Debut internacional del equipo en la Copa NEME (12 de diciembre de 2009 - Estadio Ernst Happel de Viena) - PARADOS: Andrés Lence, Sergio Míguez, Jorge L. Romero, Nicolás Zavadil, Nicolás Espiñeira e Ignacio Zavadil. AGACHADOS: Ignacio Zumbo, Pablo León, Diego Nartallo, Nicolás Rameri y Mauro Vázquez.

PRÓXIMO TORNEO

ESTADÍSTICAS

------------ LO QUE EL FINDE NOS DEJÓ -------------

El 0-4 frente a Oeste FC dejó dos perlitas para nuestro regocijo:

1) Cuando el 9 definió mano a mano en el segundo gol, Giampol, Neme y Serpentor se esmeraron: "Cissé es un arquero 2-D, es gigante pero cuando el otro pateó era finito y plano..."

2) Terminado el encuentro, tras el decepcionante papel del equipo, Nacho Zavadil le puso color a su pensamiento: "Lo que pasó es los otros, cuando le pegaban, hacían 'ploc' [gesto de impacto seco de la pelota contra su mano] y, cuando lo hacíamos nosotros, hacía 'pif' [gesto de que le erraban]". Sublime. La más cruda realidad.

3) ¿Querían más realidad? Luego de que 2 de los 4 goles del rival los marcase un 9 grandote, torpe y lento, Sampex estalló: "¡NO NOS PUEDE HACER 2 GOLES UN TIPO QUE PESA 120 KILOS!". Tenía razón. Era un armario al que le faltaban 22 cromosomas...Así y todo, nos dejó en ridículo. Prefiero que venga el niño que nos embocó una vez en el Cirse...

viernes, 26 de marzo de 2010

Comienzo de nuevo torneo

Luego de varias idas y vueltas en la que la directiva de San Cristóbal FC buscó por todos los medios cambiar de torneo, el apretado calendario obligó a continuar en el mismo campeonato organizado por SportJoy (y a jugarse en su totalidad en el predio de Benavídez). Así pues, el albiverde estará debutando este domingo 28 de marzo a las 15hs.

Actualización del torneo pasado

En primera instancia, disculpamos la nula actualización de la información deportiva por parte del blog, pero se debió a que su administrador se fue de pretemporada intensa (con varios integrantes del plantel) a tierra santa brasilera.
Realizando un resúmen compensatorio, debemos decir que San Cristóbal FC perdió estrepitosamente 6-0 frente a C.A.C.A. en semifinales, equipo que se reforzó apropiadamente para dicha instancia.

jueves, 11 de marzo de 2010

El Rinconcito del Chino: "De golpe estamos en semifinal…"


El partido entre San Cristóbal y Sportivo Rustique empezó muchas horas antes de las 16 del domingo. Los hechos comenzaron en Pizza Banana Costanera, en el cumpleaños de Cisse, nuestro golero del corazón (cuack!). Ni bien llegué al lugar (tarde como de costumbre) todos empezaron con “como no va a llegar tarde si tarda hasta para los partidos de san Cristóbal”. Luego, entre una y otra porción de pizza, vi que sospechosamente José solo tomaba agua (ávido consumidor de fernet y cerveza). En la mesa, Sampayo y Cisse estaban enchufadísimos con la actualidad albiverde. Mas tarde, cuando ya había pasado la cena y el boliche era solo para bailar, Jero volvió a la vieja costumbre de tomarse hasta la presión y no tuvo ningún prurito en confesarlo: “ya vomité” me dijo sonriente. En cambio, Nico Zava emulaba a José y también viajaba de acá para allá aferrado a una botellita de agua con tal de conservar la forma de cara a los cuartos de final. Claro que otros titulares, como Nacho Zava, Neme o Giampol, no dudaron en empinar el codo y que en el partido “sea lo que Dios quiera”. Por mi parte, debo confesar que tomé al menos 5 latas de Quilmes y algún vasito de Frizze que giraba por ahí. Así concentraba el plantel horas antes de un partido definitivo, haciendo lo que mejor sabe: salir de joda.

El Domingo me desperté con un poco de dolor de cabeza. Pensé en lo que podría llegar a suceder si me empezaba a sacudir para todos lados con ese dolor de cabeza… Sinceramente me asuste un poco y tuve que recurrí a los oscuros oficios de la mamá de la adorable Anita. “Amor decile a tu mamá que me haga el `trabajito´ ese para curar el dolor de cabeza que hoy hay que ganar como sea”, le dije a mi novia. Resulta que Alicia heredó de sus antepasados un extraño método en el que reza y piensa en una persona con dolor de bocho y, mediante el llanto (a veces moderado, a veces a mares, según el grado de resaca del afectado) te libera de tus malestares. Así fue que me quedé tranquilo, sabiendo que el dolor iba a cesar en breve.

En la puerta del Colegio Manuel Belgrano me junté con los pibes y me enteré de que José tenía fiebre. “Parece que tiene un virus estomacal y esta tirado en la cama hecho una piltrafa”, me dijo Nico Zava. Y pensar que no quiso tomar ni una gota del alcohol…me parece que el sábado que viene se va a poner bien borracho por las dudas, pensé.

Rustique, viejo conocido, no había cambiado demasiado desde nuestro último encuentro. Seguían teniendo de 9 al Ruso, un delantero grandote al que voltee de un patadón en la rueda regular y que me costó la única amarilla de mi “carrera”. El otro que seguía en el equipo, pero como volante, era Luisito, un jugador rapidísimo y hábil, que me había torturado en otros encuentros, pero que por suerte se ubicaba lejos mío. La novedad era su número 8, un tipo de casi 30 años, petiso y fibroso, con gran panorama para jugar el fútbol y una lengua larga y afilada como cuchilla de carnicero. “Eddy”, según le decían sus compañeros, era una verdadera pesadilla. Hablaba, protestaba, pegaba como “La Gotita”, y se peleaba con todos. El árbitro se hinchó las pelotas de “Eddy” desde el primer minuto y obviamente lo amonestó. Con Nacho Zumbo discutió feo y por un segundo casi hay piñas; con Fede Sampayo no habló. Primero le pegó una patada impresionante, aunque después nuestro volante izquierdo le hizo ver el pasto bien de cerquita con una zancadilla casi de manual. Y a los defensores nos rompía bastante las bolas con pelotazos largos y precisos. En el primero que tiró vi venir la pelota alta y blanca como un plato volador. Calculé donde caería y me quede quieto, esperando tenerla a tiro para rechazarla. Pero, con la marca encima, me adelante para ganar en el salto y sentí que la pelota golpeaba cerca de mi nuca. Ni bien sentí el impacto se me heló la sangre. Era lo que temía: mi rechazo salió para atrás y cuando me di vuelta el Ruso ya la tenía mansita de frente a Ricardito. Le pedí a Dios que lo erre pero todavía no era tiempo de milagros. 1 a 0 y cara de culo de los otros 10 hacia este humilde redactor.

El partido seguía mal. Nosotros íbamos, jugábamos prolijos pero nada. Ellos, con pelotazos, nos embocaron dos veces más. El 3 a 0 era más que injusto. En cualquier otra circunstancia me hubiera sentido infinitamente derrotado. Pero el domingo no era un día mas, se intuía en el ambiente que el partido no iba a terminar así, que el segundo tiempo nos iba a deparar algo más. Y así fue.

Esa segunda etapa fue muy hablada y discutida. Cada jugada era un reclamo al árbitro; a mas de un jugador se le iba la patita y el ambiente era cada vez mas espeso. Primero descontó Nico Zava con un lindo sombrerito. Ellos se empezaron a poner nerviosos. “Eddy” se peleaba con propios y extraños. Por momentos parecía Verón tirando pelotazos geniales, y en otros regalaba la pelota con taquitos fuera de lugar y terminaba a las puteadas con todo su equipo. En una de esas, luego de que “Luisito” le tirara un caño de lujo a Nacho, el flaco pego la que quizás fue su patada mas violenta en años (“Machetazo”, según su propia definición). “Luisito” voló por los aires luego del tacle desde atrás y se levantó rengo. “¡Lo tenes que echar a ‘Archubi’, Juez!”, le gritaron al colegiado por el llamativo parecido entre el flaco y el ex River. El nuestro pidió disculpas y siguió en cancha. Y fue el propio Nacho quién descontó para el 2 – 3 hasta que llegó el gran final de esta película.

Ya casi no se jugaba. Cada dos segundos los dos equipos se encontraban discutiendo, reclamándole al árbitro alguna jugada y tratando de sacar ventaja con alguna tarjeta. Y fue en una de las tantas trifulcas, cuando Nachito Zumbo lo atendió de lo lindo a “Eddy” y este le pidió al referi de la peor manera que lo eche. El rubio de San Cristóbal vio la amarilla y esto sacó a Eddy de sus casillas (si es que tiene). “Lo tenes que echar, lo tenes que echar, mira como me pegó, me cagó a patadas todo el partido” le repitió hasta el hartazgo un descontrolado “Eddy”, a los gritos y mientras se levantaba. El referí soportó una, dos, tres veces los reclamos alocados del volante hasta que se pudrió y le sacó amarilla. El de negro, ya desbordado por la situación, no se dio cuenta de que el de Rustique ya estaba amonestado y fue Fede, quien a un costado de la línea de cal, se desgañito gritando “¡ese ya esta amonestado lo tenés que rajar!”… y “Eddy” vio la roja… y creo que después de eso no vio mas nada porque la escasa materia gris que seguía en funcionamiento se le nublo por completo al grito de “¿a mí me vas a echar?, ¡que me vas a echar a mí, gil!” y ahí nomás sacó, entre mil brazos que ya lo intentaban calmar, un derechazo descendente al rostro del referí, contra su mandíbula izquierda. El ruido, nítido, se escuchó perfectamente desde mi posición de zaguero. Nacho dijo que el sonido fue “como cuando tiras una milanesa contra la mesada” y no se equivocó. Fue el típico chasquido de la carne cuando se golpea con algo sólido. Alrededor de nuestra cancha había gran cantidad de gente mirando el episodio grotesco y lamentable: organizadores, jugadores de otros equipos, referis esperando para dirigir su partido. “Eddy” seguí sacado. “Que me vas echar a mi, yo pago veinte pesos por partido y si quiero te cago a trompadas… vení si tenes aguante, gil, bancatela ahora”. El árbitro lo miró y le dijo bien clarito: “te voy a denunciar, flaco” y se fue a pedir los datos a la organización, abandonando el partido con los dos equipos todavía en cancha. Ahí nomás nos dimos las manos (con todos menos con “Eddy”, obvio) y dimos el tema por concluido. Ellos seguían en llamas. El 2 de Rustique le decía al Ruso: “¿Te das cuenta Ruso que se acabo todo, no?, después de esto nos echan a la mierda del torneo y nos dan perdido el partido”… El Ruso no contestó nada y siguió su camino. Nosotros estábamos entre la felicidad por haber hecho un gran segundo tiempo y la amargura de haber pasado de ronda con un hecho tan lamentable… Pero, pensándolo bien, ma’ si, ¡que se jodan!, pasamos a semifinal carajo!!!. Como siempre, San Cristóbal recibe la ayuda divina o de algún escritorio amigo y suma algún porotito mas. Esta vez el premio fue grande, el domingo hay que ir por todo y dejar en claro en la cancha lo que vale este equipo.

VAMOS SAN CRISTOBAL CARAJO!!!!!!!

Y HASTA LA VICTORIA VANUCCI!!!

PD: CISSE PUTO (por mas que estes en Brasil)

miércoles, 10 de marzo de 2010

San Cristóbal 2 – Sportivo Rustique 3 (suspendido por agresión al árbitro)


El encuentro ante Sportivo Rustique era de lo mas esperado por el glorioso barrio de San Cristóbal. Se jugaban los cuartos de final del torneo y nos tocaba nada menos que un rival que ya nos había derrotado en dos oportunidades anteriores. La sed de revancha se vivía en la previa con intensidad. Pero el encuentro no iba a ser el soñado por los gladiadores albiverdes, al menos en la primera etapa. El Santo comenzó el partido con el dominio del balón en los primeros minutos. Pero poco le iba a durar la tranquilidad a nuestra escuadra. A los dos minutos de juego, el zaguero al que todos apodan “Chino” fue a buscar un pelotazo en lo alto pero, por el mal cálculo en el salto, terminó peinando la pelota hacia atrás y su cabezazo (no es su fuerte, ya todos lo saben) salió como un misil y pasó por encima de toda la defensa y le quedo servida al 9 de Rustique para que defina en solitario ante la salida de “Ricardito”.

Pese a la temprana desventaja nuestro equipo continuó jugando por abajo, sin tirar pelotazos, a pesar de tener el viento a favor. Ellos tenían a un áspero y hablador volante derecho que flotaba por todo el medio. A medida que iba avanzando la primera parte, se hacía cada vez más difícil tomarlo. De hecho, tuvo un par de intentos desde afuera que se fueron cerca. También el 9 intentaba. Ellos dos, más el volante por la izquierda (un chiquitito ligerito e igualito al “piojo” Lopez), complicaban muchísimo. Pero el trámite parejo no se reflejaba en el marcador. En otro largo bochazo, que esta vez no fue frontal si no hacia la izquierda de la defensa de San Cristóbal, el puntero derecho de Rustique desbordó, entró al área y ante la salida de nuestro golero estrella tocó la pelota hacia atrás; en el corazón mismo del área un delantero remata cruzado y un tercer jugador la empuja en la línea del arco. La impresión fue que estaba en posición adelantada, aunque ninguno de los nuestros atinó a protestar.

El resultado dejaba atónito a todo San Cristóbal, que había arrancado con buen pie y con muchas ilusiones el partido decisivo y en pocos minutos se encontraba dos goles abajo. Con confianza y sin desesperarse, el conjunto albiverde fue a la conquista de un gol que empareje un poco el trámite. Fede Sampayo, que estaba parado como volante izquierdo, tomó protagonismo con un gran remate desde afuera del área que dio en el palo. Con los desbordes de Nacho Zavadil por derecha y el arranque furioso de Jerito y Sergio por el medio del campo también generaba intranquilidad en la última línea de Rutique. Pero nuestro querido equipo no ganaba para sustos en esos primeros 45 minutos. En un ataque Santo que no prosperó vino un tercer pelotazo largo desde el área de ellos; el puntero izquierdo se anticipa con un rápido movimiento al “Chino” y le deja servida la pelota al Ocho que tira velozmente un pelotazo a espaldas de “Giampol” Espulgas. El defensor central corrió en vano a su marca y pidió airadamente un fuera de juego que no existía. El nueve rival, apodado “Ruso”, decretó el tercero con una buena definición.

Así las cosas, los gladiadores del glorioso barrio del sur de la ciudad se fueron al descanso con una preocupación importante de cara al complemento.

Para la segunda mitad ( a eso de los 10 minutos de la complementaria) vino un cambio obligado: afuera fede Sampayo, de buen partido, quien tuvo que salir luego de que un patadón le deje el tobillo y el empeine a la miseria. Adentro el regresado Fede Warren, quien pasó al lateral derecho y Neme, ahora devenido en volante por izquierda, le cedió su lugar a Pablito León (de muy buen partido). Arriba también hubo movimiento de piezas: como había que levantar el 0-3, Jerito se fue de puntero izquierdo, Nico Zava de puntero derecho y Sergio Miguez de ariete. El resto igual, Nacho Zumbo de 5 clásico, y Nacho Zava de 8.

Ahí la cosa cambió. El equipo fue una tromba que persiguió el empate con un coraje y un orden sublime. Y luego de insistir incansablemente llegó el primero: lateral centro de Sampex al punto del penal. Nico Zava la bajó de pecho, le hizo un sobrerito a su marcador (quedó mirando a la panamericana) y le pegó. Como le entró mal (su idea fue pegarle fuerte), la pelota se le coló por arriba al arquero. Se metió casi en el ángulo. Las ganas se multiplicaron con ese gol esperanzador.

El tinte del partido no varió. Rustique apostaba a la contra y a los cambios (los perjudicaron notablemente) y nosotros a un ataque furioso e incesante. Y el premio fue para el que se la jugó: San Cristóbal. Luego de una recuperación en zona defensiva, la pelota le cae a Nico Zava, este encaró a su marcador y se la terminó llevando de rebote. Aquí vino una polémica gigantesca: el rebote se lo llevó claramente con la mano, brazo, antebrazo, hombro... el árbitro, a la carrera, gritó que fue casual. Como su marcador había quedado en el suelo, Nico desbordó y mandó el centro. Sergio la paró, intentó pegarle y rebotó en un contrario. Luego hubo otro rebote que nuevamente nos quedó a nosotros. Ahí apareció Nachito Zumbo quién, a la carrera, remató de afuera y desvió el balón hacia el sector izquierdo del ataque. Allí, dentro del área, ya estaban Jero y Nacho Zava. El lungo volante paró la pelota pero le quedó algo larga, y como ésta se le iba de costado se tiró con sus largas piernas y le pegó casi desde el suelo para que la globa se meta extrañamente por encima del cuerpo del portero de Rustique.

Festejadísimo gol albiverde que ponía a tiro del empate a un conjunto que ya dominaba a un rival desconcertado y decididamente nervioso.

El juego se puso áspero y muy hablado. A pesar de que hubo quejas y jugadores (sobre todo rivales) tirados en el piso durante todo el partido, con el encuentro 3 a 2 la cosa estaba más que caliente. Y llegando a los 25 minutos de la complementaria, con 15 por jugar y con un San Cristóbal con serias posibilidades de empate, llegó el hecho insólito de la jornada…

Nachito Zumbo cruzó feo al 8 (quien no paró de hablarle al árbitro en cada jugada y por eso se había llevado la amarilla). El réferi le sacó la segundo amarrilla a Nachito (todo esto ocurrió a 5 metros de donde estaba viendo el partido Sampayo, ya afuera de la cancha). Al mismo tiempo, el 8 desde el suelo, le seguía hablando al árbitro. Una vez que Nachito vio la roja, lo seguía criticando. El réferi se canso y le mostró la amarilla. Sampayo saltó desaforado desde donde estaba y le gritó: "ese está amonestado (lo habían amonestado por protestar en el primer tiempo), ese está amonestado, lo tenés que rajar... RAJALO". El árbitro reviso sus tarjetas y actuó: ROJA…

Palabras del 8, un tal Eddy: "¡Qué! ¡Cómo me vas a echar! ¿No viste cómo me pegaron en todo el partido?... Vos no me podés echar a mí...". De la nada, y al mismo tiempo que repetía "¡Qué me vas a echar", le metió un cross de derecha en el medio del rostro, cuyo sonido se desplegó hasta el peaje de Benavídez. TE-RRI-BLE... No quedó groggy pero lo dejó algo mareado al pobre colegiado que se tomaba la cara mientras se alejaba del pendenciero volante derecho... Encima, en ese momento, el resto de los partidos o estaban por comenzar o estaban en entretiempo, por lo que TOOOODOS (organizadores, otros árbitros, suplentes, jugadores de otros equipos, alcanzapelotas y hasta los pasajeros del 60 que pasaban por la ruta) estaban viendo lo que ocurría. Luego del hecho lamentable y bochornoso, y de algunas discusiones menores, los jugadores se saludaron, se sacaron canilleras y casacas, y se fueron a sus rincones. Unos sabiendo que la victoria se había esfumado en el vuelo de ese puño hacia la mandíbula del árbitro; otros pensando en el rival que les tocaría en semifinales. Por supuesto que esos últimos, los que jugamos de forma leal y sin agresiones somos nosotros, SAN CRISTOBAL.

El domingo otra final. Si seguimos jugando con esta actitud, se puede vencer a cualquiera.

AGUANTE SAN CRISTOBAL!!!!

Producción: Lence-Sampayo-Espiñeira.

jueves, 4 de marzo de 2010

El Rinconcito del Chino: "Hechos C.A.C.A." (FECHA 10)

Lo mejor que me pasó el domingo sucedió en el vestuario: Fede Sampayo, veloz lateral izquierdo y productor estrella de Roberto Pettinato en FM 100, abrió su bolso y sacó un librito blanco. “Toma Chino. Cuando llegó esto a la radio dije ‘este libro se lo guardo al oriental’”, y me alcanzó un ejemplar de “The Beatlend”, un flamante libro en el que se cuenta la historia de Los Beatles una vez separados. Me levanté y le di un abrazo como si hubiéramos hecho un gol sobre la hora. “Ese gesto resume el espíritu de San Cristóbal, ¡carajo!”, me dije a mi mismo. Y ahí quede, tildado, con mi librito en la mano. Mientras todos se cambiaban, entraron Leo y Jerito. El petiso real de los dos apareció por el vestuario al gritó de “¡Bueeenas” y escondido atrás de una revista de publicidades que vaya a saber uno de donde la sacó. Ninguno entendía mucho y todos se miraban. Sucede que Jero cuando llega a los partidos tiene resaca, no suele emitir sonido y solo se limita a tirarse al pasto a fumar un pucho hasta la hora en que empieza el juego. “¿Qué te pasa Jero, estás en pedo todavía?” le dije con algo de maldad. “¡Qué va a estar en pedo si ayer se quedó en mi casa y se acostó a las 12 de la noche, ni siquiera salió!”, me dijo Leo, cagándose de risa. “No te puedo creer... seguro jugás como el orto si no estas borracho Jerin”, retruqué sonriendo. Pero la buena cara se me borró de repente cuando sentí un olor a cacona importantísimo. Ahí recordé que el rival de turno era el líder del torneo, un conjunto que se hace llamar C.A.C.A… Yo creo que la inspiración para bautizar al team la sacaron de los baños del predio de Benavidez… Ricardito, nuestro golero estrella, puede dar fe de ello. Resulta que el portero tuvo la pésima idea de ir a orinar en uno de los inodoros del vestuario pero ni siquiera llegó a bajarse el jogging. El lungo salió espantado como si hubiera visto un cadáver. “¡Boludo! ¡En el baño ese hay un sorete gigante como el caparazón de una tortuga! ¡Que asco la puta madre!”, dijo tapándose la cara con las dos manos y reteniendo una arcada casi incontenible. Todos se cagaron... de risa, menos yo que fui a chequear la veracidad del comentario y salí casi desmayado. “¡Nooo, se fueron al carajo, yo me las tomo...!” grité indignado y me fui directo a la cancha para olvidarme de esa imagen penosa.

En el verde césped me recibieron con una noticia a tono con la circunstancia: de mierda. “Hay que ponerse pechera” dijo José, que volvía a la zaga completamente tuneado con un bronceado Camarón Bombay. Mi respuesta fue “ni en pedo”. Encaré al organizador y, mirándolo a la cara de perro pequines que porta, le dije que “no eramos ningunos pelotudos, que ya usamos una vez las pecheras, que el domingo anterior esperamos 1 hora y media para jugar y que no nos cambiamos nada”. El tipo me miró, balbuceó algunas respuestas de compromiso y me dijo que iba a hacer un sorteo. Fue Giampol y ganó. Obviamente usamos la blanca cruzada y me sentí reconfortado, con la loca idea de que el tipo, para no tener quilombo, nos había hecho ganar… (Bueno, dejenme creer que soy importante, que me hace sentir bien che...)
Arrancó el juego y a los 5 minutos me sentí ahogado. Muy ahogado. No podía ser verdad… en la semana tuve la idea de ponerme a punto y empecé a ir al gimnasio. Fui a un Dexter Shop, me compré unas zapatillas Nike running ($220, ¡una ganga!), un par de medias deportivas (30 australes) y le entré a dar a la cinta. Me sentía orgulloso y responsable para con el equipo y seguro de que muy pocos se entrenarían como yo. Pero mi ilusión murió antes de nacer. Cada pique era una estocada en el costado derecho. Me costaba respirar, estaba pesado y sufría el partido. Miré hacia el banco de suplentes y Pablito Leon se veía como una especie de salvavidas con rulos donde iba a tirar el manotazo de ahogado en el entretiempo. Aproveché el parate que hicimos para tomar agua y le dije que se prepare. Pensé en mis flamantes zapatillas, en la cinta y el gimnasio… y me sentí un pelotudo irremediable…

Lo bueno era que, a pesar de mi malestar, el equipo era un avión. Giampol estaba firme como si le hubieran prometido una gorda para el tercer tiempo, Jero hacía gala de su noche “anti todo” (alcohol, tabaco, minas, boliche, etc.) y corría como un Fox Terrier atrás de una pelotita de tenis (además, metió un golazo de aquellos), Sergio era otro que andaba inspirado: pivoteaba, ganaba de arriba y clavó un gol infernal desde 30 metros. Divise la acción desde atrás ni bien tomó la pelota y el contragolpe, teóricamente, era clarito: avanzar con la marca hasta servirsela a Nico Rameri que se iba solo. Pero el tipo se la jugó. Midió la distancia hasta el arco y bajó la cabeza; clavó los ojos en la pelota, frunció el ceño y tensionó su pie derecho hasta hacerlo de hierro. Tomó envión con su brazo izquierdo estirado como quien busca una ilusión en el aire y el zapato se hizo historia en un vuelo único e inolvidable… El 2 a 0 era una realidad dulce e impensada… Nico Rameri, en el festejo, le dejó su felicitación al oído: “Golazo Sergito, menos mal que entró, si lo errabas, por no darme el pase, te re cagaba a trompadas”…

La alegría duró un tiempo. La segunda etapa se puso marrón y se hizo C.A.C.A.
Obviamente Pablo tomo mi puesto de lateral derecho y poco después Jero, cansado por los kilómetros corridos, le dio su puesto a Maurito y Sergio a Leo. A los 15 del ST el partido estaba 3 a 1 y ellos se venían. “Si no salimos se va a hacer difícil”, decía el Housemann de San Cristóbal, ya relajado. Algo me llamó la atención: estaba en cuero, con el shortcito de fútbol y enganchado del elástico un Philip Morris Box de un lado, el encendedor del otro y un pucho prendido en la mano. Súper equipado para sufrir desde afuera, un fenómeno. Ahí nomás pensé que si yo me ahogué a los 5 minutos de partido y no fumo, entonces, si me bajara los atados que fuma Jero por día, debería usar un tubo de oxigeno hasta para dormir…
Pero bueno, volviendo al juego, la cosa se complicaba: el partido se había puesto 3 a 2 y Mauro con un tobillo en la mano. “Pisé mal y me volví a doblar” dijo acerca de su ya resentida articulación. “Con uno menos es imposible”, tiré resignado al no haber mas cambios disponibles. Sergio me miró preocupado. El Titán albiverde ya no estaba para enloquecer a los defensores rivales pero se consolaba con esta humilde columna: “Tenes para contar esta semana eh”, dijo mi fiel lector. Lastima que no hubo nada alegre para contar. El resultado fue insostenible, Giampol cacheteo alevosamente la bola en el área y empataron de penal. En ese momento todos buscamos una birome para firmar el empate lo antes posible. Ni siquiera se dio esa chance. El cuarto cayó por decantación. Miré a mi equipo abatido: JP en el piso lleno de tierra, José con las manos en jarra, Fede con la vista perdida, Nacho puteando al aire, al referí, al fútbol y hasta a la Panamericana… El partido se había esfumado como la ilusión del tipo que está ganando por primera vez en el casino y pierde todo en la última bola. La Taba esta vez cayó para el lado contrario. El domingo, por los cuartos de final será otra historia. Nuestra historia…

HASTA LA VICTORIA ONETO CARAJO!!!!!

PD: CISSE PUTO!

Por Andrés “CHINOCOCHINO” Lence

miércoles, 3 de marzo de 2010

FECHA 9: San Cristóbal 3 - C.A.C.A. 4


Quien sigue de cerca los acontecimientos que suceden alrededor de San Cristóbal FC sabía que la última fecha era de particular importancia. No sólo porque iba a definir la colocación final de cada equipo de cara a los play-offs (en el cual, nuestro equipo tenía casi asegurada la cuarta colocación ya que se tenían que dar una serie de resultados insólitos para ocupar una posición superior, debido a la amplia diferencia de gol de los rivales), sino también porque enfrentamos a los punteros (C.A.C.A.), que venían de golear 11-0 en la fecha pasada, y que serían un verdadero punto de referencia para saber si el albiverde tiene serias chances de pelear el título. Con esa premisa, los once gladiadores iniciales salieron a la cancha, con el objetivo de deglutirse al rival. Sabían que una victoria los iba a dejar abajo del rival en la tabla (como dijimos, por diferencia de gol), pero lo que motivaba a los sancristobaleanos era ese hambre por demostrar no ser inferior a nadie en la divisional e infundar el miedo en el máximo candidato al título si es que se presenta un eventual cruce en semifinales. Lo cierto es que el partido terminó en derrota, pero San Cristóbal fue el protagonista absoluto del mismo: manejo los tiempos, dominó y sólo se vió acorralado cuando tuvo un hombre menos y esperaba confiado con el resultado favorable en ese entonces. El marcador final de 3-4 no fue justo, pero, igualmente, San Cristóbal consiguió lo que fue a buscar: el respeto del rival y dejarles un miedo hacia el futuro. De existir un título para este partido, sería el de "San Cristóbal se hizo respetar aún con la derrota".

En el comienzo del partido C.A.C.A se mostraba como un equipo con juego dinámico y a ras de piso, siempre cambiando de frente y triangulando mucho, sobre todo por la derecha de la defensa de San Cristóbal. Pero no se le hacía nada fácil llegar hasta la valla defendida por Rito Banegas ya que el equipo estaba bien plantado del medio hacia atrás con Jerónimo Jakob y Gabriel Esplugas como estandartes. El primero, aguerrido y hábil (gran alquimia para el volante central), cortaba y salía jugando. Así fue como, en uno de esos quites, a 2 minutos de comenzado el encuentro, tomó la bocha a unos metros del círculo central y con un slalom fabuloso se sacó de encima a tres rivales hasta quedar frente al arquero contrario, al que batió (en complicidad con él) con un suave toque al primer palo. Un golazo que servía para afianzar aún más a un conjunto que había salido concentrado y áspero, sabiendo la importancia de lo que se jugaba. Los muchachos de C.AC.A, por su parte, empezaban a incrementar el fastidio a medida que pasaban los minutos y no podían vulnerar a una defensa que se movía al ritmo de un Giampol veloz, con un timming perfecto e impasable. Los nervios del escatológico conjunto rival terminaron de estallar cuando a la salida de un contragolpe Sergio Miguez, tanque solitario por la ausencia del otro gigante (Martín Larralde), sacudió su propia historia y la del team sancristobaleano con un gol antológico: recogió la pelota detrás de mitad de cancha y avanzó unos metros hasta pasar la mitad; allí, con una fe inquebrantable, y cuando la jugada pedía abrir la cancha ya que se estaba gestando un contraataque con superioridad numérica, sacó un tremendo remate que tomó vuelo como un globo aerostático. Parecía que la pelota nunca más iba a bajar, pero, de repente, cuando parecía que se iba por encima del travesaño, la misma hizo una parábola magnifica y fue a dormir entre los piolines para delirio del equipo cruzado y asombro del adversario. GO-LA-ZO. Lejos, el mejor gol invidual en la historia de la institución (lástima que no quedar documentos ni fotográficos ni de video al respecto). Con el 2 a 0 consumado, el resto del primer tiempo vio a la gloriosa escuadra del sur de la capital plantada como nunca, raspando y metiendo de forma ordenada y escalonada, sin pasar sobresaltos y con seguridad en todas sus líneas.

En el descanso se empezaron a gestar las primeras modificaciones, algunas obligadas y otras por la necesidad de hacer jugar a todos los que tuvieron el coraje de ir un domingo hasta ¡Benavídez! para jugar un partido; pero esas movidas significaron, a la vez, la primera de una serie de desaciertos que culminaron con la derrota final. En el entretiempo, de esta forma, salieron Andrés Lence y Rito, para dejar su lugar a Pablo León y el misterioso arquero estrella, del cual se desconoce su nombre, "Ricardito". En un principio, el trámite no varió en nada: si bien C.A.C.A logró rápidamente el descuento, poco parecía servirle cuando, unos minutos más tarde, San Cristóbal volvió a estirar la ventaja a dos. En una jugada comandada por Miguez, éste le sirvió un pase genial, entre líneas, a Nicolás Rameri, quien, ante la rápida salida del arquero a atorar, cedió el balón al centro del área para la entrada de Ignacio Zavadil, quien sólo debió empujar la bola y decretar el 3 a 1 transitorio. El conjunto verde y blanco se refregaba los ojos y no podía creer la calidad y, sobre todo, la eficacia de sus ataques. La historia parecía estar encaminada para nuestro lado... pero no. Un nuevo descuento de de los “cacosos” (por no decir "cagones") llegó a partir de la salida de un tiro libre rival en el costado derecho del área. San Cristóbal se organizó mal, tanto en la barrera como en la atención sobre los rivales circunscriptos alrededor del encargado de patear el mismo. Así, el shoteador se la pasó a un compañero a 10 metros de distancia y éste, sin ser atorado por Rameri, sacó un remate que, previo desvío en Federico Sampayo (quien salía raudamente de la barrera), se le coló al tercer portero sancristobaleano, consagrando un gol traicionero e injusto, que desnudó varias fallas en una misma jugada. Ese gol resultó ser el gestador de la debacle, la cual comenzó aproximadamente a los 15 minutos del complemento, momento en el que salió fundido Jakob, el mejor de la línea medular, dejándole su lugar a Mauro Vázquez. La salida de la manija del equipo, que había corrido, raspado y jugado como en sus mejores tardes, y que, sobre todo, hacía jugar a sus compañeros, fue vital; sumado al hecho de las desinteligencias desde el banco, que mandaron al ingresado (eximio defensor central) a colocarse en la misma posición que dejaba el saliente (volante central), posición que denotaba, otra vez, no ser su hábitat natural. Además, otra modificación en el mismo instante iba a hacer perder peso en ofensiva cuando el "Tanque" Míguez, en su mejor partido y con su eficacia habitual, era reemplazado por la "Garza" Leonel Silva Agüero, en lo que era su debut oficial en la temporada. De esta forma, el trabajo (y, sobre todo, la preocupación) de la defensa rival se simplificó ya que Miguez complicó todo el tiempo: rápido de reflejos, tocó siempre (bien) de primera, pivoteó magistralmente y no se dejó ganar nunca en el mano a mano. Además, hizo un gol inolvidable y metió un pase genial para el tercer gol. Todo en un mismo envase. Pero volviendo, decíamos: a partir de esos desaciertos en los cambios y en el parado del equipo post-modificaciones, comenzó la debacle, la cual iba a propiciarse diez minutos después de los cambios. Mientras San Cristóbal intentaba mantener el orden y defenderse de los embates rivales, para salir con contras punzantes que pudiesen explotar la velocidad de los delanteros frente a un equipo totalmente volcado en ataque, el ingresado Vázquez pisó mal y su tobillo, maltrecho y con un prontuario de lesiones por detrás, se dobló y dijo basta. Así las cosas, como el equipo había quemado todos los cambios, debía tratar de hacer la "heroica" y aguantar lo que restaba de partido con un jugador menos. Parafraseando a un cantautor guatemalteco, en vez de aclararse el panorama, éste se iba oscureciendo. Si ya el partido estaba difícil de sostener debido a la enjundia rival y el catenaccio propio, el empate ganaba en acciones. Y rápidamente así fue: Esplugas tocó descaradamente la pelota con la mano dentro del área, cuando ésta se iba inexorablemente a las mallas, y el árbitro cobró el correcto penal. Pero, nobleza obliga, el mismo se apiadó del equipo y no expulsó al defensor, quíen ya estaba amonestado, debido a que recientemente habíamos perdido un hombre por lesión. Premio Gandhi para él (aunque un Zavadil rival, lo menos que hubiese hecho, era tirarlo a la Panamericana para que los automovilistas lo atropellen). Ricardito, frente a la ejecución del penal, decidió permanecer parado, y no pudo evitar el empate a 3 del rival. A C.A.C.A. le quedaban unos minutos más para terminar de dar vuelta el partido, con una inyección anímica importancia, con un hombre de más, y con la venia de las malas decisiones sancristobaleanas. No obstante, San Cristóbal desparramaba sudor y lágrimas en cada metro cuadrado del campo, mientras los de afuera arengaban sin parar. Pero la falta de piernas también hacía mecha en el mediocampo del equipo, y se hacía evidente como los volantes dejaban de colaborar firmemente con su defensa. Algunos por desobedientes, otros por desorganizados, y otros por estar muertos físicamente. Así fue como, cuando se extinguía el partido, I. Zavadil no tuvo piernas para talar a un rival que se fue con pelota dominada por el andarivel derecho y la jugada desembocó en una serie de rebotes en el área que culminó con un remate potente de un delantero rival que sentenció el partido: 4-3 para C.A.C.A en el suspiro final. Injusto. Increíble. Honrado.

No hubo tiempo para más, terminó siendo derrota en un partido vibrante que dejo conclusión principal: San Cristóbal se convirtió en un equipo rudo, bien plantado y molesto para cualquier rival. Ya ha dejado de ser ese equipo pre-amateur, que buscaba una forma, para ser este plantel amateur de hoy, que le da pelea a cualquiera. Asimismo, mención especial tanto para los que ya citamos como figura del partido, como para Rito Banegas, que se fue con la valla invicta a pesar de tener sobre él los ojos del "arquero estrella". En el déficit queda hacerse amigo de la pelota, manejar los tiempos de los partidos (sobre todo cuando se esta ganando) y no meterse atrás. Goles hay de sobra, huevos a granel y ganas de darle para adelante hay hasta por los poros. Nos fuimos con una bronca interminable pero también con el orgullo de ser de San Cristóbal a pesar de la derrota que pudo ser victoria ante el mejor equipo del torneo.

Producción: Nicolás Espiñeira - Andrés Lence, y la colaboración de Federico Sampayo.