Debut internacional del equipo en la Copa NEME (12 de diciembre de 2009 - Estadio Ernst Happel de Viena) - PARADOS: Andrés Lence, Sergio Míguez, Jorge L. Romero, Nicolás Zavadil, Nicolás Espiñeira e Ignacio Zavadil. AGACHADOS: Ignacio Zumbo, Pablo León, Diego Nartallo, Nicolás Rameri y Mauro Vázquez.

PRÓXIMO TORNEO

ESTADÍSTICAS

------------ LO QUE EL FINDE NOS DEJÓ -------------

El 0-4 frente a Oeste FC dejó dos perlitas para nuestro regocijo:

1) Cuando el 9 definió mano a mano en el segundo gol, Giampol, Neme y Serpentor se esmeraron: "Cissé es un arquero 2-D, es gigante pero cuando el otro pateó era finito y plano..."

2) Terminado el encuentro, tras el decepcionante papel del equipo, Nacho Zavadil le puso color a su pensamiento: "Lo que pasó es los otros, cuando le pegaban, hacían 'ploc' [gesto de impacto seco de la pelota contra su mano] y, cuando lo hacíamos nosotros, hacía 'pif' [gesto de que le erraban]". Sublime. La más cruda realidad.

3) ¿Querían más realidad? Luego de que 2 de los 4 goles del rival los marcase un 9 grandote, torpe y lento, Sampex estalló: "¡NO NOS PUEDE HACER 2 GOLES UN TIPO QUE PESA 120 KILOS!". Tenía razón. Era un armario al que le faltaban 22 cromosomas...Así y todo, nos dejó en ridículo. Prefiero que venga el niño que nos embocó una vez en el Cirse...

domingo, 27 de diciembre de 2009

Evoluciona el arquero sancristobaleano

Nicolás Espiñeira, más conocido como "Cissé", y arquero de San Cristóbal FC, se recupera favorablemente de la operación de corazón que sufriera el pasado martes. Increíblemente, el jugador fue quemando etapas de recuperación a una velocidad asombrosa y en el día de la fecha (Domingo 27/12/09) le será otorgado el alta del instituto Fleni de Belgrano.
En cuanto a los plazos de rehabilitación, el jugador no podrá hacer fuerza con sus brazos hasta pasado un mes, momento en el cual se sentirá totalmente apto para cualquier actividad. No obstante, los médicos recomiendan evitar los deportes y actividades de choque/impacto hasta cumplidos los 3 meses desde el día de la operación. Por ende, se especula que el retorno del arquero a las canchas se dará en los últimos de marzo o principios de abril (a las pistas, obviamente, la vuelta se producirá mucho antes).

sábado, 26 de diciembre de 2009

Novedades sobre el torneo

Por un lado, la novedad principal es que el reinicio del torneo se posterga para el mes de febrero debido a las vacaciones de verano. Por otro, decir que aún no se llegó a una determinación oficial respecto al partido que se nos suspendió frente a Los Rústicos (¿hasta cuando esperar?)

martes, 15 de diciembre de 2009

EL RINCONCITO DEL CHINO: "Tres al hilo: vayan trayendo el whisky..."

Muchas veces, la ausencia y la distancia te conectan con las cosas de una manera única. Entonces, cuando llega el domingo y recibo el clásico mensaje puteador que refiere a que estoy llegando tarde, como siempre, al encuentro de mis compañeros, me doy cuenta de que extrañé horrores estos domingos de fútbol con mis amigos. “¡Dale, salame!”, me escribió Fede cuando habían pasado mas de 20 minutos de la hora en la que prometí estar con mi Fiat 147, el viejo lobo de mar, el fumador empedernido, lento como su dueño pero noble y fiel, en el que nos apretujamos para llegar al CIRSE. Y se me dibujó una sonrisa cuando leí el mensajito y sentí que todo volvía a estar en su lugar, que el domingo volvía a ser domingo y que la tarde se iba a pintar de verde y blanco de principio a fin.

En el primer tramo del recorrido sentí que Fede me había extrañado. Y mucho. Porque no paró de hablarme, colgado del apoyacabezas de mi asiento, durante todo el viaje. Explicó que luego de una ardua búsqueda había conseguido el último disco de Pearl Jam, que se sentía orgulloso de que la banda que el había recomendado en Facebook unos meses atrás como un hallazgo único, hoy era la banda del año para la revista Rolling Stone. Habló del ascenso, de periodismo y hasta en un momento de regresión descontrolada se puso a cantar canciones de su animador favorito de la infancia, “Pepe” o “Paco” no se cuanto, o algo así. Sinceramente para ese entonces solo escuchaba el murmullo interminable del bueno de Sampex y llegaba a la conclusión de que Fede tiene una memoria inmensa, inagotable y admirable que muchas veces lo empuja a un abismo de palabras encadenadas como si estuviera al aire permanentemente en FM 100 y no pudiera dejar jamás un silencio.

Cuando volví de mis divagues de autopista, me di cuenta de que Sampex finalmente se había callado y de que Sergio, mi silencioso copiloto, me estiraba la mano con los 5 pesos que salía el estacionamiento. En los vestuarios me topé con Neme, el gladiador del cabarulo, que venía pasado de vueltas por una noche agitada (como de costumbre…). “Ayer fui a ver a Calamaro y después fui a lo de la minita”, me comentó feliz de la vida. “¿Cuál, esa con la que te estas haciendo el novio para darle masa?”, le conteste con maldad premeditada. “¡Pará, no seas hijo de puta, tampoco es tan así!” me respondió abriendo los brazos, pero con una leve sonrisa que lo delataba. “La cuestión es que la pusiste hasta altas horas y estas muerto…” le dije. “Naaa, me eche uno solo, uno rapidito, de vicioso nomás…” me contesto riéndose como una hiena. Lo miré y salí con la intención despejar la cabeza después de tanto “Neme”.

Cissé me recibió contando la guita del partido y con la noticia que esperaba: “Chino, arrancas en el banco”, tiró el guardameta enyesado. Y si, “dos partidos que no vas a jugar y pagas derecho de piso como la primera vez” pensé. Entonces me acomodé pegadito a la raya de cal y, como no había mucho por hacer durante esos 40 minutos, me dispuse a filmar el partido.
El primer centro nuestro que cayó al área rival fue gol. El segundo también. Cissé, borracho de felicidad por la incipiente goleada, festejó levantándose la casaca del Barça y mostrándome el cinturón de AC/DC que rezaba “Black Ice” en todo el contorno de su mínima cintura. Y yo, feliz y confiado en que todo volvía a la normalidad y ya no venían mas goles, me puse a mirar el horizonte como un quinceañero que busca a su amada entre las estrellas de la noche… hasta que el grito de gol me devolvió al sol del CIRSE. “¡Golazo Nachito!” tiró el DT del yeso ante una nueva magia del 5. Resulta que el rubio empalmó un bombazo a la carrera desde afuera del área y la puso en el ángulo, mientras yo me quedé con la cámara apuntando el pasto. “Me lo perdí… estaba boludeando y no lo filme… justo el mejor gol” le dije a Cissé que se empezó a cagar de risa: “jajaja, mirá la carita que tenés, jajaja”, se divertía el lungo ante mi cara de desazón.
Lo que quedó de juego en esa primera parte solo nos dejó el descuento de ellos y el “Momento San Cristóbal” de la tarde: de pronto, de la nada y entre un remolino interminable de piernas, se escuchó el inconfundible “tero, tero” que hizo que los players se miren todos entre sí. La pelota se había ido al corner y al ladito de la raya del lateral había un tero que a los gritos llamaba desesperado a su pichón. El árbitro lo quiso sacar a las patadas pero la pequeña ave dio un saltito y volando en círculo volvió al césped. “teroteroterotero” decía desesperado el bicho ante la mirada de todos los que estaban adentro y afuera del rectángulo verde. Entonces el referí, dotado de una agilidad que solo mostró en este movimiento que paso a detallar, pegó un pique corto, se agachó y de un manotazo capturó al pichón que, desorientado como estaba, o iba a terminar echo puré bajo el botín de algún desaforado que pasara por el sector (Giampol tenía varios números para eso…) o terminaba en la heladera de alguno (momento de publicidad: heladeras Neme) para ser deglutido por algún hambriento (como Jero, que, con su barba crecida y sus pelos arremolinados, parecía, como mínimo, un indigente). De mas está decir que el Terito, cuando vio que el botón del arbitro le afanaba al pichón, le voló alrededor y le tiró unos picotazos criminales que obligaron al juez a correr hasta la garita y abandonar a su suerte al pequeño animalito.

El segundo tiempo me encontró en mi antigua posición de lateral derecho. Me puse la vieja casaca del Celtic y Fede, al grito de “¿!Qué haces, boludo?!”, me hizo volver. “¿Qué pasa?”, le conteste sin entender. “Ponete la pechera, no podes jugar así”, me dijo, y caí en la cuenta de que había estado todo el primer tiempo viendo como mis compañeros jugaban con unas pecheras azules e inmundas (los rivales también vestían de blanco y verde) y ni me había dado cuenta, fiel a mi costumbre de navegar por las nebulosas mas colgadas que aparezcan en mi cabecita.
Comienza el complemento y la primera pelota que toqué fue una bienvenida al fútbol dominical. El joven delantero rival, ante mi quite limpio y a tiempo, me pego un topetazo que me reboso en tierra al minuto de juego. “Naaa, que me cobrás… Mirá lo que es este chabón, yo tengo 18 años nomás…” le espetó mi contrincante al juez principal, justificando su falta en su corta edad. Me hizo sentir viejo el muy hijo de puta. “Callate flaco”, le conteste mirándolo desafiante a los ojos y con algo de odio, porque en el fondo tenía razón, le llevo 11 años… Pero, a pesar de eso, me levante y me sentí completo, feliz de haber rodado otra vez en el pasto y la tierra, casi como bendecido tras casi dos meses de no tocar la globa. Ese foul solo fue la bienvenida al juego, la muestra de un partido que se fue poniendo cada vez más áspero. Ellos eran jóvenes e inexpertos, pero estaban decididos a rompernos las pelotas y tocaban bien en la mitad de la cancha. Nosotros teníamos campo y pelota para contragolpear a gusto. Nico Rameri corrió, metió y se durmió cuatro o cinco siestitas en el offside y Pablito, que había entrado en el complemento… bue, Pabli es otra historia… La primera que tuvo mano a mano con el portero rival la mandó a las nubes. La segunda también la perdió porque, ante la cómoda posición para el pase a Nico Rameri para definir, prefirió darle un cañonazo que explotó en el travesaño. Los nervios empezaban a subir. “¡Con marca José, con marca!” se desgañitaba Giampol y José no sabía para donde salir corriendo. “Nemeeeeeee” le gritaba el Robot a o rey do cabarulo cada vez que lo pasaban. Y yo me sentía pesado, falto de tiempo y distancia, y me hacían el 2-1, el 3-1, el 6-1, lo que querían, digamos. Nosotros cortábamos clavos con el upite porque ellos ya habían descontado con un cabezazo. Posteriormente, en un tiro libre que voy a patear en campo rival escucho que Cissé le dice a Fede “de abajo, tomala de abajo”. En eso me doy vuelta y lo veo a Fede tirado en el piso, con la camarita tomando la pelota y buscando el efecto Fútbol de Primera, ese que muestra como desaparece la pelota cuando la empalman de lleno. “Están detonados estos dos”, pienso resignado, y mando el centro que no termina en nada.
Se va el partido. Ellos atacan y asustan pero nada más. Nosotros no paramos de comernos goles entre Pabli, Lucho, Jero y Nico R, hasta que la agarró Pabli por derecha, una vez más, y empezó a subir un murmullo, como si hubiera una tribuna atrás de ese arco, cuando corrió solo por la banda y se dispuso a encarar por enésima vez al portero. “¡Hacelo la concha de tu madre!” escuché que le gritaron sin darme cuenta de quién era la voz. Por el medio corría Nico R, solito y solo para empujarla. “¡Pasaselaaa!” le gritaron de afuera, hechos una pila de nervios. Su destino era claro: o metía el gol o lo agarraban entre todos en el vestuario y lo hacían chiflar hasta que se quede sin voz, una chiflada de esas históricas, que lo dejara tirado en el piso agarrándose la entrepierna media hora después de comerse un millón de apretujones rencorosos… Y no se la pasó a Nico, no. Prefirió cerrar los ojos y darle de derecha, haciendo lo más difícil y arriesgado. La bola salió baja, al ras del piso, el portero voló a su derecha y la alcanzó a tocar con sus piernas, pero la bocha se elevó y fue directo a la red. Gol, 4 a 2, partido liquidado. Pabli giró con el puño apretado. No se lo veía feliz, si no que era alguien con la certeza de haberse quitado un peso de encima gigante como un Scania con semi-remolque. “¡Gooool!” gritó unos segundos después mirando al piso. Ellos, resignados, intentaron reaccionar pero solo pudieron pelearse con los siempre dispuestos sancristobaleanos. Jero discutió y quiso apurar a un marcador central flaquito y tan joven que bien podría ser su hijo. El referí los mandó a los dos afuera aunque sin tarjeta. Para el postre quedó una volada de Rito, sobre su izquierda, en una pelota que se iba afuera pero que resultó una tentación para el portero, que en su pelea por el puesto con la flaca Cissé, estaba esperando una atajada consagratoria. “Bien Ritó” le gritó Giampol como un loco y acentuando como siempre la o final (como si fuese Ritó, Maria Eugenia…), fiel a su costumbre de hacer todo extraño y fuera de toda lógica…

Y así llegó una victoria mas para el increíble San Cristóbal, que acumula 3 triunfos seguidos en cancha y uno que seguro ganará en los escritorios, haciendo honor al legendario hábito de sumar dentro y fuera del rectángulo, lo que se dice un equipo bien argento, ¡carajo!

Saludos sancristobaleanos, hasta la semana que viene y hasta la victoria Beckham!

PD: Cisse puto!

domingo, 13 de diciembre de 2009

FECHA 7: San Cristóbal 4 - Crack FC 2

La senda de la victoria, la autopista del triunfo, el riel del éxito. A ese camino se subió San Cristóbal FC, equipo que hilvanó su tercer triunfo en fila (cuarto cuando se confirmen los puntos que le deben dar por el partido suspendido frente a Los Rústicos) y se coló en la disputa por los primeros puestos. De a poquito, el albiverde va sacando unos números con el fin de candidatearse a la lucha por el torneo. Los dos punteros parecen ser invencibles ya que vienen con un andar regular y goleando sus partidos, pero todavia no se enfrentó al equipo del sur de la ciudad de Buenos Aires. Precisamente, las próximas dos fechas van a marcar un antes y un después en el destino del presente torneo ya que el equipo se enfrentará con los dos punteros, lo que será la prueba fehaciente de a qué nivel se encuentra San Cristóbal, si podrá pelear por el campeonato o si tendrá que apuntar a un segundo/tercer puesto. Veremos.
En esta ocasión, San Cristóbal FC se enfrentaba a un equipo aparentemente accesible de antemano: Crack FC, ocupante de unos de los últimos lugares del escalafón. De antemano, se percibía la poca edad de los rivales, como así también un hecho generaba el disgusto de San Cristóbal en su totalidad: debido a que en las camisetas de ambos equipos predominaba el blanco, nuestro equipo debió deshechar su gloriosa camiseta para terminar usando unas pecheras azul. No obstante eso, la llama sagrada del verde y blanco no se apagó y obtuvo, con ratos de buen fútbol (en el primer tiempo) y momentos de sufrimiento (en el segundo tiempo), la victoria por un 4-2 mentiroso, ya que el equipo desperdició infinidad de contraataques en el segundo tiempo que hubiesen reflejado lo que correspondía: un resultado más holgado.

Los primeros minutos de partido, que generalmente muestra a los equipos cautelosos, en fase de estudio del rival, no fue la excepción: se prestaban la pelota, analizando movimientos ajenos, pero sin ser profundos. En ese inicio, podía percibirse que el rival carecía de técnica del medio para adelante para lastimar, y que la línea defensiva era muy endeble, pero San Cristóbal aún no estaba dispuesto a aprovechar. Es más: hasta el primer gol, aproximadamente a los 15 minutos de la primer etapa, no había sucedido absolutamente nada. Y, para colmo, el gol fue "sucio" en términos estéticos, tras aprovechar un rebote en el área. La jugada habia iniciado con una salida de un tiro libre en tres cuartos de cancha por la banda derecha. Luciano Banegas, en vez de tirar el centro, decidió jugar corto para Jerónimo Jakob (realmente, la pelota era para el que se desentendió del tiro libre, pero Lucho no estuvo preciso y fue para Jerito), quien metió un par de engaches, retrocedió un metro, y metió una linda pelota por la derecha para Lucho, quien, en el interín, se habia mandado y penetró la defensa rival. En ese momento, mandó un lindo centro para la entrada solitaria de Ignacio Zumbo, quien, tras el mal cálculo del arquero, cabeceó solito y solo debajo del arco...¡TRAVESAÑO! Nachito se comía un gol increible para su capacidad (después se redimiría), y la pelota se elevaba en el área. En eso, Matías Quiróz enyasaba (o se enyesaba también) una chilena poco ortodoxa que no llego a destino (a la pelota) y la jugada parecía diluirse, pero... más atrás llevaba nuestro 9 goleador, Sergio Miguez, para clavar un terrible y seco derechazo y sentenciar la apertura del marcador. Así, el fornido atacante aportaba su cuota de costumbre: el gol. A partir de ese gol, el partido se inclinó totalmente hacia el arco de Crack FC: San Cristóbal arrinconaba a su rival a gusto y placer. Pero, no obstante, el rival encontraba más espacios de contra: así, tuvo un par de chances claras, sobre todo, una en la que el delantero pasó a nuestro arquero, Rito Banegas (quién reemplaza al lesionado Nicolás "Cissé" Espiñeira), pero se abrió demasiado, volvió a enganchar para dentro, remató al primer palo, pero la pelota se fue a centímetros del poste. Luego de eso, San Cristóbal contó con un tiro libre en una posición semejante a la del primer gol. En esa ocasión, Jero se hizo cargo de la ejecución y envió un hermoso centro al primer palo: Nachito afinó su puntería "cabecística" y peinó impecablemente la pelota, la encontró la red por segunda vez en el partido. Era el 2-0 y el partido se iba simplificando con el correr de los minutos. Encima, instantes despues al segundo, llegó el tercero: insaciable, Nachito nuevamente fue el protagonista al marcar un golazo que parecía sentenciar el partido. En una jugada sin riesgo aparente, Nicolás Rameri cedió para el volante, quien, en tres cuartos de cancha frente al arco, y con la pelota picando, metió un tiro fuerte y bombeado que se le coló al arquero en el ángulo superior izquierdo. ¡GO-LA-ZO! (como nos tiene acostumbrados, últitamente, el metedor mediocampista -agradeceme esto porque el equipo sabe que ganas más chiquitas en el facebook gracias a mis halagos... podrías "prestarme" algo). Los jugadores de Crack FC se miraban, se insultaban, y no podían entender como en un santiamén, el resultado ya estaba tres goles abajo. A partir de entonces, San Cristóbal aflojó el acelerador y se relajo visiblemente, y el rival contó con un par de chances claras, destacándose un tiro libre frente al arco cuyo chute, al medio, fue sacado por Rito al corner casi por casualidad debido a que se le hizo de noche justo cuando la pelota le llegaba al cuerpo: Jorge "Neme" Romero se le cruzó delante para sacar el remate y lo eclipsó (en todos los sentidos del concepto). Neme le erró el rechazo y la pelota le pegó al arquero, se elevó y cayó en el techo del arco. En la siguiente que tuvo el rival, llegó el descuento: zapatazo al medio del arco que no encontró resistencia del arquero sancristobaleano, quien, no obstante, cumplió una buena tarea, con algunas intervenciones de valor en la segunda parte, pero eso será tema del siguiente párrafo...
Apenas convertido el descuento, el árbitro dió por finalizado esa primera etapa y, comos siempre, eran momentos de reclamos entre los jugadores sancristobaleanos: apuntados, principalmente, a Rameri, quien, si bien ponía sus incansables ganas, estaba impreciso y, sobre todo, individualista. No obstante, se trataba de tranquilizar a los muchachos ya que el equipo había dominado claramente al rival y el gol contrario había sido una jugada aislada.
En el entretiempo, si bien ningún jugador merecía salir, había que hacer un par de cambios para respetar la política de que jueguen todos. En ese sentido, Andrés "Chino" Lence (de gran partido) ingresó por Federico Sampayo (corriéndose Neme de 3 y pasando el Chino de 4) y Pablo Soria reemplazó a Miguez. El objetivo de este segundo cambio se basaba en el hecho de que convenía tener un delantero veloz ante la pasividad de la última línea rival, la cuál "pedía" que se la penetrase verticalmente con la velocidad de los delanteros. El plan fue idóneo y el delantero ingresante cumplió un interesante papel: intenso en sus escaladas, pero muy impreciso a la hora de definir las chances que se le presentaron. El segundo tiempo fue otro cantar, en especial, porque San Cristóbal así lo quiso: cedió la posesión del balón, se desorganizó y la mitad de cancha desapareció. El albiverde, desde el primer minuto, al pararse unos metros más atrás, contó con contraataques de todos los colores, pero siempre en superioridad númerica. Como ya dimos a entender, estas ocasiones no fueron aprovechadas y el equipo no podía estirar la ventaja. Encima, cada contra era una invitación a la fruta prohibida, y en pos de eso, Lucho y Jero picaban incansablemente al fondo para conseguir algún centro de Rameri o Soria que nunca llegó. Y luego, presumiblemente, no les quedaba nafta en el tanque para volver: esto fue una constante de la parte final. La pelota era del rival, SC se defendía, salía de contra con mucha gente, no aprovechaba las situaciones y, en la jugada siguiente, sufría porque al rival le quedaban agujeros por todos lados. Ésta tónica se repitió una y otra vez. De esta manera, el gol coqueteaba en ambos arcos y el partido se volvia ameno y de pura emoción para los pocos espectadores.
En los primeros minutos, Jero mostraba la intención de querer quemar las naves: como había pedido el cambio para los 10/15 minutos de la etapa, sabía que podía fundir tranquilo. Así, agarraba la pelota y quería lastimar. La cuestión es que, luego, un ya amonestado Quiróz, entró en un juego verbal con los árbitros y el juez principal se apiadó de él y no lo expulsó, pero le pidió al DT que lo cambiase. Así, Leonardo Jakob ingresaba a los 15 minutos por Quiróz y no por Jero, quien jugó el resto del partido, fundido, tal como había calculado. Con el ingreso de Leo, éste se posicionaba de volante derecho y Lucho pasaba a la otra banda.
Luego de tanta introducción, pasemos a la acción: la primer contra de gran riesgo fue la que culminó con el tiro de Soria al travesaño. El equipo salió rapido tras un corner rival, Nachito cedió a Rameri en cuarto de cancha, éste se sacó un hombre de encima y, tras un intento fallido, jugó con Jero pasando mitad de cancha. El habilidoso pequeño, ante la salida del último defensor, habilitó a Pablito, quien se fue sólo contra el arquero y, con la pelota picando (un penal en movimiento), quiso volarle la cabeza. Calzó bien la pelota, pero la "histerica" impactó contra el travesaño y, si bien la pelota quedó en posesión de Lucho contra un costado, la jugada se diluyó. Decíamos: esto era una constante en la segunda parte, pero la pelota no entrada. Ellos también contaban con ciertas ocasiones, generados, más precisamente, de centros. Pero, en un momento, saliendo de éste guión, un volante remató de fuera del área y Rito voló para la foto y sacó una gran pelota que buscaba ángulo superior izquierdo. Los jugadores de San Cristóbal se regocijaban de placer al ver volar al veterano arquero y le quebraban un dedo de la otra mano a Cissé, para asegurar su ausencia. Lamentablemente, la inyección anímica de la atajada de Rito se desvaneció en la jugada siguiente: a la salida del corner, vino un centro al segundo palo, los jugadores sancristobaleanos perdieron marcas, e ingresaron dos rivales sólos por detrás. Uno de ellos, cabeceó limpiamente a la red...parecía que se venía la noche. Sin merecimientos propios, el rival se ponía 2-3 y aumentaba las inseguridades de San Cristóbal, el cual estaba perdido en la cancha, con puteadas entre sus jugadores y con una impotencia avasallante. Encima, el rival siguió minando el área de centros poco claros y comenzó a tirarse también a la pileta para "garronear" algún penal, pero el árbitro no hizo caso a ninguno de los tres posibles (hubo un par que pudieron haber sido cobrados ya que, visualmente, parecían infracción). Por suerte, esto además lograba desmotivar al rival y bajarle la intensidad de sus escaladas en ofensiva. Luego, tras un corner, colgaron a Jero en la medialuna del área y San Cristóbal contaba con una clara chance para poner el cuarto: Lucho se hizo cargo de la ejecución, y tras la indicación desde el banco de suplentes, remató fuerte al palo del arquero, quien, en una gran intervención, sacó la pelota al corner. Posteriormente, y ¡POR FIN!, San Cristóbal aprovechó una contra: con todo el equipo rival jugado en ofensiva en la búsqueda del empate, salió un pelotazo de Zumbo para Soria, quien picó habilitado desde atrás de mitad de cancha y se fue derecho a enfrentar al arquero. Cuando éste salía, y cuando la jugada pedía pase al medio para un solitario Rameri que se relamía, remató mordidamente hacia las piernas del arquero, quien no pudo tapar. Era el 4-2 y partido definido. Ya no había tiempo para más, salvo para un pequeño tole-tole. El gol sancristobaleano provocó la ira de algunos jugadores rivales, Jero se metió, dijo algo de más, y el árbitro decidió expulsarlo junto a un rival. Instantes después, daba por finalizado el partido.

El partido dejó mucha tela para cortar por fuera de la victoria previsible del equipo frente a un débil rival. En primera instancia, se hizo lo que se tenía que hacer: ganar. El empate o la derrota hubiesen signifcado un duro palo para el equipo por perder puntos contra un equipo inferior. Por otro lado, a pesar del buen nivel del primer tiempo, el equipo sigue siendo muy poco inteligente con la ventaja a favor. Si bien la esencia sancristobaleana es el "catenaccio" propio de Trappatoni, hay que empezar a saber manejar los tiempos del partido con el resultado a favor, y jugar así con la desesperación del rival mostrándole que no tienen chances de descontar. Pero, contrariamente a esto, se le da la posesión del balón y se lo invita a atacar, lo que, resultado positivo o no, le da un plus de seguridad y confianza al rival de que el gol estará por llegar. Por último, hay que ser más inteligentes a la hora de correr: no mandarse en todas para arriba si se sabe que luego no se podría volver. Obvio que muchos contraataques invitan a ello, pero hay que comenzar a saber leer las jugadas para administrar el físico, ya que una contra perdida y con la pelota en juego, significa consecuentemente una jugada clara para el rival. Y, con el partido ganando, esto es un pecado. No obstante, hay que festejar que el equipo sigue ganando y que, pese a las falencias mostradas, siempre esta mejorando como grupo y equipo.

jueves, 10 de diciembre de 2009

FECHA 6: San Cristóbal 1 - Los Rústicos 1 (Partido Suspendido)



Hechos extraños se sucedieron en la jornada del último domingo, en la que San Cristóbal quería seguir su racha ganadora con un triunfo frente a Los Rústicos, equipo que se encontraba por debajo del albiverde en la tabla de posiciones. Luego de un par de fin de semanas a pura lluvia, y con un domingo soleado después de un sabado amenazante con leves chaparrones, el aire que se respiraba en el equipo era de victoria. Eso, sumado al debut en una nueva sede (Colegio Dalmaso Centeno, sí, el de los milicos...) y que la cábala del equipo se había cumplido en demasía (muchos de los jugadores habian realizado sus tareas escatológicas previas al match), suponían un partido favorable a San Cristóbal. Pero, como dijimos, las incontingencias estuvieron a la órden del día.
En principio, la cancha, que parecía en mejor estado que las del CIRSE por el simple hecho que tenía pasto en todos los sectores de la misma, era un espejismo en el desierto: a pesar de que se veía verde y bien a la distancia, tenía una cantidad innumerable de pozos que hacían imposible el control y buen dominio del balón. Y esto, para el fútbol champagne que venía practicando San Cristóbal, era un obstáculo. Encima, ni bien comenzó el partido, el rival supo pararse bien en la cancha y dominó la iniciativa del juego. San Cristóbal se encontraba perdido en el campo y no hacía pie, sobre todo, porque el doble 5 presentado en esta ocasión (el clásico Ignacio Zumbo acompañado de Gabriel Esplugas, quien no esta tan acostumbrado a la posición) se desordenada, perdía su zona y permitía a los rivales colarse por el medio. A su vez, el medio ofensivo y los delanteros no podían retener la pelota ni jugarla con precisión, y el balón volvía rapidamente a posesión del rival, quien intentaba complicar. Si bien no era un partido con jugadas claras, Los Rústicos tenía el dominio psicológico del partido y San Cristóbal lo sufría.
Encima, en la primera jugada del peligro del rival (a los 5 minutos de juego), el arquero sancristobaleano, Nicolás "Cissé" Espiñeira, sufrió una fractura de carpo en el pulgar de la mano izquierda luego de sacar un remate cerrado de un delantero rival que se coló por la punta derecha del área y recibió un pase de lateral. La pelota impactó contra dicho dedo cuando el arquero achicaba y le provocó la lesión. No obstante el agudo dolor que sufría, el arquero desconocía de qué se trataba la lesión; y, especulando con que sea un traumatismo aguantable, decidió continuar en cancha con claras muecas de dolor. Pero la jugada siguiente ya algo le simbolizó: vino el corner desde el sector derecho, centro que cruzó sin peligro por todo el área y que era facilmente controlable por el arquero, el cual decidió dejarla pasar por el dolor. Quince minutos más duró en cancha sin tener mucho contacto con el balón hasta que se dió cuenta que efectivamente la lesión era más grave de lo que esperaba (ver "Enfermería"). En ese momento, a los 20 minutos del primer tiempo aproximadamente, decidió salir y dejarle su lugar a Rito Banegas, quien cumplió una correcta actuación, sin ser muy exigido.
El partido continuó con la misma tónica: dominio del rival sin llegar claramente al arco. Hasta que llegaron: pelotazo para el delantero izquierdo, quien picó sólo tras que la defensa quedase mal parada en el flanco derecho y sin relevos de los volantes del sector, quien se fue derecho al arco y, ante la poca resistencia de los centrales sancristobaleanos, quienes no se decidieron a cortar a tiempo, definió cruzado ante la salida de R. Banegas para ponerla contra el palo más lejano. Los Rústicos se ponían arriba en el marcador merecidamente, cuando iban 25 minutos aproximadamente de la primer parte. Recien a la media hora el rival aflojó un poco el ritmo y San Cristóbal empezó a encontrar espacios. Desde afuera, Espiñeira-Nicolás Zavadil habían reordenado distinto la mitad de cancha (pasando de cuatro en línea con doble cinco, a un rombo bien marcado con Zumbo de único 5, Esplugas de 8 y Luciano Banegas arrancando de atrás pero jugando de 10) y eso comenzaba a notarse: el equipo se paraba más adelante y, sin claridad, intentaba preocupar al rival. Llegaron así algunos tiros de larga distancia, y algunos arrebatos individuales de Nicolás Rameri que culminaron en contados corners, pero, claramente, la jugada de mayor riesgo, llegando al final de la primera etapa, fue un disparo desde afuera de Esplugas que, tras un pique, pegó en el palo derecho del arco protegido por el arquero rival. Así culminaba el primer tiempo: los jugadores sancristobaleanos se miraban y no podían entender cómo se podía jugar tan mal, por lo que se propusieron cambiar el chip para la parte final.
En el entretiempo se decidió realizar varias variantes para cambiar la pálida imagen que había dejado el equipo: Jerónimo Jakob, Nicolás Zavadil y Diego Nartallo entraban por José Madeira (pasando L. Banegas al fondo y Jakob tomando la posta de 10), Sergio Miguez e Ignacio Zavadil respectivamente. La intención era aportar mayor verticalidad y dinamismo al equipo de mitad para arriba y, sobre todo, generar una reacción en todo el grupo. Si bien no se denotaba una mejora en el juego, el equipo se paró claramente mejor y empezó a asfixiar al rival con la presión. Así, el verde y blanco se hacía del balón y buscaba jugar limpia a partir de los habilidosos Jakob y Nartallo. Pero, rápidamente el partido entro en una fase de "desnaturalización": tempranamente en ese segundo tiempo, Jakob fue a pelear una pelota dividida, buscando "trabar" como generalmente hace, pero, por el estado del campo de juego, sufrió una patinada con los dos pies que generó que le aplique una doble plancha al lateral derecho rival, quien gritó automáticamente de dolor, dejándolo totalmente maltrecho. Todos, absolutamente todos, esperaban que del bolsillo del referi asomara un color rojo, pero el juez, en su única equivocación del partido (aclaramos esto por lo que vendrá en el relato), le sacó la amarilla al chiquitito. A los rivales no les gustó nada la decisión, pero siguieron jugando tranquila y estoicamente. Minutos despues, tras una gran escapada de Rameri por derecha y posterior enfrentamiento con el arquero, éste fue al piso y taló al liviano delantero, tumbándolo. A pesar que el juez asistente ya levantaba su bandera indicándole al juez principal la falta-penal, éste acertó en dejar seguir la jugada en primera medida porque Rameri se había levantado y chutó al arco. Como la jugada no había prosperado a favor de la víctima de la falta, el árbitro, correctamente, retrotrajo la jugada y cobró el penal. Lucho Banegas se hizo cargo de la ejecución y el grito de gol inundó los corazones sancristobaleanos. Pero, como al momento de patear, Nico Zavadil ya se encontraba dándole una palmadita en la cola al arquero rival, el árbitro obligó a la repetición de la ejecución por claro adelantamiento de nuestro jugar. Acto seguido, Banegas disparó secamente y con mejor ubicación al mismo lugar (ángulo inferior izquierdo), dejando al arquero sin chances de evitar el empate. Uno a uno y las cosas tomaban otro caliz: el equipo se había reanimado e intuía llevarse por delante a su rival. Pero la desnaturalización llegó a su climax cuando, los rivales ya muy calientes por la no expulsión de Jakob y el penal cobrado en contra, empezaron a meter con todo. Asi fue como, en una misma jugada, pusieron dos patadas criminales a Jakob y a N. Zavadil que los dejó tendidos en el suelo. El árbitro, viendo el juego brusco y mal intencionado del rival, decidió expulsar justamente a uno de los infractores, lo que desató la furia, la ira del rival, y la hecatombre, "una seguidilla de hechos bochornosos que involucraron" a todo el equipo de Los Rusticos, la terna arbitral, el representante de la organización del torneo, y Neme, quien mostraba orgulloso unas marcas felinas en su esbelto cuerpo. Así pues, las quejas comenzaron a subir de tono y algunas manos volaron con objetivo al juez, por lo que decidió suspender el partido, generando la locura total del rival, que intentó agredir también a los organizadores del torneo.
Como supondrán, SportJoy debe expedirse al respecto y definir el resultado final del partido: se descuenta que San Cristóbal se llevará los tres puntos, pero hasta que no este confirmada, no podemos aseverar nada. Futbolísticamente, sí podemos decir que fue una mala actuación del equipo, y que la victoria sería un gran premio, ya que pondría al equipo en la pelea de arriba, cuando aún falta jugar con los dos punteros. Además, el rival de la próxima fecha es Crack FC, equipo que aún no ha conocido las mieles de la victoria, por lo que San Cristóbal debe aprovechar y enfilar hacia el tercer puesto.
En fin, cuando sepamos oficialmente el informe de la organización del torneo, publicaremos la tabla de posiciones con la 6° fecha enteramente disputada.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tabla de Posiciones

Con la segunda victoria de forma consecutiva, San Cristóbal sigue escalando en la tabla de posiciones: ya se encuentra sexto y en la próxima fecha juega frente a Los Rústicos (equipo que ya se venció en el torneo pasado, 1-0 con gol de Federico Sampayo de tiro libre), encuentro que muestra a nuestro querido equipo albiverde como favorito en las más reconocidas casas de apuestas. Así las cosas, a hilvanar el tercer triunfo en fila para comenzar a pelear las cosas allí donde nos interesa: arriba.

FECHA 5: San Cristóbal 2 - Aldosivi 1



Y si: está apareciendo el equipo que esperábamos. Evidentemente, San Cristóbal se ha sacado un peso de la espalda (llamado nervios, falta de experiencia, inaptitud física, o lo que sea) y comenzó a demostrar un juego asociado inédito no sólo en las primeras dos fechas de este torneo sino también en campeonatos anteriores. Hoy más que nunca, sus integrantes ya no dudas en afirmar que, del rejunte inicial, se ha mutado hacia un equipo que mantiene un órden básico y que intenta tocar la pelota con el último fin de lastimar al rival. Fiel reflejo de esto es la cantidad de opciones de gol que el equipo esta logrando gestar, un punto que era vital mejorar en un pasado no muy lejano. En la actualidad, ya no hay que lamentar la nula llegada del equipo sino los goles perdidos. Y eso, por más que sea más lo que haya que mejorar que lo que ya se progresó, es sumamente positivo. Como así también lo es el haber conseguido una victoria con José "Sese" Madeira y Luciano Banegas en cancha (como no había un equipo de estadísticos en los inicios del equipo, se desconoce la fecha exacta, por lo que hay que apelar a la memoria -coincidente- de los protagonistas para hacernos de dicho histórico acontecimiento). Felicitaciones a ambos y al equipo en su conjunto.

Así las cosas, San Cristóbal, en la 5ta fecha del torneo, venció a Aldosivi (equipo que más veces enfrentó en su historia, y rival en el 4-4 del último partido de la fase regular del torneo pasado, en el que fue el encuentro más vergonzoso jugado por el verdiblanco por sus desatenciones y su poca/nula inteligencia para aprovechar el hombre de más) por 2-1, resultado que no se condice con el trámite del partido ya que nuestro equipo fue ampliamente superior y mereció ostentar una ventaja final de 2 o 3 goles. Sin importar la diferencia de gol, la victoria le permite a unos (sancristobaleanos), comenzar a pensar en la lucha de arriba, y a otros (aldosivianos), a desesperarse por salir de la zona de descenso directo ya que con la derrota continúan en el fondo de las posiciones.

Al carecer de imágenes fotográficas y de video del encuentro, la crónica del mismo pierde un sin fin de circunstancias de juego que se le escapan a la memoria del narrador (¿atestado por el Alzheimer?). No obstante, repasaremos generalmente el partido para dar una de cómo se fue gestando.

San Cristóbal comenzó el partido sin cuatro de sus recientes valuartes, Andrés "Chino" Lence, Sergio Miguez, Pablo León y Mauro Vázquez: los dos últimos comenzaron en el banco de relevos por haber llegado sobre la hora de inicio del partido (el cuál comenzó extrañamente a la hora anunciada), mientras que los restantes se ausentarios por razones personales. A pesar de esto, y de la consiguiente innovación en defensa (con Banegas, habitual volante, retrasado a la posición de 2) y la presencia de un sólo volante tapón por naturaleza en la medular (Ignacio Zumbo), el equipo mostró una buena coordinación y organización, sobre todo, en la primera parte. Parte que mostró, desde el inicio, un claro dominio de San Cristóbal. El albiverde se hacía de la posesión del balón y asfixiaba terriblemente a su rival cuando éste tenía el poder del balón, por lo que la recuperaba rápidamente. El juego no quedaba solamente en ese ida y vuelta y el equipo comenzaba a ingeniárselas para llegar al arco rival. En los comienzos, los corners estaban a la órden del día: un par de ellos, ejecutados por Ignacio Zavadil desde la izquierda, conllevaron a sendas luces de alarma en el funcionamiento defensivo del rival. En ese interín, Aldosivi se mostraba frágil en sus líneas, con excepción del portero, quien hacía de la seguridad, un culto de su estampa: concentrado, desactivaba los avances sancristobaleanos. Antes de la apertura del mercado, ya había tapado algunos remates, sobre todo, un tiro cruzado desde la derecha que sacó con excelencia para el costado que pedía la jugada. Pero, no obstante, esa seguridad se vio ultrajada en, quizás, su único error de la soleada tarde: luego de par de rebotes, fruto de ciertos remates de la delantera de San Cristóbal, la pelota quedó boyando en el área y el arquero, en su afán por hacerse rápidamente de la pelota, trastabilló en su corrida, chocó contra un compañero, el balón que rebota en este último e ingresa lentamente en el arco. Los sancristobaleanos esgrimieron un tímido grito de gol (debido a la sucia jugada -léase, poco clara-) que se vió reprimida por el pitido del árbitro, quien, en primera instancia, y acercándose al área rival, suponía que había habido una infracción que provocó la caída del arquero. Pero, quién sabe, quizás por indicación de su asistente, quizás por sinceridad de los rivales, quizás porque su memoria visual llegó con delay, terminó por convalidar el gol luego de dejar pasar unos misteriosas segundos que aportaban confusión en la conciencia de los jugadores de San Cristóbal. Ya no había emoción para gritar el gol, para exteriorizar la conquista, pero todos sabíamos interiormente lo que el mismo valía: sobre todo, tranquilidad. Hasta el 1-0, los rivales apenas si habían superado la mitad de cancha y Nicolás "Cissé" Espiñeira, arquero del equipo cruzado, aún no había tocado el esférico. Cómo si el marcador no hubiese cambiado, San Cristóbal siguió con la misma actitud y generado las mejores (y únicas) situaciones de gol del partido. En eso, llegó la jugada del partido: el gol (¡Qué gol! ¡Mamita!) de Nachito Zumbo. En una jugada que parecía algo sucia por la línea de fondo del sector izquierdo, el volante de hizo del balón, superó a su marcador inmediato haciendo fácil lo complejo, luego pasó en velocidad a un segundo defensor, e ingresando al área desde una posición supuestamente más cómodo para enviar el centro o poner el pase atrás para el remate de algún volante, sacó un remate con comba que se fue cerrado y se le coló en el ángulo superior del palo más lejano (el izquierdo) del portero, que, atónito, maldecía por dentro la genialidad del N°8. Así, el partido se ponía 2-0 y ésta vez sí, el equipo festejaba como se debía la "diana", ya que dicha obra de arte lo merecía. A partir de entonces, San Cristóbal dejó de pisar el acelerador y cedió un poco de terreno, permitiéndole al rival generar sus primeras armas en ataque. La primera que tuvieron fue un remate de afuera del área de su número 5 y capitán, el cual fue contenido sin problemas por Cissé. Luego, llegó un gran centro desde la derecha al segundo palo que encontró la cabeza de un volante pero la pelota no encontró red por un metro, aunque el arquero ya cubría el palo en cuestión. Ocasiones más, ocasiones menos, así terminaba la primera parte: con un gran dominio sancristobaleano que se asemejaba a la conquista hispánico de América sobre la población indígena, la cual no reaccionaba frente a la incursión de Colón y los suyos. Relajados, el conjunto se juntó en un costado del campo, a la sombra, y se daba el lujo de bromear sobre algunas incidencias de esa primera parte (como la imagen que dejaba Ignacio "La Garza" Zavadil para hacer pie por la abnegada zona que le tocaba transitar -el flanco izquierdo- o el contacto -nulo- con el balón que había tenido Jerónimo Jakob, quien ingresó por el lesionado Diego Nartallo instantes antes que el árbitro marcara el final de esa etapa).

Pero los indios se resistieron... La segunda parte, si bien mantuvo el control "ideológico" del equipo que iba arriba en el marcador, mostró claras diferencias: Aldosivi necesitaba con urgencia tratar de lastimar al rival, primero para conseguir el descuento, y luego para soñar con algún punto que le permita aliviar un poco su lucha para evitar el descenso. En esos términos, el equipo azul salió con otra predisposición en los últimos 40 minutos, haciéndose más del balón, yendo al ataque y dejando espacios en el fondo que podían ser aprovechados por los contraataques de San Cristóbal. No obstante, Aldosivi no llegaba con claridad (salvo una incursión por izquierda que culminó con un remate cruzado que no puso en peligro el arco de Cissé y algunos centros), y San Cristóbal lograba esbozar algunos ataques interesantes. El destacado fue la jugada armada por los hermanos Zavadil: Nicolás, parado en el medio de la entrada del área rival, habilitó magistralmente a su hermano, Ignacio, quien entraba por el flanco izquierdo a toda tromba. De una, se llevó el balón y dejó atrás al defensor y a sus intenciones de pararlo. Cuando el arquero le salía rápidamente a atorar, el lánguido volante punteó con calidad la pelota al segundo palo. El balón coqueteaba con ingresar al arco, parecía gol, pero, siempre histérica, pegó en el palo, recorrió un poco la línea y fue finalmente sacada por un defensor. Se esfumaba así la posibilidad del merecido tercer gol que hubiese cerrado el partido y que hubiese mostrado, en el marcador, una digna performance de San Cristóbal (inédita en cuanto a la diferencia de gol que se hubiese logrado promediando un segundo tiempo). Vale la pena aclarar que dicha jugada prosiguió con una hermosura y una irresponsabilidad: por un lado, Jerito Jakob le metió un caño delicioso (con pisada incluida) a su marcador, a quien le había extirpado la pelota luego de que éste intentara primigeniamente el túnel; por otro, en un claro desmedido goce por dicha majestuosidad, Banegas, a la distancia, emitió una serie de onomatopeyas (imagínen su "uy uy uy") que fue apercibido por el juez principal con una amarilla. Tarjeta que después omitió sacarle cuando el defensor "colgó" a un rival en la puerta del área: como lo había amonestado recientemente (y por una tontería), el árbitro se apiadó de Banegas y le impidió hacerse de su segunda expulsión en el torneo. Pero, la "anécdota" no quedó ahi porque de ese tiro libre llegó el descuento rival: el ejectur hizo pasar el remate por encima de la barrera, la cual no saltó, y Cissé no tuvo reacción cuando la pelota se le hizo visible tras pasar dicha pared. 1-2 y los fantasmas llegaban al CIRSE. Si no se sufre, no es digno de llamarse "San Cristóbal". Un partido totalmente dominado y que parecía que iba a culminar con una diferencia mayor, se mutó en otro que encontraba al verde y blanco metido atrás, despejando la pelota a cualquier parte y haciendo un poco de tiempo. El rival apretó en los últimos minutos y fue con todo en busca del empate, siendo lo más riesgos unos remates bloqueados por los defensores y un tiro algo débil en la puerta del área que fue controlado en dos tiempos por Cissé, quien parece haber dejado atrás la inseguridad de los primeros dos partidos. Así, sin llegar con sumo peligro al arco rival, Aldosivi tenía contra las cuerdas a San Cristóbal, pero, más que por mérito propio, por carencias ajenas. En ese contexto, los jugadores sancristobaleanos se tiraban al suelo, aquejados por el dolor y haciendo un poco de tiempo también, lo que crispaba a los rivales. El árbitro, intentando ser justo, adicionaba y adicionaba hasta que, por fin, el partido llegó a su fin.

Sobre el epílogo del encuentro, San Cristóbal quiso sufrir, pero hay que decir también que, antes, supo gozar. El equipo muestra una lenta mejoría y ahora debe ir por más: saber manejar los resultados a favor, tener mayor picardia y/o inteligencia, no perder el órden y lograr resultados más abultados cuando el dominio del juego se hace notorio (no por la diferencia de gol, sino para evitar sufrir los partidos y cerrarlos antes). Asimismo, una obviedad: los jugadores entrantes deben tener bien en claro su posición y función, y no adecuarse a las indicaciones (contrapuestas) que le dan algunos compañeros dentro del campo, porque, caso contrario, se aporta a la confusión.

En fin, felicitaciones, una vez más, al equipo por haber conseguido la segunda victoria en fila, que sirve (y mucho) a seguir levantado el nivel.

jueves, 12 de noviembre de 2009

EL RINCONCITO DEL CHINO: "Cargando cruces... pero resucitados"

De movida me di cuenta de que el domingo era distinto. Salí de casa con tiempo para dejar a Anita y ponerle aceite a mi 147 (mi auto fuma mas que un preso, sepanlo) y no hubo ningún mensaje puteador pidiendo por mi pronta presencia en el colegio Manuel Belgrano, el ya conocido y mítico punto de encuentro albiverde. Así planteadas las cosas, el clima del equipo era tan relajado que ni bien llegué a la puerta del industrial lo primero que vi fue como Mauro y Pablo León caminaban al tranquito por Cochabamba comiendo una banana cada uno. “Es para el potasio” dijeron, casi a coro, cuando percibieron mi mirada desconfiada. “Seee… claro”, contesté mientras arrancaba y me daba cuenta de que mi copiloto, Nachito Zumbo también se clavaba un plátano sin dudar y dejaba el mío en el asiento trasero.
A las dos cuadras, mientras esperaba que corte el semáforo, se me pusieron a la par Pablito, Mauro y Fede en otro bólido y, bajando la ventanilla, el ruludo lateral izquierdo me dijo con voz muy afeminada: “¿Qué pasa? ¿Vos no te vas a comer la banana, bombón?”. Gire la cabeza hacia su auto y lo miré sin expresión. En ese momento recordé lo apretaditos que estamos en el área en cada centro y la sola imagen de la emboscada traicionera de Pablito saltando por detrás mío apoyando toda su humanidad contra mi débil anatomía me hizo poner primera y arrancar lo más rápido posible hacia la 25 de Mayo.

El día era perfecto. Hacía calor y el sol hacía brillar los objetos con una intesidad notable; los árboles disparaban un verde furioso desde sus copas, los arcos resaltaban un blanco profundo invitando al gol en cada mirada. El Cirse era como un gran teatro que esperaba, con su escenario polvoriento, la actuación de un San Cristóbal vestido de gala.
“¡Mira las camisetas que tenemos, papá!”, me gritó Nacho Zava, abriendo los brazos ni bien nos vio llegar. Yo no entendía nada. Tuve que mirar dos veces para darme cuenta de que eran ellos. Así, casi de la nada, apareció Sergio con un bolsón gigante lleno de camisetas blancas con una cruz verde, un nuevo diseño que reemplazaba al ya tradicional del Celtic escocés. “Hacía mas de un mes que les quería dar la sorpresa y siempre llovía, ¡la puta que lo parió!”, se indignó Sergito mientras yo buscaba un 17 que nunca iba a encontrar. “Las hice todas XL y del 1 al 11 y del 20 al 22” dijo nuestro generoso delantero ante mi cara de inquietud al no encontrar mi tradicional dorsal. “Y bue, vamos con la 2”, me resigné, calzándome la casaca.

Si digo que me quedaba grande miento. ¡Me quedaba enorme! “Chino, ya solucionaste tus problemas de velocidad con la remera nueva” me dijo Neme, riéndose de antemano por su chiste. “A ver gordito, ¿por qué decís eso?”, conteste con cara agria. “Porque con lo grande que te queda la camiseta, la fecha que viene te traes un palo, te pones la remera y ya tenés armada la vela, con un poco de viento salís a los pedos, jajaja”, me dijo y se fue, riéndose solo.

Luego de una sesión de fotos del equipo con la pilcha nueva (que inunda en la actualidad nuestras casillas de mails con distintos photoshop de hinchadas eufóricas, relámpagos que sobrevuelan nuestras cabezas y demás artificios), empezó el partido tan postergado. Ellos se veían como un conjunto ordenado y medio patadura, casi como nosotros. La diferencia estaba en que tenían algunos jugadores con distintos atributos físicos que volcaban la balanza a nuestro favor (real y metafóricamente hablando). El 9 de ellos, por ejemplo, era un alfeñique adolescente que casi no tocó la pelota en todo el partido. El 10 era un Alfredo Casero rubio, con rulos y pelo largo que casi me quiebra todos los huesos en un corner. Resulta que el gordo, siguiendo el vuelo de la pelota, empezó a correr para atrás como hipnotizado y tuve que pegarle flor de empujón para no terminar bajo tierra. “¡Penal juez, me empujaron!”, gritó el bola de fraile al sentir mis manitos hundiéndose en su adiposidad infinita. “Fui yo chabón, te tuve que empujar porque si te caías encima mío me aplastas sin joda”, le dije sin ningún filtro. El gordito no dijo nada y volvió a su puesto. Estimo yo que viendo mi cara comprendió que lo empujé para salvar mi vida y no para hacerle falta.

El segundo tiempo nos encontró 1 a 1, jugando bien y con un Neme inspirado. “¡Bien Neme, así papá!”, lo arengué luego de un quite. Y él, como siempre, contestó a lo Neme: “¡Es que estoy re livianito, ayer me eche dos polvitos con una dominicana en Dolly´s que no sabes lo que era!”…

La victoria se empezó concretar luego de un gol de Nacho Zumbo, en una jugada a puro huevo y coraje de Sergio y Nico R. Pero el que le puso el sello y la rúbrica a los 3 puntos fue nuestro Portero Maravilla, Nicolás La Flaca Cissé. Este ejemplar de guardametas, tantas veces castigado en esta sección, fue el artífice de la victoria con la que fue su mejor atajada en el año: vino un tiro libre desde su derecha y la bola se hizo globo en el cielo del Cirse. Voló y voló sobre todas las cabezas y él, con la mirada fija y penetrante en el esférico, volvió sobre sus pasos hasta pararse casi en la línea de gol. Yo, que estaba en la mitad del área, giré la cabeza y, al ver el recorrido de la bocha, las tripas se me revolvieron en un dolor similar al que tenía cuando daba esos exámenes de matemática en los que sabía que se venía un 4 irremontable. Esa pelota tenía destino de gol y de empate injusto, tan injusto como el sueldo de los jubilados. Pero no. Esta vez nuestro espigado guardavallas le torció la mano al destino y con un salto ágil arqueó su cuerpo hacia atrás y le dio un manotazo seco, casi displicente a la pelota que ya estaba a la altura del ángulo. Desde afuera se escuchó el “Gooouuuuuuuuhhhh” (ese grito de euforia inicial que muere en un lamento incomprensible) de nuestros rivales. Cissé giró con gesto fiero, como quien sabe que acaba de hacer algo importante, se sacudió los restos de polvo que tenía en los guantes y se preparó para esperar el corner…

(NdeR: Luego del partido se escuchó por ahí que Cissé pudo sacar esa bocha porque ya no usa el bucito del Mono Navarro Montoya ya que esa casaca, pequeña y añeja, le quedaba muy corta de mangas y no le dejaba levantar las manos mas allá de la línea de sus ojos. Por ahora nadie lo pudo confirmar…)

Luego de tamaña participación del arquero (participación gloriosa como la de Neme con la dominicana, por cierto), el partido se liquidó sobre la hora con un gol de Sergio, el tercero de la cuenta albiverde, que dejó contento al equipo por no tener que terminar la victoria aguantando los huevos en la garganta.
Nos pegamos un baño (algunos), un volante por izquierda (también espigado él) espió algunos pitos por la ventanita del vestuario al grito de “¡Ay! ¡Puedo ver todos los pitos!”, y me fui. Como recordé que no tenía cambio, volví hasta la garita donde están los árbitros y el planillero, y les pedí a ellos. Los pibes, al verme salir de entre los referís contando la guita no entendían mucho, entonces ahí nomás les tiré el dato alentador de cara al futuro: “¡Muchachos, todo arreglado, el próximo partido ganamos y nos dan un penal seguro!”

¡Saludos sancristobaleanos, y hasta la semana que viene!

martes, 10 de noviembre de 2009

Tabla de Posiciones

Las posiciones, cumplida la cuarta fecha del torneo, muestran que la victoria conseguida por San Cristóbal lo deposita fuera de la zona roja y con buenas perspectivas de cara al futuro.


domingo, 8 de noviembre de 2009

FECHA 4: San Cristóbal 3 - Del Parque 1



Y un día volvió el equipo. La tercera fue la vencida. Luego de dos sorpresivas derrotas en las primeras fechas del torneo, el equipo revirtió su imagen y logró su primer triunfo: venció, merecidamente, por 3 a 1 a Del Parque, equipo que tenía un record de 1PG (2-0 a Mariano Acosta Team, equipo que nos ganó 4-2) y 1PP, por lo que el triunfo tiene un mejor sabor.
Además, hay que resaltar que San Cristóbal FC presentó nueva camiseta (gracias a las gestiones realizadas por el delantero Sergio Miguez) y nuevo capitán, sucesos que, sumados a la ausencia de una piedra importante y reconocida, podrían ser considerados por algún creyente como cábalas que sirvieron a la victoria del equipo.

El comienzo del partido encontró a San Cristóbal muy metido, ejerciendo gran presión en el mediocampo y haciéndose, consecuentemente, rápido de la posesión del balón. A eso se le agregó una sucesiva generación clara de jugadas en ofensiva, haciendo circular la pelota criteriosamente. El verdiblanco se acercaba sigilosamente al arco rival y contaba con chances no muy claras. En la primera, en una linda combinación por izquierda, Nicolás Rameri definió mansamente a las manos del arquero luego de que un defensor lo trabara rudamente, provocándole, a su vez, una dolencia en una de sus piernas lo que generó la entrada de la asistencia médica. Apenas comenzaba el partido y el “Crush Dummie” no escapaba de su lógica, pero esa fórmula daría sus frutos. Una segunda jugada de aproximación-peligro la protagonizó Sergio Miguez, quien con una media vuelta luego de un lateral, sacó un tiro mordido que paso a dos metros del palo derecho del arco rival. En eso, el rival contó con su primera aproximación que fue un tiro libre que el N°10 rival (entrado en ravioles) ejecutó con maestría hacia el ángulo derecho superior del arco defendido por Nicolás “Cissé” Espiñeira, pero la pelota se fue apenitas por encima del arco mientras el arquero tenía controlada la situación. Acto seguido, y luego de un par de laterales, San Cristóbal enarboló un gran contraataque por el sector derecho que culminó con un centro atrás de Miguez y una definición a las manos del portero de parte de Rameri. El equipo se sentía bien en la cancha: bien parado e incisivo en sus ataques, pero… Inmerecidamente, el equipo rival se encontró con la ventaja en el marcador. El lateral derecho (una especie de Álvaro Pereira) ganó una pelota dividida en ¾ de cancha peleando con Ignacio Zavadil y se predispuso a lastimar al rival escalando por su costado. En eso, supera a Pablo León y también a Mauro Vázquez, quién salió a cruzarle ante el intento fallido de su compañero, y se mete en el área contra la línea de fondo. Mauro lo seguía de atrás, viéndole la patente, y nadie salía a cruzarlo. Cuando la jugada pedía centro-pase atrás, el lateral sacó un sablazo al primer palo, pero Cissé, haciendo lo que no hizo Roberto Abbondanzieri, achicó su palo y tapó el primer remate. Acto seguido, la pelota quedó boyando en un área minado de camisetas verde y blancas, pero lamentablemente fue a parar a pies de un delantero rival que le entró sin mucha potencia y que justo, cuando el arquero parecía volver a sacarla, se desvío en otro defensor sancristobaleando (Andrés “Chino” Lence) y se coló en el arco, dejando sin reacción al uno. Los jugadores del tradicional barrio porteño se miraban anonadados ya que estaban mostrando un gran nivel pero, en una jugada aislada, se encontraba con el resultado en contra. Lejos de desmoronarse anímicamente (algo usual si se tiene en cuenta rendimientos anteriores del conjunto), el equipo siguió jugando con la pelota al pie y buscando abrir el cerrojo rival. Así las cosas, en la próxima jugada de peligro sancristobaleana, se gestó una linda combinación por izquierda que casi termina en gol pero que tuvo como saldo un corner a favor. De ese mismo envío, ejecutando al corazón del área por I. Zavadil, llegó el cabezazo certero de su hermano, Nicolás, quien estampó el 1 a 1. El marcador comenzaba a asemejarse un poco a lo que sucedía en los verdes campos, y el ánimo de San Cristóbal se restituía. En eso, vino la mejor jugada de la tarde (y a favor eh…): el equipo rival debía reventar la pelota en el andarivel derecho, pero la perdieron ante la presión asfixiante de Miguez y de León, quien finalmente fue el que logró puntear y arrebatar el balón. El destinatario fue el mismísimo Miguez que tocó al medio con Ignacio Zumbo, quien la pedía en solitario mientras León pasaba como una flecha al ataque. Zumbo, rápido de mente, tocó de primera, sutilmente, habilitando a León, quien, para ese entonces, había desactivado el off-side al penetrar raudamente la línea defensiva rival. Así, el lateral izquierdo, con el arquero rival que salía a atorar, sacó un remate a la humanidad del portero, quien desvió el remate incompletamente, ya que requirió el despeje de la pelota que caía llovida por parte de un zaguero. Inmediatamente, el rival la volvió a perder en una zona altamente peligrosa, vino un cambio de lado desde la derecha de Miguez para la entrada de I. Zavadil, quien, con la pelota picando en la entrada del área, saco un remate algo mordido que el arquero resolvió excelentemente volando hacia su izquierda. Del Parque zafaba una vez más y San Cristóbal merecía largamente la victoria. La última jugada a rescatar de ese primer tiempo fue una unipersonal de Diego “Bambi” Nartallo que apiló un par de jugadores y, mientras Rameri se abría a su derecha llevándose una marca, buscaba su mejor perfil para rematar al arco. Sorpresivamente, los zagueros se iban abriendo y la perspectiva del arco era cada vez más tentadora por lo que, a pesar de poder haber penetrado en el área, decidió sacar un remate desde la medialuna del área que fue mansita al medio donde se encontraba el portero rival.
El segundo tiempo fue otro cantar ya que no se jugó con la misma intensidad. El rival ya había mostrado sobradas pruebas de merma física (inclusive, el 10 había estado por diez minutos fuera del campo en la primera parte por un eventual desgarro) y se suponía que San Cristóbal había quemado muchos cartuchos. Así las cosas, el partido se volvió más trabado y dependió de errores propios y ajenos para la hilvanación de jugadas de riesgo. En este lineamiento, una jugada intrascendente a favor de San Cristóbal casi termina con el gol de la ventaja cuando el arquero rival, en vez de tomar la pelota con sus manos luego de un pelotazo, salió jugando con los pies y le dejó la pelota servida a Ignacio Zavadil en ¾ de cancha, quien se acomodó y sacó un remate a colocar y por encima del portero que fue sacado por un defensor casi en la línea. Acto seguido, la desconcentración se notó en nuestro equipo: dicho corner fue jugado corto y estrepitosamente mal por Rameri hacia Sampayo, generando una contra innecesaria del rival que terminó con la pelota en las manos de Cissé. Y si seguimos con los errores, no debemos dejar pasar las fallas rivales en el segundo gol sancristobaleano que llegó a los 4 minutos de esa segunda parte. León recuperó en mitad de cancha y cedió para Zumbo, quien remontó la cancha y metió una habilitación a la izquierda para Miguez. El defensor que venía con él le ganó en velocidad, pero cometió el pecado de, contra la raya de fondo, enganchar para dentro de forma poco ortodoxa, quedándole la pelota larga. En eso, Rameri, siempre listo para molestar, anticipó a la segunda jugada del defensor y punteó el balón, que rebotó en una de las canillas de Miguez y fue a parar a la posición de Zumbo, quien estaba entrando por el medio del área. El volante, sin pararla ni dudarlo, clavó un derechazo bárbaro e inatajable para el arquero rival que derivó en el 2-1 parcial. Muy buen gol, fruto de la persistencia y la garra de los dos delanteros, y de la verticalidad y eficacia del aguerrido volante. Del Parque se veía muerto físicamente pero sabía que luchando algo podía conseguir. Entonces, trató de agarrar un poco más la pelota y acercarse con más gente al área verdiblanco, lo que fue ayudado con muchas faltas cometidas por el equipo en las adyacencias del mismo. Así, tuvieron un par de remates desde una posición del lado izquierdo por sendas faltas, que una fue desactivada por Cissé cuando buscaba arco y la otra murió en la nada. Si bien eran tímidos estos avances, mostraban que el rival venía ganando terreno, por lo que San Cristóbal debía mejorar en la lectura del partido y jugar con el rival teniendo el resultado a favor. Esto es: el equipo ya no atacaba ni con intensidad ni con densidad (hubo un par de remates de larga distancia, tanto de Miguez como de Rameri, que buscaron sorprender al arquero de emboquillada) y menos con inteligencia, ya que el desgaste físico impedía estar ávido de iniciativa, por lo que había que buscar hacerse de la pelota y tocarla en el medio campo para terminar de cansar al rival. A su vez, así como el rival presionaba con tiros libres cercanos al área, San Cristóbal supo tener varios centros (de tiro libre o corner) que no fueron gol porque siempre falto un pelito para poder empujarla. Los marcadores rivales perdían fácilmente la marca y los sancristobaleanos estuvieron en tres o cuatro ocasiones a punto de marcar. Pero fue otra vez un tiro libre rival, y desde la misma zona que los anteriores, que erizó los pelos de los espectadores: el jugador de Del Parque remató con rosca buscando el ángulo superior del segundo palo; cuando parecía que se le colaba por detrás a Cissé, y los simpatizantes del equipo atacante ya gritaban el gol, el arquero metió un manotazo y la sacó del ángulo. Así, del potencial empate rival, comenzaron a venir las jugadas peligrosas para San Cristóbal y la concreción del 3-1 final. Primero, un corner a favor derivo en una serie de remates y rebotes dentro del área rival que derivó en que la pelota quede boyando en la puerta del área y Sampayo meta un fierro remate que impactó contra el palo derecho del arco defendido por el arquero. Pero las carambolas no terminaban ahí y mientras unos no podían sacarla, otros no podían meterla. Cosas de la vida y, también, de un partido de fútbol. La tapada de Cissé, sumado a la casi concreción del tercero, habían destruido las aspiraciones del rival por llegar al empate ya que, a partir de entonces, los nervios se adueñaron de ellos y no pudieron hacerse más de la posesión del balón. Encima, para desgracia del rival, inmediatamente llegó el esperado tercer gol: pelotazo de Zumbo, el 4 queda enganchado, y Rameri se va sólo hacia el arco con la pelota picando. Si bien la jugada pedía pase a la izquierda para la entrada en solitario de Miguez (y, quizás, el delantero haya querido hacer eso), lo cierto es que al delantero le salió un remate tibio que tapó el portero (en las imágenes de la televisión se puede observar cómo la pelota iba al arco y no al otro delantero), aunque dejando un rebote que bien supo aprovechar Miguez para poner el último gol del partido. Un gol que significaba más de lo que decía el marcador: conllevaba tranquilidad, dejar los nervios de lado y ver que el triunfo era una realidad. Además, apaciguó al rival, que no supo qué otro camino tomar, y que sólo pudo probar con un remate débil y bombeado desde lejos que beso el ángulo izquierdo de Cissé, a pesar de que éste tenía bajo su control lo que sucedía en su zona de influencia.
Eso fue todo. Un partido con un primer tiempo cargado de intensidad y buen juego por parte del equipo, y un segundo en el que, por el desgaste físico, fue necesario sufrir un poco y salir de contra para buscar la victoria. Así las cosas, San Cristóbal consiguió sus primeros tres puntos del torneo que lo ayudan a salir de la zona roja y mirar con más optimismo lo que viene (si las lluvias lo dejan).

jueves, 15 de octubre de 2009

FECHA SUSPENDIDA

Con motivo del día de la madre, la fecha programada para este domingo (en la que San Cristóbal debía jugar su tercer partido correspondiente a la 4° fecha del torneo) ha sido postergada para el domingo 25 del corriente mes.

viernes, 9 de octubre de 2009

EL RINCONCITO DEL CHINO: "Fórmulas, frases y derrotas"

Como cada domingo, me sonó el celular en la puerta de la casa de Anita: “Chino, venite con el auto que no tenemos como ir”, me decía José casi presagiando una jornada nefasta. Despido a Anita a las apuradas y, después de un besito final, me larga una de sus clásicas e inocentes incongruencias. “¡Chau mi amor, hace muchos goles!”… La miro, me muerdo un poco el labio inferior, y le contesto, resignado: “¡Qué goles querés que haga si yo juego de defensor y ni cabecear puedo!”. Ella se ríe sin darle importancia a mis carentes aptitudes futbolísticas y me da un baño de realidad feroz: “Bueno, cagalos a patadas entonces”, me dice, y se va, relajada y liviana, casi en el aire, hacia su domingo casero. Yo, camino al colegio.

A mi encuentro aparecen La Gata, Sandra (la novia), Neme y José. Apretaditos como canelones se meten en mi Fiat 147 y arrancamos. “¿Podes creer que Lucho no quiso que sean mas de tres arriba del auto porque dice que se le caga la suspensión?”, me dice José casi indignado. “Y encima, uno de esos tres era la novia, así que del equipo solo fue uno con él”, completa Neme, desde atrás, ya un tanto sudoroso por el sol de la autopista y la falta de espacio. Seguimos viaje. En la ya clásica congestión de la Gral. Paz me cruzo con un auto conocido. Bajo la ventanilla, miro, y, cuando el conductor del otro coche me divisa, largo un “¡Maeeeestro!” y levanto mi pulgar mientras hago la mímica de un “¿todo bien?”. El del otro auto me mira y lanza su respuesta de auto a auto: “Flaaaaco, ¿cómo andás?”, grita y sonríe ante el desconcierto de unas viejas que lo acompañaban vaya a saber uno a donde. “Este es cliente mío del kiosco, viene todos los días, je”, explico con un orgullo casi absurdo. El único que me responde es José que dice un breve “Ah” mientras los otros ni mosquean y siguen mirando embolados por la ventanilla.

Llegamos sobre la hora al Cirse. Nos empezamos a cambiar y, a los pocos minutos, sucede lo que denominaremos como “Momento San Cristóbal” del día. De pronto, como si nada, aparece El Bambi caminando al tranquito, derechito por la línea de cal de la cancha y con la expresión del “Perro arrepentido” del Chavo del 8.

Chino: ¿Qué pasa Bambi, todo bien?
Bambi: Si… lo que pasa es que no tengo ‘shortcito’.
Chino: ¡¿Cómo que no tenes ‘shortcito’, boludo?!
Bambi: Armé el bolso ayer y me olvide de ponerlo.
Chino: Pero si lo armaste un día antes, con todo el tiempo que tuviste, ¿¡te olvidas el short?!
Bambi: Si, ya sé… Bueno, de última corto éste y listo…
Chino: (Lo miro bien. Tenía puesto un pantalón largo Adidas original, un toque viejo pero en excelente estado) ¡¿Vos estás loco?! ¿Cómo vas a arruinar un pantalón Adidas? ¡Anda a pedirle a cualquiera que te preste uno!!!

Y se fue, despacito y preguntándole a todo ser humano que pasaba por delante suyo si tenía un pantalón corto de más. Incluso, ya de lejos, pude escucharlo preguntar: “Jefe, ¿adelante de todo venden pantalones cortos?” (estimo yo que haciendo referencia al buffet que hay en la entrada del club).

………………………..

Para decirlo con todas las letras, el partido fue una reverenda poronga. En realidad, para nosotros fue una poronga porque jugamos horrendo y perdimos. Pero, a pesar de eso, hay tres cositas para destacar. Por ejemplo, otro gol absurdo que nos meten.

LA COCINA DEL CHINO - Hoy: “Fórmula para el gol boludo de cada domingo”:
Vierta sobre el campo de juego los siguientes ingredientes: Un pelotazo llovido + la acción del viento cruzado + una cancha en mal estado + el calculo de tiempo y distancia de Cissé + una defensa estática + un delantero veloz = Gol pelotudisimo a los 5 minutos de juego... Créanme: ¡es infalible!

En criollo: Pelota larga y alta, Cissé la quiere embolsar, no puede, se le escapa, todos miran pero nadie marca… Gol de un delantero que siguió la bocha y la empujo en el punto penal.

Otra perlita para destacar fue LA MEJOR JUGADA DE TODOS LOS TIEMPOS:
Creo que ni Angel Cappa con su ‘tiki tiki’ soñó una jugada así: saque de arco rápido para Neme, quién, atorado, se la deja a José. Este toca para el Chino, que, también presionado, devuelve para José; y éste de nuevo con Neme. Neme escala unos metros, toca para Jero, el petiso para La Gata, éste para Sergio, de ahí para Nico Z, de Nico para Bambi y de nuevo para Sergio que manda la bocha a La Gata que la para, le da duro y de lleno dentro del área, y el balón, traicionero y desagradecido por el increíble e irrepetible trato que le dimos, besa el ángulo y se va afuera…
Fueron pases cortos y precisos, en los que ningún rival pudo tocar la bocha y donde casi la totalidad de nuestro team hizo danzar la globa entre sus polvorientos botines.

Merecía ser gol, sin ningún lugar a dudas señoras y señores. Si alguna vez cumplo mi sueño y hago un gol de cabeza, recién ahí tendré algo que contarle a mi futura descendencia (si es que alguna vez tengo, je). Pero si eso no sucede, entonces estoy en condiciones de decir que el fútbol me ha negado el domingo pasado la chance de rememorar por el resto de mi vida aquel gol histórico que con mil y un toques consiga la gloriosa escuadra albiverde.

Por último, CHINO VS BAMBI
Se escapa el partido y la chance descontar el 2 – 4 casi lapidario. El Bambi, hábil volante ofensivo de nuestro querido rejunte, la dominaba a la salida de un corner. La tiene, la pisa, amaga, intenta escapar y la pierde. En ese momento, el Chino, endeble pero noble defensor, estalla como pocas veces en un grito desgarrador: “Maaaaandaaaalooooo” se escucho en todo el predio del Cirse y del otro lado de la Gral. Paz. Y, por supuesto, el Bambi contestó con el orgullo herido: “¡Vení a cabecear entonces! ¡Están todos defendiendo y no hay nadie en el área!”. Cuando nuestro querido defensor divisó el área rival, pudo comprobar la veracidad de los dichos del Bambi, por lo que, de ahora en más, y a pedido de su público (¿?), irá a buscar todos y cada uno de los corners que caigan en el área contraria (todavía no se sabe bien para qué, pero que irá, ¡irá!).


FRASES FINALES:
Chino a José, en el segundo tiempo, perdiendo 2-4 y recordando que había dejado de ir a ver el clásico entre San Lorenzo y River por jugar para el albiverde: “Si San Lorenzo juega otro clásico un domingo que juegue San Cristóbal, no vengo ni en pedo José, olvidate”.

Neme y José, en el primer tiempo:
Neme: Tengo la garganta seca, me cuesta respirar.
Jo: Es por el calor, ahora le pido al árbitro que paremos a tomar agua
Neme: No, que calor, ¡es por la resaca!

Sergio a un rival:
Se estaban manoteando Lucho y mil rivales hasta que finalmente hizo parejita con uno y no pararon de decirse de todo por un buen rato. En una pelota parada a favor de San Cristóbal, y con nuestro volante izquierdo a las puteadas con el rival, fue que el artillero se hinchó las pelotas y decidió cortar por lo sano: “Flaco, por que no le pedís el número de teléfono y siguen discutiendo después del partido, eh”…De más esta decir que esta frase, supuestamente pacificadora, solo generó un revuelo mayor que también lo incluyo a él.

Y así me despido hasta la próxima semana. Ojalá que no se juegue, es finde largo y estoy contracturado che, no jodamos… ¡Saludos sancristobaleanos!

martes, 6 de octubre de 2009

Tabla de Posiciones


FECHA 3: San Cristóbal 2 - Mariano Acosta Team 4


Segundo partido del equipo, segunda derrota (NdeR: el partido correspondió a la tercera fecha del certámen y no a la segunda como se preveía ya que San Cristóbal había quedado libre en la primera jornada). Frente a todos los pronósticos previos al comienzo del torneo, San Cristóbal comenzó el mismo con el pie izquierdo y hoy se encuentro inmiscuido en el fondo de la tabla con otro equipo que no estaba acostumbrado a ello: Led Zeppelin. El presente del equipo lo muestra mermado en todas sus líneas, con niveles físicos y técnicos por debajo de lo que se demostró en el torneo anterior. Ante la falta de entrenamientos, el equipo espera que el tiempo acompañe en los siguientes fin de semanas para así poder agarrar ritmo futbolístico y que el equipo vaya mejorando de forma gradual. Por lo pronto, nos detendremos en relatar lo sucedido el último domingo en la segunda derrota del equipo.
Mariano Acosta Team, nuestro rival, llevaba con dos derrotas en la misma cantidad de partidos. San Cristóbal, a su vez, llegaba con una eximia derrota a cuestas (1-2) frente a un rival parejo que ya nos había vencido en el torneo pasado. Las apuestas (según fuentes de las empresas más importantes de apuestas deportivas en Internet) indicaban el favoritismo del verde y blanco. Pero los diagnósticos fallaron y San Cristóbal volvió a su santo barrio con una derrota inesperada que dejó a sus jugadores con una desazón inexplicable e indescriptible en palabras; tan sólo con ver las caras apenas finalizado el partido, sin ganas de nada (ni de discutir, ni de echar en cara errores, ni de putear), reflejaban cuán hondo había calado esta derrota. El 4-2 en contra fue un baldazo de agua fría que nadie esperaba, y en el que se vieron reflejados muchísimos errores de conjunto e individuales.
La tarde, muy calurosa, era acompañada por fuertes vientos que presagiaban que iba a ser un partido complicado tanto para defensores como para arqueros primordialmente. Los asistentes al cotejo (alrededor de 30 personas) ya se ilusionaban con un cotejo en el que se harían presente los errores y, con ellos, varios goles. Y así fue. Apenas comenzado el partido, el rival se adueño de la pelota y la hizo circular. Con precisión en los pases, llevó la pelota de una orilla a la otra en mitad de cancha para ganar en confianza y analizar cómo se paraba San Cristóbal. En eso, a los dos minutos, llegó una falta en mitad de cancha. El mejor defensor rival (uno alto, con algunas rastas perdidas en la cabellera), acomodó la bocha y metió un pelotazo largo y frontal con destino al punto penal. Sin rivales que fueran a atorar decididamente (no había densidad ni de delanteros rivales ni de defensores propios), el arquero Cissé se predispuso a cortar el envío de arriba, pero...el viento le cambio los planes y, con ello, su confianza para el resto (la totalidad) del partido. El envío, justo antes de descender, se frenó en el aire y cambió los cálculos a último momento. El arquero, que la esperaba arriba, se arrojó hacia delante para embolsarla en última instancia pero la inaptitud y la sorpresa de lo ocurrido provocó una mala intervención que le dejó la pelota boyando en la entrada del área al delantero rival que se asomó, casi como quien no quería, a ver qué pasaba por ahi. Tan sorpresiva fue la jugada que el atacante apenas la tocó y la pelota fue pidiendo permiso hasta encontrar las redes; tan sorpresiva fue la jugada que el delantero, sin explicarse mucho lo sucedido, apenas si atinó a gritar el gol. Era el 1-0 para el rival apenas comenzado el partido y tras un error garrafal del portero, quien está viviendo un comienzo de torneo tétrico. No obstante los hechos, el equipo trató de darle confianza a su guardameta y rápidamente puso las cosas en su lugar: La Gata y Lucho se juntaron por izquierda, y éste último metió un zapatazo de 30 metros que se le coló por el medio al arquero: otra vez, entre un arquero y el viento (en esta ocasión, a favor del remate), ayudaban a la concreción de la nueva conquista. Así las cosas, a los 5 minutos de partido, el mismo se encontraba empatado en uno y con puntos en común: los tremendos errores de los porteros con la complicidad de las condiciones climáticas.
El empate caía como un suspiro para Cissé, quien quería olvidar lo sucedido y tomarlo como experiencia para próximas llegadas del rival al área. Además, el equipo comenzaba a funcionar como se esperaba y manejaba la pelota. Los artifices del gol, Lucho y La Gata, se hacían de la pelota y la hacían circular con criterio. Nico y Bambi se mostraban y la pedían, Sergio la aguantaba y Jero no encontraba su lugar en el círculo de juego. En eso, a pesar del dominio verde y blanco de las acciones de juego, salió una contra rival: el mediocampo habilitó al veloz wing izquierdo que, primero dejó desairado a Leonardo Jakob, y segundo mandó un centro mordido que parecía fácil para el rechazo de la defensa. Pero Sese le erró en el mismo, dejando la pelota muerte y mansa para la entrada del mediocampista que entraba sólo por la puerta del área, sin que lo acompañase en la marca ningún volante de San Cristóbal. El rival se acomodó y sacó un latigazo rasante al primer palo que, a pesar del estiramiento de Cissé, se convertía en el segundo gol. Nueva ventaja para el rival y de vuelta a empezar. Nuestro equipo siguió intentando con las mismas armas: pelota al pie, tratando de hacerla circular, pero sin tener punch ofensivo. La Gata trataba de ordenar al equipo e indicaba lo que había que hacer para vulnerar a la defensa. Pero, un nuevo contraataque rival casi echa por la borda todo lo que intentaba el equipo en ofensiva: una salida rápida del rival, esta vez por derecha, con un pase entre líneas para el punta de ese sector, lo dejó sólo frente al arquero sancristobaleano. El delantero, mirando al arquero, le entró cruzado y algo mordido a la pelota y Cissé, aguardando hasta el último segundo para moverse, la sacó estirando su pierna derecha. La pelota quedó, traicionera, en el área, por lo que el Chino completó reventándola a cualquier parte. Casi era la ampliación de la ventaja rival. Pero, en eso, promediando la media hora de juego, buenos toques en el mediocampo desembocaron en una hermosa habilitación, en tres cuartos de cancha, del Bambi para La Gata, quien entró con un rayo por el medio del área, dejando atrás la línea defensiva rival, y, enfrentando al portero, definió mano a mano para sellar el momentáneo empate. Una vez más se lograba igualar el juego y la percepción de que era un partido ganable si se mantenía la concentración ganaba en acciones.
Quedó tiempo, en esa primera parte, para algunas aproximaciones más de San Cristóbal al arco rival, entre un par de remates de larga distancia que quisieron aprovechar el viento a favor pero que se fueron por encima del arguero, como así también la jugada más clara que hubiese desembocado en el 3-2 a favor: corner desde la derecha que culminó con un cabezazo de La Gata ingresando por el segundo palo que se colaba en el ángulo pero que encontró la cabeza salvadora de un defensor rival. Mariano Acosta Team estaba a punto cachetazo y el pitazo del árbitro para indicar el fin de la primera etapa le vino como anillo al dedo.
El segundo tiempo fue absolutamente otro cantar; otra fue la historia. El dominio de principio a fin fue de los rivales, tanto de pelota como de las situaciones de peligro, que luego se vieron reflejadas en el marcador. No obstante, San Cristóbal tuvo sus (ya) clásicas jugadas de peligro (que no aparecen en demasía, pero que siempre dejan algún mano a mano) que se malogran o malgastan. ¿La clave? El resto físico rival, que les permitió no sólo mantener un orden sino parecer aviones frente a barcos cargueros nuestros. Importante para esto fue también que los rivales hicieron varios cambios en el entretiempo para renovar el aire, mientras nuestro San Cristóbal tuvo que jugar con los mismos 11 jugadores en todo el partido por desinteligencias/irresponsabilidades/incontingencias. Además, respecto al juego, el equipo mantuvo una falla estructural que había mostrado en toda la primera parte: la fragilidad en la marca del mediocampo, el cual resultó ser un peaje con las barreras abiertas para el rival, los cuales penetraban como querían en el medio sector. La manutención de este error, sumado a la citada merma física, fueron mucha ventaja para el rival, el cual, en casi todos sus ataques, contaba con mayoría numérica, por lo que el nuevo desnivel en el marcador se veía venir. Así fue que un gran centro desde la derecha encontró la cabeza del wing izquierdo, quien le ganó el salto a Leo Jakob y cruzó un fuerte y ubicado cabezazo a contrapierna del arquero, quien no pudo hacer nada. Otra vez, el rival se encontraba en ventaja (otro error de San Cristóbal desde mediados del torneo pasado: cuando se logra empatar los partidos, falta inteligencia -más que nafta- para ganarlos y se termina perdiendo). El rival ya conocía los defectos de San Cristóbal y buscaba agudizarlos. Pero, como dijimos, nuestro equipo siempre se encuentra con algún mano a mano luego de una embarullada jugada: en esta ocasión, Jerito tuvo tiempo, espacio y distancia frente al arquero, en un clarísimo mano a mano que lo encontró con pelota dominada con varios metros de recorrida, para definir donde quería. Pero decidió amagar antes del remate, el portero ni se movió y eso desubicó a nuestro N°5 quien definió nervioso con un toque displicente al bulto, facilitandole la tarea al rival. Dicha acción fue reflejo del partido del chiquitín: pocas veces (por lo menos, yo no recuerdo) habrá tenido partidos así de malos, enemistado con la pelota, embarullado, sin soltarla a tiempo y errando un fácil mano a mano. Encima, como también pasa habitualmente, luego de una jugada en la que el verdiblanco pudo haber conseguido su conquista, vino el mazazo: la jugada inmediata mostró un masivo contraataque rival, que entró al área como quiso, tocó la pelota dentro de ésta de un lado a otro, remató un par de veces y los rebotes le quedaron en la misma zona de peligro, hasta que la pelota fue abierta a la derecha del área, y el mediocampista, en posición de delantero, se sacó de encima a Neme con una gambeta corta hacia la derecha, y sacó un fuerte remate que fue amortiguado por Cissé pero que no bastó para sacar el remate a quemarropa (aunque algo más pudo haber hecho el portero). Era el 2-4 y, a partir de allí, se apagaban las ilusiones del equipo y se encendía la luz de alarma.
Quedó tiempo para un par de jugadas claras para ambos lados. Por su parte, San Cristóbal tuvo un tiro libre en la media luna, el cual fue ejecutado por Nicolás Zavadil. El tiro, algo mordido, al palo del arquero y con baja dirección, se desvió levemente en un integrante de la barrera, lo que no impidió cambiar su trayectoria, por lo que el arquero, arrojándose, sacó el envío para un costado. Otra a favor de San Cristóbal fue, en palabras del Chino a posteriori de la misma, la "mejor jugada de la historia" del equipo: en una triangulación exquisita por izquierda entre varios jugadores (Miguez, Parras, J. Jakob, entre otros), el equipo fue tocando a pura pared hasta que La Gata penetró con un pique corto y sacó un poderoso remate que se fue apenas por encima del ángulo superior derecho del arquero. Un jugadón que merecía el gol. A su vez, Mariano Acosta team también tuvo sus chances de ampliar el marcador: en primera instancia, un corner desde la izquierda, que fue peinado en el primer palo y que encontró al alto defensor rival(citado en la primer jugada del partido) ingresando por el segundo palo y definiendo inexplicablemente afuera, a centímetros del palo izquierdo de Cissé. En segunda instancia, un remate desde la puerta del área por parte del hábil volante derecho que fue mandado por Cissé al corner.
Jugadas más o menos, el partido mostró a un San Cristóbal enviciado en viejos errores, pero profundizados, por lo que no logró sacar adelante la desventaja final y se fue con las manos vacías. El próximo partido, frente a otro nuevo rival (Del Parque), esperemos que encuentre al San Cristóbal que todos queremos. Hay que mejorar en todos los aspectos del juego, tanto colectiva como individualmente.

lunes, 21 de septiembre de 2009

EL RINCONCITO DEL CHINO: "Un arquitecto incorrecto, un chino amarillo y un arquero en su laberinto"

Como todos los domingos, me di cuenta de lo tarde que era cuando me llegó el tradicional mensaje puteador al celular: “Chino, te estamos esperando sólo a vos, ¡vení de una vez, la puta madre!”. El encargado del ultimátum esta vez fue Nacho. Largue el café que estaba tomando y salí con mi velocidad habitual (todos saben cuál es) hacia el Colegio Manuel Belgrano.

De lejos se veían dos coches: el de José y otro que no conocía. Saludé a los pocos que se habían quedado esperándome y nos subimos al móvil. Mientras encaraba hacia el 405 de Jo, me di cuenta que todos se montaban al otro (la rural 505 de la nueva incorporación del team, Pablito León), por lo que me avivé que el Sese-móvil quedaría anclado en el glorioso barrio de San Cristóbal y que debía seguir a la manada.

El coche por dentro me recordaba al Ford Fairlane de mi tío de Balcarce: larguísimo, un tanto cagado a palos, con una trompa interminable y ese olor a auto de batalla que pensé que solo tenían los coches de las zonas rurales. “¿Esto sirve che?”, le pregunté a Pablo mientras levantaba un estéreo añejo debajo de un asiento. “Eh… si… a ver, dame” me contesto dubitativo el chofer como si hiciera años que no ponía música en el auto, mientras José, ocasional copiloto, esperaba deseoso escuchar algunos acordes de La Nueva Luna.

En la autopista había sol y en el auto espacio de sobra. Íbamos 5 tirados como si fuéramos en el micro de la Selección. Al toque empezaron a surgir los temas. El primero, inevitable, fue la ausencia de Neme. “¿Como es eso del tatuaje?” les pregunté mientras sacaba la vista de la ventanilla. “Parece que el gordo huevón, como se recibió de arquitecto hace poco, se tatuó la palabra “Arquitecto” en la pierna el viernes y le recomendaron que no juegue al fútbol”, me contestó Nico Z. “¡Dale, me estás jodiendo! ¿En serio? ¿Qué tiene que ver eso con el partido?”, retruqué. “No sé, pero parece que también se escribió al costadito de “Arquitecto” la frase ‘De tus lados incorrectos’… no sé que carajo será todo eso”, completó Nico Z levantando los hombros desconcertadamente. “¡Ah bueeeno! -contesté incrédulo-, como la canción de Calamaro… está desquiciado el gordito, y encima se amariconó y no viene a jugar, ¡ja! Cuando lo vean, le van a pegar un gaste bárbaro pobre”. José, que no participaba, largó una carcajada y preguntó dándose vuelta: “¿Ustedes de verdad le creen todo eso?... Para mi, Neme se puso re escabio en Dolly’s, se enamoró de una trola (NdeR: No sería la primera vez), se tatuó el nombre en la pierna y ahora le da vergüenza mostrarlo”. “Claro –contesté-, mira si se va a poner todo eso en la gamba, es una pelotudez… ¡el gordo se fue de putas y se escribió Jennifer en la pata y ahora no la puede arreglar jajaja!”

Y así siguió el viaje hasta el Cirse, surcando los temas mas importantes de la actualidad como la Selección y la inminente citación de Jero –nuestro jugador estrella- como parte del plan maradoniano para llegar al repechaje con Costa Rica, probando todos los jugadores habidos y por haber; y la importancia de tener jugadores ignotos que la terminen rompiendo para ser un groso en el Gran DT: “Ojo que yo puse a Montiglio, eh” dijo Sergio, artillero del albiverde, confiado en dar el gran golpe.

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Como siempre que voy a algún lado, llegué (llegamos) último(s). Los pibes ya se estaban cambiando o elongando, todos menos Giampol, que fue a “ver el partido” pero vestido de jugador de fútbol…“Lo que pasa es que jugué ayer un partido de once, hoy hace un rato jugué otro y no se…estoy un poquito cansado”, esbozó una excusa el robot sancristobaleano. “¡Jajaja, si vas a terminar jugando como siempre, idiota! ¡Si venís a ver, no te quedas en pantalones cortos y remera de fútbol, salamín!”, le gritaron desde la puerta del vestuario. JP se rió como cuando descubren a un nene robando un caramelo y fue mentalizándose para lo que venía.

Empezó el partido (obviamente, con Giampol de titular) y mi misión era clara: en primera medida, recibir una amarilla digna –como ya expliqué en entregas anteriores, nunca me habían amonestado-, y, en segundo término, cabecear una pelota que venga a más de 5 metros de altura. Como el tema del cabezazo lo pude resolver sin problemas ni bien empezó el partido con un buen rechazo que vendría a unos 7 u 8 metros de altura, me concentré en la amarilla. La primera chance de amonestación la vislumbré en una de las primeras jugadas, cuando el 7 rival tiró una bocha larga y yo fui al piso a barrer todo lo que se ponga delante. Pero el wing izquierdo también se tiro al piso, chocamos y al final le robe la bola limpia. Entonces no tuve mas remedio que esperar la chance propicia. Aguardé, sin pegar ni levantar la perdiz, hasta que al final llegó...Hago un lateral en tierra enemiga, la recibe uno nuestro y la pierde. Bochazo largo al lugar donde debía marcar yo y el 9 recibe solo. El tipo es grandote, un poco más alto que yo y me lleva al menos 10 kilos. Lo miro desde atrás. Se va. Solito y sólo se va… lo corro, me pongo a tiro, casi que me roza con los talones en las rodillas y lo veo a José que viene de frente, acercándose desesperadamente para cruzarlo. Entonces pienso que la jugada está resuelta, “lo cierra Jo y listo”. Pero no. No la podía dejar pasar. En esa milésima de segundo pensé que quizá ya no habría una chance mejor para pegar la patada que tanto estuve esperando dos semanas. Y me tiré. Desde atrás, con la intención, la decisión y la fuerza necesaria para tirarlo a la re mismísima mierda y rebosarlo en una tonelada de tierra. La polvareda del nueve rodando en el piso fue como la de una demolición. Me levante sin mirarlo y corrí hacia el área mientras escuchaba al referí: “Diecisiete, diecisiete, está amonestado diecisiete”. Como diría Borat: “¡Great Success!”.

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El segundo tiempo trajo algunas perlas más. La primera fue el golazo de Sergio, con una asistencia con pie de cristal a cargo del Bambi, que empató el partido. Pero la segunda fue la más rutilante, insólita y bizarra imagen en la era del fútbol once de los muchachitos surgidos de San Cristóbal. Resulta que a nuestro genial guardameta, el indescifrable Cissé, se le dio por jugar a la ruleta rusa con el resultado y con los nervios de todo el equipo. La cosa fue más o menos así: vino un bochazo largo al área, aparentemente pedorro e intrascendente porque no había rivales en las cercanías del arco y por la poca potencia y mucha elevación del envío. Pero… siempre hay un pero en este bendito equipo. El guardián de todos los sueños sancristobaleanos puso las manitos como si fueran de madera balsa y, obviamente, la pelota se amortiguo un poco pero siguió viaje hacia el arco. Cissé, con la cara iluminada por una palidez casi transparente, tiró el manotazo, tocó la pelota, y ésta dio en el palo derecho, picó en la línea y rodó por ella dando alegres saltitos ante la desesperación del malogrado arquero que corría tras ella como si su vida dependiera del destino de esa jugada… “¡GOL, GOL, GOOOOOOOL!” gritaban ellos, desaforados, desde afuera y casi en la oreja del línea. “¡EEEEH EEEEYY, NO ENTRO, NO ENTRO VIEJO!” se desgañitaba Nico Z desde el banco, fumando un pucho y revoleando los brazos de un lado al otro como quien pide auxilio en una isla desierta. Finalmente, y luego de 3 segundos interminables, Cissé capturó la bocha y así como la agarró la tiró a cualquier lado como si fuera una granada sin seguro, aunque luego aclararía que quiso “salir rápido de contra mientras los rivales estaban desconcentrados”, cosa que casi nadie le creyó. Ellos seguían puteando y reclamándole al línea y al árbitro. El uno albiverde, esta vez, salvó la cabeza por poco en la ruleta rusa.

Lo que quedo de partido fue para el olvido. Se jugó poco y se raspó mucho, lo que no alcanzó para defender el puntito, el cual se fue después de que el 9 rival ajusticiara por segunda vez a Cisse en otro mano a mano.

Volvimos a la rural 505 abatidos, una vez más. Ya no nos acordábamos del tatuaje de Neme, no nos reíamos de la citación de Jero a la Selección ni del Gran DT. Ahora el 505 era como un gran barco que se hundía entre las puteadas de José, el silencio de Pablito León y mis explicaciones tácticas incomprensibles. En la semana pensé en ponerle la calcomanía con el escudo del San Cristóbal Fútbol Club a mi humilde Fiat 147… me parece que no se lo voy a poner un carajo porque, si algún vecino futbolero se entera que representamos así al barrio, me va a cagar a patadas el coche…