Segundo partido del equipo, segunda derrota (NdeR: el partido correspondió a la tercera fecha del certámen y no a la segunda como se preveía ya que San Cristóbal había quedado libre en la primera jornada). Frente a todos los pronósticos previos al comienzo del torneo, San Cristóbal comenzó el mismo con el pie izquierdo y hoy se encuentro inmiscuido en el fondo de la tabla con otro equipo que no estaba acostumbrado a ello: Led Zeppelin. El presente del equipo lo muestra mermado en todas sus líneas, con niveles físicos y técnicos por debajo de lo que se demostró en el torneo anterior. Ante la falta de entrenamientos, el equipo espera que el tiempo acompañe en los siguientes fin de semanas para así poder agarrar ritmo futbolístico y que el equipo vaya mejorando de forma gradual. Por lo pronto, nos detendremos en relatar lo sucedido el último domingo en la segunda derrota del equipo.
Mariano Acosta Team, nuestro rival, llevaba con dos derrotas en la misma cantidad de partidos. San Cristóbal, a su vez, llegaba con una eximia derrota a cuestas (1-2) frente a un rival parejo que ya nos había vencido en el torneo pasado. Las apuestas (según fuentes de las empresas más importantes de apuestas deportivas en Internet) indicaban el favoritismo del verde y blanco. Pero los diagnósticos fallaron y San Cristóbal volvió a su santo barrio con una derrota inesperada que dejó a sus jugadores con una desazón inexplicable e indescriptible en palabras; tan sólo con ver las caras apenas finalizado el partido, sin ganas de nada (ni de discutir, ni de echar en cara errores, ni de putear), reflejaban cuán hondo había calado esta derrota. El 4-2 en contra fue un baldazo de agua fría que nadie esperaba, y en el que se vieron reflejados muchísimos errores de conjunto e individuales.
La tarde, muy calurosa, era acompañada por fuertes vientos que presagiaban que iba a ser un partido complicado tanto para defensores como para arqueros primordialmente. Los asistentes al cotejo (alrededor de 30 personas) ya se ilusionaban con un cotejo en el que se harían presente los errores y, con ellos, varios goles. Y así fue. Apenas comenzado el partido, el rival se adueño de la pelota y la hizo circular. Con precisión en los pases, llevó la pelota de una orilla a la otra en mitad de cancha para ganar en confianza y analizar cómo se paraba San Cristóbal. En eso, a los dos minutos, llegó una falta en mitad de cancha. El mejor defensor rival (uno alto, con algunas rastas perdidas en la cabellera), acomodó la bocha y metió un pelotazo largo y frontal con destino al punto penal. Sin rivales que fueran a atorar decididamente (no había densidad ni de delanteros rivales ni de defensores propios), el arquero Cissé se predispuso a cortar el envío de arriba, pero...el viento le cambio los planes y, con ello, su confianza para el resto (la totalidad) del partido. El envío, justo antes de descender, se frenó en el aire y cambió los cálculos a último momento. El arquero, que la esperaba arriba, se arrojó hacia delante para embolsarla en última instancia pero la inaptitud y la sorpresa de lo ocurrido provocó una mala intervención que le dejó la pelota boyando en la entrada del área al delantero rival que se asomó, casi como quien no quería, a ver qué pasaba por ahi. Tan sorpresiva fue la jugada que el atacante apenas la tocó y la pelota fue pidiendo permiso hasta encontrar las redes; tan sorpresiva fue la jugada que el delantero, sin explicarse mucho lo sucedido, apenas si atinó a gritar el gol. Era el 1-0 para el rival apenas comenzado el partido y tras un error garrafal del portero, quien está viviendo un comienzo de torneo tétrico. No obstante los hechos, el equipo trató de darle confianza a su guardameta y rápidamente puso las cosas en su lugar: La Gata y Lucho se juntaron por izquierda, y éste último metió un zapatazo de 30 metros que se le coló por el medio al arquero: otra vez, entre un arquero y el viento (en esta ocasión, a favor del remate), ayudaban a la concreción de la nueva conquista. Así las cosas, a los 5 minutos de partido, el mismo se encontraba empatado en uno y con puntos en común: los tremendos errores de los porteros con la complicidad de las condiciones climáticas.
El empate caía como un suspiro para Cissé, quien quería olvidar lo sucedido y tomarlo como experiencia para próximas llegadas del rival al área. Además, el equipo comenzaba a funcionar como se esperaba y manejaba la pelota. Los artifices del gol, Lucho y La Gata, se hacían de la pelota y la hacían circular con criterio. Nico y Bambi se mostraban y la pedían, Sergio la aguantaba y Jero no encontraba su lugar en el círculo de juego. En eso, a pesar del dominio verde y blanco de las acciones de juego, salió una contra rival: el mediocampo habilitó al veloz wing izquierdo que, primero dejó desairado a Leonardo Jakob, y segundo mandó un centro mordido que parecía fácil para el rechazo de la defensa. Pero Sese le erró en el mismo, dejando la pelota muerte y mansa para la entrada del mediocampista que entraba sólo por la puerta del área, sin que lo acompañase en la marca ningún volante de San Cristóbal. El rival se acomodó y sacó un latigazo rasante al primer palo que, a pesar del estiramiento de Cissé, se convertía en el segundo gol. Nueva ventaja para el rival y de vuelta a empezar. Nuestro equipo siguió intentando con las mismas armas: pelota al pie, tratando de hacerla circular, pero sin tener punch ofensivo. La Gata trataba de ordenar al equipo e indicaba lo que había que hacer para vulnerar a la defensa. Pero, un nuevo contraataque rival casi echa por la borda todo lo que intentaba el equipo en ofensiva: una salida rápida del rival, esta vez por derecha, con un pase entre líneas para el punta de ese sector, lo dejó sólo frente al arquero sancristobaleano. El delantero, mirando al arquero, le entró cruzado y algo mordido a la pelota y Cissé, aguardando hasta el último segundo para moverse, la sacó estirando su pierna derecha. La pelota quedó, traicionera, en el área, por lo que el Chino completó reventándola a cualquier parte. Casi era la ampliación de la ventaja rival. Pero, en eso, promediando la media hora de juego, buenos toques en el mediocampo desembocaron en una hermosa habilitación, en tres cuartos de cancha, del Bambi para La Gata, quien entró con un rayo por el medio del área, dejando atrás la línea defensiva rival, y, enfrentando al portero, definió mano a mano para sellar el momentáneo empate. Una vez más se lograba igualar el juego y la percepción de que era un partido ganable si se mantenía la concentración ganaba en acciones.
Quedó tiempo, en esa primera parte, para algunas aproximaciones más de San Cristóbal al arco rival, entre un par de remates de larga distancia que quisieron aprovechar el viento a favor pero que se fueron por encima del arguero, como así también la jugada más clara que hubiese desembocado en el 3-2 a favor: corner desde la derecha que culminó con un cabezazo de La Gata ingresando por el segundo palo que se colaba en el ángulo pero que encontró la cabeza salvadora de un defensor rival. Mariano Acosta Team estaba a punto cachetazo y el pitazo del árbitro para indicar el fin de la primera etapa le vino como anillo al dedo.
El segundo tiempo fue absolutamente otro cantar; otra fue la historia. El dominio de principio a fin fue de los rivales, tanto de pelota como de las situaciones de peligro, que luego se vieron reflejadas en el marcador. No obstante, San Cristóbal tuvo sus (ya) clásicas jugadas de peligro (que no aparecen en demasía, pero que siempre dejan algún mano a mano) que se malogran o malgastan. ¿La clave? El resto físico rival, que les permitió no sólo mantener un orden sino parecer aviones frente a barcos cargueros nuestros. Importante para esto fue también que los rivales hicieron varios cambios en el entretiempo para renovar el aire, mientras nuestro San Cristóbal tuvo que jugar con los mismos 11 jugadores en todo el partido por desinteligencias/irresponsabilidades/incontingencias. Además, respecto al juego, el equipo mantuvo una falla estructural que había mostrado en toda la primera parte: la fragilidad en la marca del mediocampo, el cual resultó ser un peaje con las barreras abiertas para el rival, los cuales penetraban como querían en el medio sector. La manutención de este error, sumado a la citada merma física, fueron mucha ventaja para el rival, el cual, en casi todos sus ataques, contaba con mayoría numérica, por lo que el nuevo desnivel en el marcador se veía venir. Así fue que un gran centro desde la derecha encontró la cabeza del wing izquierdo, quien le ganó el salto a Leo Jakob y cruzó un fuerte y ubicado cabezazo a contrapierna del arquero, quien no pudo hacer nada. Otra vez, el rival se encontraba en ventaja (otro error de San Cristóbal desde mediados del torneo pasado: cuando se logra empatar los partidos, falta inteligencia -más que nafta- para ganarlos y se termina perdiendo). El rival ya conocía los defectos de San Cristóbal y buscaba agudizarlos. Pero, como dijimos, nuestro equipo siempre se encuentra con algún mano a mano luego de una embarullada jugada: en esta ocasión, Jerito tuvo tiempo, espacio y distancia frente al arquero, en un clarísimo mano a mano que lo encontró con pelota dominada con varios metros de recorrida, para definir donde quería. Pero decidió amagar antes del remate, el portero ni se movió y eso desubicó a nuestro N°5 quien definió nervioso con un toque displicente al bulto, facilitandole la tarea al rival. Dicha acción fue reflejo del partido del chiquitín: pocas veces (por lo menos, yo no recuerdo) habrá tenido partidos así de malos, enemistado con la pelota, embarullado, sin soltarla a tiempo y errando un fácil mano a mano. Encima, como también pasa habitualmente, luego de una jugada en la que el verdiblanco pudo haber conseguido su conquista, vino el mazazo: la jugada inmediata mostró un masivo contraataque rival, que entró al área como quiso, tocó la pelota dentro de ésta de un lado a otro, remató un par de veces y los rebotes le quedaron en la misma zona de peligro, hasta que la pelota fue abierta a la derecha del área, y el mediocampista, en posición de delantero, se sacó de encima a Neme con una gambeta corta hacia la derecha, y sacó un fuerte remate que fue amortiguado por Cissé pero que no bastó para sacar el remate a quemarropa (aunque algo más pudo haber hecho el portero). Era el 2-4 y, a partir de allí, se apagaban las ilusiones del equipo y se encendía la luz de alarma.
Quedó tiempo para un par de jugadas claras para ambos lados. Por su parte, San Cristóbal tuvo un tiro libre en la media luna, el cual fue ejecutado por Nicolás Zavadil. El tiro, algo mordido, al palo del arquero y con baja dirección, se desvió levemente en un integrante de la barrera, lo que no impidió cambiar su trayectoria, por lo que el arquero, arrojándose, sacó el envío para un costado. Otra a favor de San Cristóbal fue, en palabras del Chino a posteriori de la misma, la "mejor jugada de la historia" del equipo: en una triangulación exquisita por izquierda entre varios jugadores (Miguez, Parras, J. Jakob, entre otros), el equipo fue tocando a pura pared hasta que La Gata penetró con un pique corto y sacó un poderoso remate que se fue apenas por encima del ángulo superior derecho del arquero. Un jugadón que merecía el gol. A su vez, Mariano Acosta team también tuvo sus chances de ampliar el marcador: en primera instancia, un corner desde la izquierda, que fue peinado en el primer palo y que encontró al alto defensor rival(citado en la primer jugada del partido) ingresando por el segundo palo y definiendo inexplicablemente afuera, a centímetros del palo izquierdo de Cissé. En segunda instancia, un remate desde la puerta del área por parte del hábil volante derecho que fue mandado por Cissé al corner.
Jugadas más o menos, el partido mostró a un San Cristóbal enviciado en viejos errores, pero profundizados, por lo que no logró sacar adelante la desventaja final y se fue con las manos vacías. El próximo partido, frente a otro nuevo rival (Del Parque), esperemos que encuentre al San Cristóbal que todos queremos. Hay que mejorar en todos los aspectos del juego, tanto colectiva como individualmente.
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