los goles, nos miraba con cara de pocos amigos aunque se la comió calladito.
Para el final quedó la ya clásica piña de Nico R cuando enfrentamos a Niupi, que a pesar de que había jugado un partido tremendo (con piques y asistencias al por mayor), casi se agarra a bollos con un rival luego de que este le pegara una trompada en el estomago en un cruce. Ahí nomás, viendo que el árbitro le mostraba amarilla a los dos, lo empecé a increpar de lo lindo, un poco para sacarme la mufa del resultado irreversible. "Tenés que cobrar todo eh, mira que al nuestro le pegaron primero y ni falta cobraste, sos un desastre, no cobras nada..." y un par de gritos mas a los que el referí no les dio la mas mínima importancia ya que ni siquiera me miró. A mí, al menos, me sirvió para descargarme un poco.
Y así se nos fue el partido, con la bronca de saber que con un poquito de regularidad lo ganábamos. Lo bueno de este equipo es que la calentura nos dura lo que nos demanda el trayecto de la cancha al buffet: luego de una gran ronda de paty's, los temas triviales y mundanos coparon la parada en la charla post partido y el resultado en contra se transformó un recuerdo gris. Pero lo que realmente fue motivo de sonrisas para el aciago domingo fue la certeza de que los insoportables 75 km (ida y vuelta) que recorremos para jugar al fútbol 80 minutos ya no serán necesarios porque San Cristóbal muda sus (horrendas) presentaciones al torneo que se disputa en la sede que la UTN posee en el bajo flores. Con eso basta y sobra para sonreír de cara al futuro.
Y con eso me despido amiguitos, deseándole un feliz cumpleaños a los integrantes del plantel profesional que festejan esta semana: Nico Zavadil (ojo con seguir chingando goles eh!!!... chiste, chiste goleadorrrrr) y Fede Sampayo (excelso sacador de laterales larguiiiiiiiiisimos!)
FELICIDADES AMIGOS!!!
AGUANTE SAN CRISTOBAL
HASTA LA VICTORIA MIL!!!!
PD: FELICITACIONES A LOS DEL PADEL QUE, AUNQUE NO SON RECONOCIDOS COMO PARTE DE LA INSTITUCION, ESTAN EN OCTAVOS DE FINAL (AL MENOS ALGUNO QUE SE LLAMA SAN CRISTOBAL GANA A ALGO CHE...)
PD2: CISSE PUTO!!!! (SEGUI BUSCANDOLAS PARA EL DOMINGO)
Por: -.- (Andrés Lence)
Mirando el partido a la distancia, luego de hacer 2 días de digestión del amargo resultado, pareciera que a San Cristóbal el marcador que mejor le cae es el cero a cero. En ese primer tiempo, que fue de 40 minutos de lucha y marcador cerrado, el equipo hizo un partido excelente. Ordenado, áspero en todas sus líneas, sin putearse, y buscando el arco rival por las bandas, controló el juego y casi no pasó sobresaltos. Los pibitos de Niupi estaban nerviosos. "Dale che, tirala larga por la punta de una vez", le recriminaba el 7, un delantero morrudo y veloz al que tenía que marcar y al que por suerte casi nunca le llegó la pelota. En otra jugada, harto de ver perder a sus compañeros contra los pac-man del medio de San Cristóbal, el 7 arrancó con un "¡toquen de primera así salimos rápido, estamos todo el tiempo en nuestro campo!". Ahí sentí que era nuestra tarde. Estaban nerviosos, no les salía nada y el albiverde estaba ordenado y tranquilo como nunca. Las únicas jugadas de riesgo que tuvieron fueron un remate cruzado que salió desviado y un jugada para el infarto, en lo que fue la vuelta de las legendarias intervenciones del regresado portero Cissé "La Flaca" Espiñeira: luego de un remate al borde del área que amortiguó el golero, la bocha siguió viaje hacia la red y, en la única jugada que ameritó mi estadía en el campo de juego, alcancé a rechazarla al lateral cuando el gol rival se nos venía encima. Eso fue todo en el primer tiempo. No sufrimos demasiado, jugamos bien, nos falto "punch" arriba pero teníamos a Sergio en el banco y estábamos con fe de que con un gol el partido era nuestro.
"Que pique metiste Nacho eh", le dijo Giampol al lungo Zavadil en el entretiempo. "Si boludo, casi fue gol esa corrida, lástima que no llegó nadie para empujarla", le dije felicitándolo. Había sido una jugada del carajo. Nacho corrió casi 40 metros con pelota dominada, eliminó a un par de rivales y mandó el centro desde el borde izquierdo del área pero nadie pudo conectarla, en lo que habría sido un gol de antología. "Ja, si, fue un pique tremendo, me fundió esa corrida", dijo el flaco tomando aire. "Si estas fundido salí eh", le dijo Cissé, sentado a su lado. "No, no, estoy bien, solo me ahogó un poco ese pique", contestó el 11. "Che, ¿quién sale, alguno está cansado?", preguntó Nico Z. "Y que salga Nacho si esta fundido", dijo Cissé en una frase que, conociendo las respuestas del Zavadil del medio, se sabía peligrosa. "¿Pero quién te dijo que estoy fundido? ¡Me cansó ese pique pero estoy bien!", dijo el volante con la vena hinchada y el ceño fruncido. "Bueno boludo, recién dijiste que te fundió el último pique". Y ahí nomás empezó el flaco, con la vena a punto de estallar, a hacerle saber al mundo que estaba fresco como una lechuguita: "Yo no estoy para salir, si queres salgo, pero estoy bien, me canse en la última jugada, nada mas, ahora, si queres decir que estoy fundido, bueno, decilo, habla por mí, total..." y ahí nomás se entraron a cagar todos de risa y Nico Z volvió a interrumpir, ya decididamente fastidioso, para ver quién salía: "El Chino o Neme, así entra Fede", dijo sin vueltas. Yo lo miré a "O Rey Do Cabarulo" y le pregunté cómo estaba. Se lo notaba un tanto triste. Pasa que el querido Nemualdo anda a los saltos por una mujer que lo tiene mal. Es verdad que hasta los más putañeros, esos solteros por vocación y convicción, alguna vez terminan con el corazón hecho girones por un par de ojos verdes. "¿Querés salir, estas bien?" fue mi frase inicial. Neme me contestó con voz baja y mirando el piso. "Si, estoy bien... que se yo, si queres salgo... pasa que si salgo me pongo a pensar boludeces", me dijo y me enterneció. Que él me diga algo así, que un tipo que me acostumbró a escuchar sus hazañas con las mas variadas "chicas del rubro" me hable como un pollito mojado, era algo serio. "Deja, salgo yo, anda a jugar y olvidate otro rato", le respondí. Y ahí nomás me acomodé en la silla plegable que oficiaba de banco de suplentes para ver el segundo tiempo.
La complementaria arrancó de la mejor manera. San Cristóbal iba para adelante y le llegaba con facilidad a Niupi. Primero se lo perdió Nico Z en un mano a mano que tapó bien el portero, después Nacho Z reventó el travesaño con un cabezazo dentro del área, hasta que en una gran jugada del once albiverde llego el gol. Luego de un tiro libre a nuestro favor que Nico Sergi mandó larga para Nacho, llegó la gran corrida del Flaco que, entrando al área, definió al segundo palo, abriendo el pie y colocándola pegadita al poste. Cuando vi que la pelota hizo cuna en el fondo de la red pegué un salto de un metro y medio con los puños apretados y la boca llena gol. Lo grité con furia por el rival, porque lo merecíamos y porque hace varias fechas que no tenemos una alegría. "¡Bien flaco, golazo, seguí así que estas fundido!", le grité desde la otra punta de la cancha. El 1 a 0 parecía que iba inclinar las cosas a nuestro favor.... Parecía.
Como decía anteriormente, el mejor resultado para San Cristóbal parece ser el 0 a 0. El primer tiempo fue excelente (aunque sin goles a favor). Los primeros 10 minutos del segundo también, pero ni bien conseguimos el gol todo se derrumbó. Fue como si lo único que motivaba al equipo a ser ordenados, serenos e inteligentes, era conseguir ese maldito gol. Luego de eso el partido (y el resultado) fue una roca gigante en la espalda de cada uno de los 11 de camiseta blanca. La defensa se desordenó, el mediocampo empezó a perder a sus rivales y arriba seguimos perdiéndonos goles. Ellos, con ese panorama, consiguieron el empate sin mayores inconvenientes: Corner en contra, un jugador de Niupi se soltó de su marca y metió un cabezazo de pique el piso que se coló en el ángulo. Pocos minutos habían pasado desde la apertura del marcador. "¡No, no, nooooo!... ¡No puede seeeer!" gritaba Nacho, que ya estaba sentado al lado mío, porque le había dejado su lugar a Sergio luego de meter el gol. A esa altura Sergio había perdido un gol imposible (raro en él) mano a mano y también había intentado una chilena que si la llegaba a conectar era un golazo que todavía estamos gritando. Y ahí sí, luego de perdernos esas dos chances claras, ellos se vinieron y no hubo forma de evitar el desastre. Primero se comieron un gol tremendo mano a mano con Cissé. Y poco después el 7 se escapó a pura velocidad entre los dos centrales y anotó el segundo con un toque suave al segundo palo, luego de que Cissé tapara el primer remate. "Naaaaa, dejate de joder, nos comimos 50 goles y estamos perdiendo este partido..." gritó el Flaco, revoleando las medias por el aire. Yo estaba fusilado. De alguna manera sentía que ese 1 a 0 inicial era una ilusión óptica; que manejar el resultado 35 minutos era algo que no estaba en nuestro manual. Y para colmo uno de los referís de la cancha de al lado, que ya nos conocía, nos preguntó cómo íbamos. "Perdemos dos a uno y tendríamos que ir ganando 5 a 0 con todo lo que nos perdimos" tiró Nacho indignado. "¡Ah si, vi que se comieron uno tremendo abajo del arco!" dijo el colegiado mientras tomaba agua del bidón de nuestro partido. Nos miramos con Nacho y la vena nos empezó a latir a dúo.
El partido se había desdibujado para el glorioso albiverde. Nachito Zumbo y Giampol iban a la caza del hombre (el robot metió una murra antológica y se salvó de milagro, como mínimo, de la anaranjada), Sergi no podía con su alma porque tenía la rodilla a la miseria y Mauro pagaba la falta de ritmo con un segundo tiempo con pocas piernas. El tercer gol fue el detonante. "¡No muchachos, no bajen los brazos, no podemos perder con estos pendejos de mierda!”, gritó Nacho mientras el padre de uno de los pibes de Niupi, que gritaba como un loco los goles, nos miraba con cara de pocos amigos aunque se la comió calladito.
Para el final quedó la ya clásica piña de Nico R cuando enfrentamos a Niupi, que a pesar de que había jugado un partido tremendo (con piques y asistencias al por mayor), casi se agarra a bollos con un rival luego de que este le pegara una trompada en el estomago en un cruce. Ahí nomás, viendo que el árbitro le mostraba amarilla a los dos, lo empecé a increpar de lo lindo, un poco para sacarme la mufa del resultado irreversible. "Tenés que cobrar todo eh, mira que al nuestro le pegaron primero y ni falta cobraste, sos un desastre, no cobras nada..." y un par de gritos mas a los que el referí no les dio la mas mínima importancia ya que ni siquiera me miró. A mí, al menos, me sirvió para descargarme un poco.
Y así se nos fue el partido, con la bronca de saber que con un poquito de regularidad lo ganábamos. Lo bueno de este equipo es que la calentura nos dura lo que nos demanda el trayecto de la cancha al buffet: luego de una gran ronda de paty's, los temas triviales y mundanos coparon la parada en la charla post partido y el resultado en contra se transformó un recuerdo gris. Pero lo que realmente fue motivo de sonrisas para el aciago domingo fue la certeza de que los insoportables 75 km (ida y vuelta) que recorremos para jugar al fútbol 80 minutos ya no serán necesarios porque San Cristóbal muda sus (horrendas) presentaciones al torneo que se disputa en la sede que la UTN posee en el bajo flores. Con eso basta y sobra para sonreír de cara al futuro.
Y con eso me despido amiguitos, deseándole un feliz cumpleaños a los integrantes del plantel profesional que festejan esta semana: Nico Zavadil (ojo con seguir chingando goles eh!!!... chiste, chiste goleadorrrrr) y Fede Sampayo (excelso sacador de laterales larguiiiiiiiiisimos!)
FELICIDADES AMIGOS!!!
AGUANTE SAN CRISTOBAL
HASTA LA VICTORIA MIL!!!!
PD: FELICITACIONES A LOS DEL PADEL QUE, AUNQUE NO SON RECONOCIDOS COMO PARTE DE LA INSTITUCION, ESTAN EN OCTAVOS DE FINAL (AL MENOS ALGUNO QUE SE LLAMA SAN CRISTOBAL GANA A ALGO CHE...)
PD2: CISSE PUTO!!!! (SEGUI BUSCANDOLAS PARA EL DOMINGO)
Por: -.- (Andrés Lence)
lunes, 7 de junio de 2010
FECHA 8: San Cristóbal 1 - Niupi FC 3


Luego de largas semanas de inactividad por la prórroga de las fechas del torneo (ya sea por los festejos y feriados del Bicentenario, por mal clima, u otras razones), se reanudó el mismo con un partido que se las traía: San Cristóbal buscaba revancha frente a Niupi FC, equipo que lo había vencido 5-0 en la primera ronda cuando el albiverde había presentado el equipo más diezmado que se recuerde en su corta historia. Este aire de sana venganza ya motivaba de distinta forma al equipo, pero, sobre todo, se volvía a respirar un aire de fraternidad y solidaridad en el mismo porque se pudo, despues de mucho tiempo, volver a presentar la formación clásica del club del sur de la ciudad. Las vueltas del arquero Nicolás "Cissé" Espiñeira, luego de una operación del corazón que le demandó 6 meses de inactividad (sumado a un mes previo en donde el portero se había quebrado el pulgar derecho en un partido) y del defensor-tiempista Mauro Vázquez (quien acarreó una seguidilla de esguinces en sus tobillos), sumado a la responsabilidad de los demás, generaban este aire de buena onda que se multiplicaba con la antedicha sed de revancha. Para con aquellos que habían estado ausente en la primera cita, los que estuvieron presentes les hicieron "la cabeza" con frases como "a estos pendejos mal educados hay que ganarles", "son una mierda, con el equipo bien les podemos ganar", "si o si hoy hay que ganarles", con el objetivo de adentrarlos y motivarlos para trascendental cotejo, el cual, de haber habido un título para esta nota, hubiese sido la clásica y futbolera frase de "los goles que no se hacen en un arco, se sufren en el propio". ¿Por qué? Pues bien, porque San Cristóbal dilapidó cuatro chances claras al comienzo del segundo tiempo con el partido 0-0 y ya con la ventaja de 1-0 también, que lo pagó caro promediando la etapa final. El rival estuvo eficaz y el albiverde no supo reaccionar, potenciado por la bronca y la impotencia que generaba una situación injusta, y por la evidente falta de piernas. En fín, el partido fue 3-1 para el rival, que se desahogó con un festejo alocado al no esperar la superioridad de San Cristóbal y al obtener, en definitiva, un regalo aún más inesperado por cómo se dio el partido.
Del primer tiempo, hay poco y nada para contar. Lisa y llanamente, fue una etapa horrible, con muy pocas ideas y predisposición al buen juego. Afloraban los pelotazos y se avecinaban las patadas. La pelota circulaba mucho y mal por mitad de cancha y los arqueros estaban tranquilos salvo por algunos pelotazos que caían en sus zonas de resguardo. San Cristóbal sacaba a relucir su conocido y eficaz "catenaccio", y el rival buscaba hacerse de la bola y tocar por abajo, pero, al llegar a tres cuartos de cancha, tomaba malas decisiones y abría la pelota para el costado incorrecto. No obstante, sobre el final de esa parte, contaron con dos ocasiones que, si bien no fueron muy claras, alteraron la tranquilidad albiverde. Primero, un paso al vació por el sector izquierdo encontró a un delantero rival frente a la salida del portero Espiñeira, y, en vez de definir, envió un centro rasante para la entrada de otro rival. Ahí aparecieron Nicolás Sergio y Jorge "Neme" Romero para desactivar una jugada que pudo haber sido más peligrosa. Luego, ya sobre el minuto 40, despues de que la pelota deambulara por el área de San Cristóbal sin que nadie la pudiese despejar, llegó un remate potente desde el flanco derecho que, previo desvío en Sergi, fue sacada a medias por Espiñeira, ya que la pelota quedó boyando en el area chica, terminando el trabajo de despeje el atento Andrés Lence que llegó para cerrar. Eso era todo: un par de jugadas aisladas para el Niupi, mientras San Cristóbal había llegado con gente (pero sin claridad), a partir de la mitad de esa primera parte, llegando a conseguir varios corners que no fueron debidamente capitalizados.
La segunda parte fue otro cantar. En un comienzo, lo que podía percibirse desde atrás, es que el rival entraba con más ganas, más metido a vencer a la dura defensa sancristobaleana, la cual tenía, hasta ese momento, en Sergi a una pared: cortaba todo por arriba y por abajo, anticipaba, ponía bien el cuerpo, cerraba eficazmente en ambos laterales. Además, contaba con la vuelta del experimentado (y siempre rendidor) Vázquez, el buen nivel y la fiereza de Romero por izquierda, y la enjundia de Lence por derecha. No era trabajo fácil. No obstante, a pesar de lo que presagiaba ese inicio (o como consecuencia de ello quizás), el rival empezó a despreocupar su faz defensiva, dejando varios huecos que el mediocampo y la delantera de San Cristóbal supo comenzar a aprovechar. Los volantes cortaban y empezaban a meter pases quirúrjicos para el pique de un rapidísimo Nicolás Rameri, parado como wing derecho. En ocasiones, también aparecía para lastimar (y mucho) por el mismo sector, el volante derecho Pablo Soria, también de buen nivel. En eso, a partir de los 5 minutos de esa segunda parte, comenzaron a llover, una tras otra, las ocasiones clarísimas para el albiverde y, casi todas, con la misma tónica: centro desde la derecha de Rameri. Primero, uno de esos envíos, encontró a Nicolás Zavadil entrando sólo por el segundo palo y enfrentándose al arquero: el delantero paró la bola y definió ubicada pero débilmente al segundo palo del guardavallas, el cual voló y sacó el remate. Uhhhh. En la siguiente, otra jugada por derecha, que se enmaraño entre piernas y despejes maltrechos, encontró una mala salida del portero rival, quien fue a atorar a Rameri, el cual metió la pelota al centro del área. Ésta elevó en su altura luego de impactar en un defensor y ahí apareció Ignacio Zavadil en las alturas para estampar un cabezazo llovido que se metía por sobre los defensores, frente a un arco desguarnecido que no contaba con la presencia del portero, quien estaba batido en un costado y miraba desconsoladamente. Pero, lamentablemente, la pelota dió contra el travesaño y la defensa rival pudo despejar en la segunda jugada. San Cristóbal arrinconada a su rival: con golpes directos al mentón, parecía desarticular a su adversario. Luego llegó otro remate cercano al arco, hasta que se hizo presente la apertura del marcador debido a la desconcentración del rival y el jugo que de ello sacaron el asistidor y el goleador sancristobaleanos: todo comenzó con una falta a favor de San Cristóbal en cuarto de cancha, la cual iba a ser reanudada como usualmente lo hacía Sergi. De repente, se veía a Ignacio Zavadil que se encontraba a espaldas del lateral derecho del equipo rival, con amplio margen de corrida. El volante, avivado de esta "ventaja", generó un leve golpeteo con su cabeza para marcar el pase (algo proxémico, distinto en sus formas al "¡Diego! ¡Diego!" de Cannigia a Maradona en el '94 pero similar en su ideología) y Sergi metió un pelotazo-asistencia exquisito que dejó al técnico volante, previo excelente control del balón, frente al portero rival. En este caso, I. Zavadil lo miró y definió fuerte y cruzado al segundo palo del portero, el cual voló pero nada pudo hacer. Golazo. 1-0 merecidísimo que parecía pinchar al rival, quien llegaba con ínfulas de victoria fácil tras el partido ganado fácilmente en primera ronda. Pero no esperaba encontrarse con otro equipo: no sólo en nombres, sino particularmente en ganas. San Cristóbal, en ese momento del partido, parecía un avión de combate: rápido, punzante, ágil, preciso, generador de situaciones claras de ataque. El segundo gol parecía caer antes del primero. A pesar de haber conseguido la ventaja, en equipo, en los primeros minutos posteriores, no aflojó su marcha y siguió buscando el arco rival. Así, llegó otra clarísima: un nuevo centro-asistencia de Rameri desde la derecha, encontró entrando solito y sólo por el segundo palo a Sergio Míguez (quien había ingresado por Ignacio Zavadil posteriormente al gol de éste, pasando su hermano Nicolás a la posición de volante por izquierda), quien, exigido y con la mala fortuna de que la pelota no le picó del todo bien, envió la pelota apenas por encima del travesaño luego de un fuerte remate. Otra clarísima chance perdida. Luego de una nueva situación perdida (aunque no tan clara, en la que Rameri envió otro centro y Miguez erró una espectacular chilena, no pudiendon tampoco nadie empujarla por atrás), el equipo comenzó a desarmarse. Esa potencia reflejada en los primeros 15 minutos del segundo tiempo, pasó factura en las piernas. Así, el rival, necesitado de una victoria si es que quería mantener intactas su chances de campeonato, comenzó a atacar con asiduidad. No obstante, a pesar de que San Cristóbal estaba mereciendo el segundo, llegó el primer (y único) corner del partido para el rival. Buen centro al segundo palo, el arquero que no sale, y un rival que se eleva y conecta mordidamente de pique al suelo la pelota. Ésta, a pesar de su envío débil, llevó un gran efecto que hizo que se abriera el disparo luego del pique y se alejará del intento (inútil) de Espiñeira, evidenciando su falta de ritmo, colándose en el ángulo derecho. Como dimos a entender: injusto empate que no sólo genero impotencia, sino bronca y reflejó una clara fragilidad psicológica del equipo. A partir de ahí, San Cristóbal se derrumbó y se dejó ganar el partido. Minutos después, un delantero rival, a pura velocidad, se filtró entre la última linea con pelota dominada y se enfrentó al arquero: frente a la salida de éste, punteó el balón hacia el segundo palo, con la fortuna (nuestra) de que el envió pasó a centímetros afuera del mismo. El rival avisaba y el albiverse daba muestras de siesta. Siesta que se prolongaría en la siguiente: pelotazo del rival, fácil y tranquilo para que fuese despejada nuevamente por nuestra defensa, pero Sergi se confió y, diezmado por una lesión en su rodilla, fue madrugado por un delantero rival que se enfrentó al portero Espiñeira, quien le sacó el primer remate al mismo, pero la pelota le volvió a quedar al atacante quien, una vez más de forma mordida, impacto la pelota muy debilmente con tanta suerte de que ésta ingreso mansita en el segundo palo cuando Vazquez y Romero estaban bien ubicados para sacarla. Errores propios y mala fortuna hundían a San Cristóbal, mientras que Niupi FC capitalizaba sus pocas chances.
Sin piernas, el mediocampo albiverde se mostraba endeble y los rivales se abalanzaban. Así pues, aproximadamente al minuto 75 de partido, llegó el tercero por decantación: otro mano a mano, el delantero esta vez decidió eludir al arquero, quien quedo desparramado en el piso, y definió con tranquilidad para cerrar el partido 3-1. No hubo tiempo para más.
El equipo perdió, si, pero dejó una gran imagen: los insultos posteriores al partido (ya clásicos) entre los integrantes del plantel, se difuminaron rápidamente ante el buen nivel demostrado en todas las líneas. El equipo se mostró fuerte, aguerrido, con un estilo marcado y perdió cuando se quedó sin resto físico y mental. Además, al concientizarse que el objetivo no es este torneo (ante la inminente salida del mismo), sino encontrar una línea de juego luego del retorno de varios de sus jugadores, la conclusión se tornó más positiva aún.
Si bien no se ganó, se regalaron 15 minutos y se demostró una clara falencia psicológica-actitudinal, el conjunto volvió a mostrar un alto nivel que se había ausentado hace mucho. Eso es para alentar y aprovechar. Sigamos en este camino.
Del primer tiempo, hay poco y nada para contar. Lisa y llanamente, fue una etapa horrible, con muy pocas ideas y predisposición al buen juego. Afloraban los pelotazos y se avecinaban las patadas. La pelota circulaba mucho y mal por mitad de cancha y los arqueros estaban tranquilos salvo por algunos pelotazos que caían en sus zonas de resguardo. San Cristóbal sacaba a relucir su conocido y eficaz "catenaccio", y el rival buscaba hacerse de la bola y tocar por abajo, pero, al llegar a tres cuartos de cancha, tomaba malas decisiones y abría la pelota para el costado incorrecto. No obstante, sobre el final de esa parte, contaron con dos ocasiones que, si bien no fueron muy claras, alteraron la tranquilidad albiverde. Primero, un paso al vació por el sector izquierdo encontró a un delantero rival frente a la salida del portero Espiñeira, y, en vez de definir, envió un centro rasante para la entrada de otro rival. Ahí aparecieron Nicolás Sergio y Jorge "Neme" Romero para desactivar una jugada que pudo haber sido más peligrosa. Luego, ya sobre el minuto 40, despues de que la pelota deambulara por el área de San Cristóbal sin que nadie la pudiese despejar, llegó un remate potente desde el flanco derecho que, previo desvío en Sergi, fue sacada a medias por Espiñeira, ya que la pelota quedó boyando en el area chica, terminando el trabajo de despeje el atento Andrés Lence que llegó para cerrar. Eso era todo: un par de jugadas aisladas para el Niupi, mientras San Cristóbal había llegado con gente (pero sin claridad), a partir de la mitad de esa primera parte, llegando a conseguir varios corners que no fueron debidamente capitalizados.
La segunda parte fue otro cantar. En un comienzo, lo que podía percibirse desde atrás, es que el rival entraba con más ganas, más metido a vencer a la dura defensa sancristobaleana, la cual tenía, hasta ese momento, en Sergi a una pared: cortaba todo por arriba y por abajo, anticipaba, ponía bien el cuerpo, cerraba eficazmente en ambos laterales. Además, contaba con la vuelta del experimentado (y siempre rendidor) Vázquez, el buen nivel y la fiereza de Romero por izquierda, y la enjundia de Lence por derecha. No era trabajo fácil. No obstante, a pesar de lo que presagiaba ese inicio (o como consecuencia de ello quizás), el rival empezó a despreocupar su faz defensiva, dejando varios huecos que el mediocampo y la delantera de San Cristóbal supo comenzar a aprovechar. Los volantes cortaban y empezaban a meter pases quirúrjicos para el pique de un rapidísimo Nicolás Rameri, parado como wing derecho. En ocasiones, también aparecía para lastimar (y mucho) por el mismo sector, el volante derecho Pablo Soria, también de buen nivel. En eso, a partir de los 5 minutos de esa segunda parte, comenzaron a llover, una tras otra, las ocasiones clarísimas para el albiverde y, casi todas, con la misma tónica: centro desde la derecha de Rameri. Primero, uno de esos envíos, encontró a Nicolás Zavadil entrando sólo por el segundo palo y enfrentándose al arquero: el delantero paró la bola y definió ubicada pero débilmente al segundo palo del guardavallas, el cual voló y sacó el remate. Uhhhh. En la siguiente, otra jugada por derecha, que se enmaraño entre piernas y despejes maltrechos, encontró una mala salida del portero rival, quien fue a atorar a Rameri, el cual metió la pelota al centro del área. Ésta elevó en su altura luego de impactar en un defensor y ahí apareció Ignacio Zavadil en las alturas para estampar un cabezazo llovido que se metía por sobre los defensores, frente a un arco desguarnecido que no contaba con la presencia del portero, quien estaba batido en un costado y miraba desconsoladamente. Pero, lamentablemente, la pelota dió contra el travesaño y la defensa rival pudo despejar en la segunda jugada. San Cristóbal arrinconada a su rival: con golpes directos al mentón, parecía desarticular a su adversario. Luego llegó otro remate cercano al arco, hasta que se hizo presente la apertura del marcador debido a la desconcentración del rival y el jugo que de ello sacaron el asistidor y el goleador sancristobaleanos: todo comenzó con una falta a favor de San Cristóbal en cuarto de cancha, la cual iba a ser reanudada como usualmente lo hacía Sergi. De repente, se veía a Ignacio Zavadil que se encontraba a espaldas del lateral derecho del equipo rival, con amplio margen de corrida. El volante, avivado de esta "ventaja", generó un leve golpeteo con su cabeza para marcar el pase (algo proxémico, distinto en sus formas al "¡Diego! ¡Diego!" de Cannigia a Maradona en el '94 pero similar en su ideología) y Sergi metió un pelotazo-asistencia exquisito que dejó al técnico volante, previo excelente control del balón, frente al portero rival. En este caso, I. Zavadil lo miró y definió fuerte y cruzado al segundo palo del portero, el cual voló pero nada pudo hacer. Golazo. 1-0 merecidísimo que parecía pinchar al rival, quien llegaba con ínfulas de victoria fácil tras el partido ganado fácilmente en primera ronda. Pero no esperaba encontrarse con otro equipo: no sólo en nombres, sino particularmente en ganas. San Cristóbal, en ese momento del partido, parecía un avión de combate: rápido, punzante, ágil, preciso, generador de situaciones claras de ataque. El segundo gol parecía caer antes del primero. A pesar de haber conseguido la ventaja, en equipo, en los primeros minutos posteriores, no aflojó su marcha y siguió buscando el arco rival. Así, llegó otra clarísima: un nuevo centro-asistencia de Rameri desde la derecha, encontró entrando solito y sólo por el segundo palo a Sergio Míguez (quien había ingresado por Ignacio Zavadil posteriormente al gol de éste, pasando su hermano Nicolás a la posición de volante por izquierda), quien, exigido y con la mala fortuna de que la pelota no le picó del todo bien, envió la pelota apenas por encima del travesaño luego de un fuerte remate. Otra clarísima chance perdida. Luego de una nueva situación perdida (aunque no tan clara, en la que Rameri envió otro centro y Miguez erró una espectacular chilena, no pudiendon tampoco nadie empujarla por atrás), el equipo comenzó a desarmarse. Esa potencia reflejada en los primeros 15 minutos del segundo tiempo, pasó factura en las piernas. Así, el rival, necesitado de una victoria si es que quería mantener intactas su chances de campeonato, comenzó a atacar con asiduidad. No obstante, a pesar de que San Cristóbal estaba mereciendo el segundo, llegó el primer (y único) corner del partido para el rival. Buen centro al segundo palo, el arquero que no sale, y un rival que se eleva y conecta mordidamente de pique al suelo la pelota. Ésta, a pesar de su envío débil, llevó un gran efecto que hizo que se abriera el disparo luego del pique y se alejará del intento (inútil) de Espiñeira, evidenciando su falta de ritmo, colándose en el ángulo derecho. Como dimos a entender: injusto empate que no sólo genero impotencia, sino bronca y reflejó una clara fragilidad psicológica del equipo. A partir de ahí, San Cristóbal se derrumbó y se dejó ganar el partido. Minutos después, un delantero rival, a pura velocidad, se filtró entre la última linea con pelota dominada y se enfrentó al arquero: frente a la salida de éste, punteó el balón hacia el segundo palo, con la fortuna (nuestra) de que el envió pasó a centímetros afuera del mismo. El rival avisaba y el albiverse daba muestras de siesta. Siesta que se prolongaría en la siguiente: pelotazo del rival, fácil y tranquilo para que fuese despejada nuevamente por nuestra defensa, pero Sergi se confió y, diezmado por una lesión en su rodilla, fue madrugado por un delantero rival que se enfrentó al portero Espiñeira, quien le sacó el primer remate al mismo, pero la pelota le volvió a quedar al atacante quien, una vez más de forma mordida, impacto la pelota muy debilmente con tanta suerte de que ésta ingreso mansita en el segundo palo cuando Vazquez y Romero estaban bien ubicados para sacarla. Errores propios y mala fortuna hundían a San Cristóbal, mientras que Niupi FC capitalizaba sus pocas chances.
Sin piernas, el mediocampo albiverde se mostraba endeble y los rivales se abalanzaban. Así pues, aproximadamente al minuto 75 de partido, llegó el tercero por decantación: otro mano a mano, el delantero esta vez decidió eludir al arquero, quien quedo desparramado en el piso, y definió con tranquilidad para cerrar el partido 3-1. No hubo tiempo para más.
El equipo perdió, si, pero dejó una gran imagen: los insultos posteriores al partido (ya clásicos) entre los integrantes del plantel, se difuminaron rápidamente ante el buen nivel demostrado en todas las líneas. El equipo se mostró fuerte, aguerrido, con un estilo marcado y perdió cuando se quedó sin resto físico y mental. Además, al concientizarse que el objetivo no es este torneo (ante la inminente salida del mismo), sino encontrar una línea de juego luego del retorno de varios de sus jugadores, la conclusión se tornó más positiva aún.
Si bien no se ganó, se regalaron 15 minutos y se demostró una clara falencia psicológica-actitudinal, el conjunto volvió a mostrar un alto nivel que se había ausentado hace mucho. Eso es para alentar y aprovechar. Sigamos en este camino.
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