Como muchos de ustedes sabrán, estimados seguidores de este humilde espacio, la semana pasada no hubo crónica de la primera fecha del torneo Clausura que nuestro laborioso equipo disputa en el Bajo Flores. Es por ello que les voy a hacer una crónica doble con lo más jugoso (bah, en realidad voy a poner lo que me acuerde) del match ante Merthiolate (fecha 1) y también del que jugamos contra Vallejos Devoto (fecha 2).
Todo comienza así:
Fecha 1: San Cristóbal 1 Merthiolate 0Dicen aquellos viejos filósofos de café, esos que acumulan máximas incomprobables, que el fútbol es un estado de ánimo. Lo afirman con seguridad, torciendo la boca y con la impunidad de quien durante toda su vida no hizo mayor esfuerzo físico que el que demanda llevar el jarrito a la boca. Nunca fui muy amante de esas afirmaciones. Pero capaz tengan razón. “Hoy ganamos”, me dijo con seguridad Giampol, mientras nos cambiábamos. “¿Y cómo podes estar tan seguro?”, le conteste frunciendo el ceño y recordando que en los amistosos previos al campeonato habíamos perdido dos y empatado otros dos, con presentaciones bastante chotonas. “¡¡¡Pero si papá!!!”, me afirmó abriendo los ojos enormes. “Mirá, hoy viene Martin, el amigo de Fede”, dijo en referencia al tanque Larralde; “está Jero, que ya sabemos lo que rinde…¡¡estoy yo!!”, dijo ya riéndose. “Y bueno, también están Neme y vos, pero que va a ser, ningún equipo es perfecto, y con eso ya nos tiene que alcanzar para ganar”, completo con cierta maldad pero convencido de sus palabras. Y me dejó pensando en que lo que decía no estaba tan alejado de la realidad si hacíamos un repaso rápido del equipo. Pero mi pensamiento se interrumpió de golpe porque Gabo entró en acción otra vez: “¡Por fin, papá, ya estaba cagado de frío!” le dijo JP a Nacho Zava, ni bien lo vio llegar al vestuario. El robot de San Cristóbal estaba en cuero y apenas vestido con una calza, los botines, las canilleras y las medias. Resulta que Nacho tenía las casacas y llegó más tarde porque fue con Nico R a buscar a Leo Jakob (hermano mayor de Jerito y arquero de emergencia). “¡Bueno eh! La conchita de tu mamita (NdeR: Nacho cuando se enoja putea en diminutivo y en femenino. Ejemplo: “Conchita, putita, forrita pelotudita”), ¡¿encima que tenemos que pasar a buscar a la gente te quejas?! ¡¿ Querés que te vista también, eh?!”, dijo el Flaco con el bolso en una mano y una Gatorade en la otra. Gabo no le dio bola a la catarata de puteadas que recibió y se tiro de cabeza al bolso a manotear, fiel a su costumbre, cualquier camiseta sin importarle en lo más mínimo que número le tocaba. Nacho, que había llegado vestido de jugador de fútbol, seguía tomando Gatorade en un rincón. “Che Flaco, eso se toma después de jugar, no antes”, le dije con malicia. Nachito me miró preocupado. “No sabes Chino, estoy hecho mierda del estómago, tengo miedo de hacer un pique y hacerme encima, no sé cómo voy a hacer para jugar… Encima, tengo un tirón en una gamba también”, me dijo y siguió tomando su bebida como si se la hubiera recetado el médico. “Y bueno, mientras no se haga caca encima, que juegue como pueda”, pensé, y salí rumbo a la cancha.
Me acomodé como siempre de lateral derecho con Giampol y Mauro de centrales y Neme por la izquierda. De ocho estaba Pabli. La novedad era Nachito de delantero, ante la ausencia del tanque Miguez y de Nico Z. El partido empezó parejo. Ellos tenían dos buenos delanteros y volantes prolijos aunque atrás daban algunas ventajas. El tema era que Nachito no estaba acostumbrado a ser delantero y termino jugando de pseudo enganche, y encima Pabli se quedó sin aire en los primeros dos piques. Yo andaba casi en lo mismo. “Levanta los brazos y respira Chino, asi cambias el aire”, me decía Giampol al ver que me ahogaba a cada rato. “¡Vamos que están cansados che, dale!”, arengaba un delantero de ellos al que le decían “Bola”. Error, “Bolita”, San Cristobal nunca está cansado. Si hay algo que lo distingue a este equipo es lo que corre y mete para compensar su falta de fútbol. Así se fue la primera etapa, con ellos atacando pero sin llegar al arco y nosotros bien firmes y solidarios atrás, con una gran tarea de los 4 del fondo pero sin lograr profundidad de mitad en adelante.
A pesar de la pobreza de ese primer tiempo, vale la pena remarcar dos hechos de esa etapa. El primero es la amonestación, primera en Torneos del Bajo para este humilde servidor, que se dio luego de un pelotazo largo que agarro girando a la defensa, y que nos dejó trenzados en una corrida cuerpo a cuerpo con el “Bola”, en pugna por la pelota, que boyaba alegremente entre nosotros dos y Leo Jakob. Al ver que no llegaba a capturar la bocha, el “Bola” se dejó caer pesadamente y con él me fui yo también al piso. “Amarilla, señor”, me dijo el referí. Y me indigné como pocas veces. “¡Pero si se tira porque no llegaba!”, le grité con la vena hinchada. Pero el referí cobró la falta y cerró el tema con un “lo agarró de la camiseta, señor”. “¡Pero ni lo toqueeeee!”, grité cada vez más caliente. Larralde vino a mi rescate: “Listo Chino, ya cobró, no le hables mas porque te va a echar”, me dijo El Tanque, y me puse en la barrera para ver si un buen pelotazo me bajaba la bronca.
El otro hecho remarcable fue que me cobraron un off side por primera vez en mi vida. ¡Si, señoras y señores! Este limitadísimo lateral derecho fue en busca de un tiro libre al área rival y luego de una serie de rebotes en el área la pelota le cayó mansita a los pies. Fue un instante fugaz hasta que el árbitro pitó al ver al línea con la banderita levantada. Pero en esos pocos segundos el corazón se me aceleró y un cosquilleo me inundó el cuerpo ante la clara posibilidad de empalmar esa pelota de derecha y clavarla contra el palo. Lo pienso y me vuelvo loco: ¡Quiero hacer un gol, carajo!
La segunda etapa fue toda nuestra. Con Piro (gran refuerzo para la segunda mitad del año) de 8 y Pabli de delantero derecho, el equipo ganó en fútbol, desborde y agresividad. Atrás seguíamos firmes y ellos ya no atacaban mucho porque nuestro mediocampo estaba aceitado y además ellos empezaron a sentir el cansancio. Matias Repetto, otro refuerzo que llegó desde Aerolíneas Argentinas (y ya son 5 los “aeropibes”: Piro, Repetto, Miguez y los dos Zavadiles) le puso cambio de frente y pases largos y finos al juego. Estaba todo dado para que el equipo haga el gol. Jero, que estaba descansando en el banco luego de jugar el primer tiempo de arranque, volvió a entrar (utilizando la modalidad de este torneo, que te permite salir y volver a entrar). Y fue ese “retoño de jubilado” como lo definió magistralmente Nico “Mancu” Rameri, quién lucho una pelota en el área luego de un centro pasado de Larralde, para quedar frente al arquero y ajusticiarlo sin piedad. El uno a cero, justo y merecido, llego cuando faltaba poco para terminar. Con la firmeza del fondo y el esfuerzo de todos, se logró la victoria, trabajada y sufrida. Prueba de esto fue la frase que me tiro JP, acostumbrado a batallas durísimas, en el descuento: “¡No termina mas Chino, es el partido más largo que jugué en los últimos años!”. Pero terminó, fue victoria y arranque ideal para nuestro querido rejunte, con 3 puntos y valla invicta. Claro que todo cambiaría en la fecha siguiente…
PD 1: Cisse Putooo (que te haces el DT vos, dueño de la verdad!!!!)
PD 2: Ya que 5 jugadores son empleados de Aerolíneas Argentinas, podrían gestionar para tener a la empresa como auspiciante de la camiseta, no? Al menos para salvar los gastos administrativos de la institución (inscripción, partidos y nafta de los móviles!!)
HASTA LA VICTORIA ONETTO!!!
Por: -.- cHIno Lence.
Fecha 2: San Cristobal 3 vs Vallejos Devoto 3En todos los inicios de campeonato la sensación es la misma: ganamos la primera fecha y creemos que estamos para grandes cosas. Claro que después la realidad se hace presente y nos pasa por encima con una catarata de empates, derrotas y partidos espantosamente mal jugados que nos devuelven a la realidad. Pero mientras tanto, la ilusión se enciende. Por eso, después de haber conseguido una trabajada y complicada victoria por 1 a 0 el domingo pasado, nos juntamos en el vestuario del predio de la UTN con el ánimo por las nubes. Todos hablaban en voz alta, se reían y daban rienda suelta a la algarabía. Todos menos Piro. Nuestro nuevo refuerzo estaba paradito inmóvil contra una pared del vestuario vestido como un cantante de rock Stone: zapatillas Topper de lona blanca, rulos largos hasta los hombros, remera y anteojos negros y una botellita de agua en la mano. Lo miré fijo y lo noté colgadísimo. “¿Que pasa Piro que estas tan calladito y tomando agua?”, le pregunté confundido. “Nada, tengo una resaca tremenda”. No pude contener la risa. “Jajaja, ¿otra vez? ¡El domingo pasado me contaste que hiciste un pique y casi lanzas en pleno partido!”. Piro contesto casi sin mover un músculo de la cara. “Bueno, entonces esta vez creo que lanzo en serio. Anoche eramos como 15 para comer un asado y tomamos vino hasta las 9 de la mañana. En un momento se levanto mi vieja y nos vio a todos sentados sin hablar delante de la estufa y se cago de risa: ‘¿Y ustedes son los que van a ir a jugar al fútbol mañana? ¡Ja, que van a ir a jugar ustedes, borrachos!’, nos dijo y se fue a dormir otra vez”. Después de escucharlo tuve una mezcla de resignación y alegría. “Y bueno, el otro día borracho y todo jugaste bárbaro, así que ahora que estas mas en pedo todavía, vas a jugar mucho mejor”. Pirola no contestó, siguió caminando en silencio y tomó otro trago largo de agua.
La cancha, como siempre, parecía un desierto. Pura tierra, sin un milímetro cuadrado de pasto, raspones garantizados al ir al piso. A un costado, mientras hacíamos la entrada en calor, estaban los muchachos rivales. No los reconocí hasta que no se ubicaron en su mitad del campo de juego: eran los mismos que nos habían ganado un amistoso por goleada una tarde en la que se lesiono Giampol y tuvimos múltiples faltazos inesperados. Más ganas de ganar me dieron al acordarme esa tarde fatídica. Comenzó el partido y había algo que estaba clarito como el agua: había un viento impresionante. En esa primera etapa lo teníamos a favor y se notó. La primera llegada, a los pocos segundos de comenzado el partido, fue un remate largo que un defensor de ellos quiso rechazar y no hizo más que enviar la pelota contra su propio arco y no fue gol de milagro. Luego, fue Nacho quien pateo ese mismo corner y la pelota se fue cerrando hasta que un defensor, esforzándose por recharzarla, la hizo estrellar contra el travesaño. Ahí nomas empezaron a putear los del mediocampo de Vallejos a sus propios defensores. Estaban nerviosos desde el vamos, había que aprovecharlo. El trámite seguía en nuestro poder. San Cristóbal era un tren en esos minutos iniciales porque atrás estábamos ordenados y el medio ganaba siempre. En otra jugada, un pase largo a Martín Larralde lo dejó mano a mano con el portero. El tanque, raro en él, apuró la definición y su remate fue bien desviado por el uno de ellos. Pero la presión fue insostenible: centro desde la derecha de Pablito Soria y Sergio Miguez, el otro tanque que reapareció luego de su viaje por Barcelona, quizá inspirado por su visita al Camp Nou, saltó entre mil cabezas y con un frentazo bombeado puso la pelota en el ángulo superior izquierdo del guardametas de ellos. Uno a cero merecidísimo. Hasta ahí, el partido había sido como muchos otros en la historia del albiverde, donde en un período de tiempo domina el partido y mete un gol, pero luego es dominado y pierde el control del juego por completo. Pero lo que hacía pensar que quizá el team había logrado una madurez inusitada, fue que se siguió buscando el arco rival y el dominio siguió a favor nuestro. Pablito se perdió un gol casi hecho, Larralde también tuvo uno y hasta este humilde defensor recupero una pelota cerca del mediocampo, giró y le tiró un pase por encima de la línea defensiva a Larralde para dejarlo con serias chances de convertir. Así las cosas, había que hacer otro gol. Y ese gol llegó cuando, luego de un yerro casi infantil de un defensor de Vallejos, Martín corrió hacia su destino de goleador indomable y le puso la firma a un dos a cero asombroso. Hasta ahí duró el sueño del partido perfecto. Hasta ese segundo gol hermoso. De ahí en más empezaron los problemas que no terminarían hasta que el referí pitara el final del partido.
El primer indicio de que esos veinte minutos a todo vapor habían sido casi un espejismo fue cuando tuve que salir a tapar un avance del 10 de ellos con pelota dominada (el domingo jugué de central porque Mauro se lesiono el tobillo) sabiendo que a mi izquierda estaba el 11 absolutamente solo. El pase, preciso y al pie, le cayó al 11 que por suerte definió pésimo y se perdió el descuento. Luego pasó lo mismo pero a espaldas de Giampol y otra vez la tiraron afuera. Demasiada suerte habíamos tenido cuando entre el 9 y el 10 caminaron el área de izquierda a derecha y, luego de una serie de rebotes pusieron el 1-2.
Nos fuimos al descanso preocupados. La segunda mitad del primer tiempo se había jugado mal, el medio perdió las marcas, la defensa estuvo muy en línea y nos ganaron las espaldas con facilidad. Todos hablaban, Neme discutía con Giampol una jugada en la que quedó sin aire y fuera de la jugada por un topetazo. “¡Te tenés que tirar al piso, pelotudo, porque no te cobran nada sino!”, le recriminaba el Robot al bueno de Leandro Jorge que todavía boqueaba como pez fuera del agua. Cisse fue claro en ese entretiempo: “Ojo ahora que tienen el viento en contra”. Razón no le faltaba…
La segunda etapa no tuvo nada que ver con la primera. Ellos se vinieron con todo y tiraban pelotazos hasta desde el buffet. Y nosotros no sabíamos como contrarrestar los piques a las espaldas de una defensa adelantada y en línea. El once, un chiquitito de pelo parado, era un sufrimiento porque vivía detrás de mí esperando para picar todo el tiempo. Por el otro lado, el 9, (un rubio que en el amistoso de hace un mes casi se agarra a piñas con Lucho y terminaron los dos expulsados) se filtraba entre Neme y Giampol y también quedaba solo. Creo que ese muchacho perdió no menos de 3 mano a mano con Leo Jakob. Sinceramente, se hacía difícil aguantar la presión y el viento en contra. El equipo corría y mordía pero a esa altura ya no se jugaba nada bien. A pesar de todo, el “casi milagro” se dio promediando la segunda etapa. Saque de arco que ejecuta este laborioso redactor, Soria que la peina y Larralde, con gran velocidad mental, saca un pase precioso y de primera para el pique de Nacho Z, que define picando la bocha ante la salida del arquero. Yo seguí la pelota con la vista y al verla besar lentamente la red largué un alarido infernal. El gol representaba el desahogo, la tranquilidad y la cercanía de una victoria algo injusta pero fundamental.
Faltaba poco, algo más de 10 minutos y yo no quería más historia: “¡Muchachos, no jugamos mas, la sacamos todos para arriba eh!”, grité aferrado a un catenaccio desagradablemente inescrupuloso. Por derecha ya estaba Piro para meterle dinámica y quizá algún que otro “pato” al lateral izquierdo de ellos. Afuera el “Mancu” Rameri se arrancaba el yeso de los nervios y a Cisse se le perdía la voz por lo mismo. Adentro, mientras tanto, seguían lloviendocentros como un bombardeo. Y nos seguíamos salvando. Cada vez que ellos llegaban al área la sacábamos como podíamos, se daban jugadas sucias, con mil y un rebotes y corners a repetición. Hasta que en un tiro libre desde la derecha de nuestra defensa, vino un centro pasado al segundo palo, una montonera tremenda y nadie consigue rechazar la pelota que sigue su viaje hasta que la encontró el 11, ese chiquitito resbaladizo que la empujó abajo del arco para el 2 -3. El sentimiento de que nunca se puede terminar un partido sin sufrir es una constante en San Cristóbal. Creo que con el plantel que hay hoy en día, si alguna vez podemos cerrar los partidos cuando estamos en ventaja, probablemente ganemos un torneo. Pero no, siempre hay un pero.
Golpeados, salimos a tirar las últimas manos del combate, dispuestos a matar o morir. Pablito Soria hizo una jugada heroica por derecha, gano una y mil veces trabando con varios rivales, y su remate, ante la salida del portero, pego en el palo y salió. El partido se iba, ellos llegaban pero sin tanta claridad, nosotros tratábamos de matar los minutos como sea. En eso veo que el referí da ¡3 minutos más!. “¡Hijo de puta!”, pensé, no había pasado nada que amerite tanto descuento. Las piernas ya pesaban, el partido había sido duro y encima, cuando faltaba poco y nada, vino otro centro contra el área; otra vez una montonera para rechazarla, y ahí la agarraron ellos otra vez. Otro centro largo que nos supera a todos y cuando levanto la cabeza veo a Fede Sampex que estaba con dos marcas pegadito al segundo palo. “No, por favor, no” pensé cuando vi que el línea no levantaba la bandera. El delantero de ellos solo tuvo que empujarla. Gol. El griterío fue infernal y la montonera que armaron para festejarlo daba más bronca. Neme y JP lo puteaban al bueno de Fede en mil y un idiomas por quedar enganchado y habilitando a los rivales en el gol, actitud que no se había visto nunca en el equipo. “¡Paren loco, callense que no fue culpa de Fede, nos puteamos cuando termine el partido!”, grité para calmar al robot y a “O Rey do Cabarulo” que le decían de todo a Sampex como si hubiera cometido un crimen.
Sacamos del medio y el partido, uno de los más raros e indescriptibles de la historia del equipo en 2 años y medio, nos dio otra sorpresa. A falta de un minuto para el final, un tiro libre cayó en el área de Vallejos Devoto y, luego una serie de rebotes, Sergio se encuentra con lo que hubiera sido el gol más gritado en la corta vida del SCFC. Como pudo, alcanzó a puntear la bocha ante la marca de un rival y el grito de gol fue anulado por el arquero de ellos.
No hubo tiempo para más: como diría El Diego, se nos escapó la tortuga. A pesar de no haber jugado bien tuvimos chances, goles y el resultado siempre a favor como para bajar la persiana y festejar dos victorias seguidas. Pero esto es San Cristobal y lo fácil solo existe en la imaginación de cada uno, cuando en la semana pensamos goles fantásticos y jugadas maravillosas que eleven al glorioso albiverde a la cima del fútbol amateur. A seguir soñando con lo que vendrá e intentar hacerlo realidad.
Lo mejor está por venir…
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
PD: Cisse putisimo!!!!
Por -.- (Lence, el 2)